Capítulo 29

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Miro de reojo a Noah, lo han puesto en una silla y han atado sus manos y pies. No se porqué pero a mi en cambio solo me han dejado sentada en otra silla, sin atarme.

Samuel nos a traído a la mansión y nos encerró en la última habitación del pasillo.

Eso me deja más tranquila, se que estando aquí no nos hará nada. Me pregunto si Dave podría vernos a través de las cámaras, si estarían buscándome.

En cuanto sale de la habitación el tipo que antes me había estado apuntando con un arma, me acerco a Noah. Me arrodillo delante de él, sus ojos se llenan de lágrimas.

— No llores —susurro, pero al igual que él mis ojos se han llenado de lágrimas. Llevo mis manos a sus mejillas— Estás vivo... temía que te hubieran echo algo por mi culpa.

— Estoy bien, supongo —lo escucho, pero mi atención está en quitarle los amarres de las manos y los pies— Tú estás diferente.

— Me he puesto unos lentes de contacto —intento bromear, pero mi voz se escucha entrecortada. Lo miro— ¿Te han tenido todo este tiempo aquí?

— No lo decía por eso, es como si tú aura fuera otra —suelto sus manos, las tomo para revisar sus muñecas. Están amoratadas— Gala ¿Te han hecho daño?

— Dios, Noah. Ahora mismo yo soy lo que menos importa —muerdo mi labio inferior, se ve demacrado— Necesito saber si te han hecho algo. ¿Te han dado de comer? ¿Te han amenazado? —intento desatar sus pies pero es imposible.

En ese momento la puerta se abre, es Samuel. Cierra la puerta de él y se cruza de brazos. Se ríe de mi cuando me ve arrodillada. Me pongo de pie.

— Tú hermanito está bien —toma la silla en la que antes estaba yo y se sienta cruzando sus piernas, una encima de otra— Yo pensaba que tu debilidad era Cayden Michelson.

— Déjate de rodeos, Samuel —murmuro con desdén— Es obvio que me trajiste aquí con un propósito. ¿Cual es?

— Tan directa mi querida sobrina —saca un cigarro de su chaqueta, lo deja entre sus labios y lo enciende. Deja salir el humo mientras se acomoda en la silla— vayamos al grano. Te daré lo que según tú te pertenece, si me dices donde está todo el dinero de los negocios sucios de tu papá.

— ¿Y que me garantiza que una vez lo tengas me dejarás en paz? —me cruzo de brazos— ¿Que ganas con todo esto? —lo miro a los ojos— Dinero tienes, propiedades tienes y también tienes tus aliados. 

— No todos los aliados que necesito —murmura después de darle otra calada al cigarro— Mi querido hermano se encargó de dañar mi imagen con nuestros socios, jugó sucio —se pone de pie— Y todo por la zorra de tu madre.

Levanto la mano dispuesta a pegarle, pero Samuel toma mi mano con fuerza.

— No vuelvas a referirte así sobre mi mamá —nos desafiamos con la mirada— No te daré algo que no te pertenece —me mira furioso y me empuja con tanta fuerza que termino en el suelo.

— Entonces tú tampoco tendrás nada —saca un arma y la carga— Y te quedarás si tú hermano de paso —apunta el arma a Noah.

— No te atrevas—Samuel no me responde, se escucha un disparo que retumba por toda la habitación. Miro rápidamente a Noah, tiene los ojos cerrados, cuando los abre me mira. Ambos nos cercioramos de que ninguno de los dos haya recibido ese disparo.

Miro a Samuel que sonríe malicioso, a disparado al techo.

— El próximo quedará entre el medio de las cejas de tu hermanito —se agacha para ponerse a mi altura— ¿O debería decir tú enamorado? ¿Ya le contaste a él que te comprometiste con un enemigo de la familia?

Mi Destino © +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora