Aunque el sol estaba en su mejor momento, para mi el día se había convertido en uno gris, sin vida. No veía nada bonito a mi alrededor.Delante de mi habían dos lapidas con los nombres de Nidia y Nicolás.
Una pequeña lágrima rueda por mi mejilla derecha, la cual quito lentamente. Mis ojos dolían, la vista la tenía un poco nublada. Al ver que alguien se acerca bajo un poco más la gorra para ocultar mi rostro.
— Sabía que estarías aquí —Lorenzo se detiene a mi lado— Gala... —suspira—Llevas una semana viniendo día por día, no estás comiendo, no duermes bien, pareces un zombie y cuando creemos que volviste, solo empiezas a tirar todo.
Me quedo en silencio.
— Mi niña —me toma de los brazos y hace que lo mire, rápidamente desvío la mirada— Entiendo que estás pasando por un momento muy duro, pero te necesitamos fuerte.
— No lo entiendes —me suelto de su agarre y esta vez si lo miro directo a los ojos— Perdí a mis padres siendo una niña que no sabía de nada de este maldito mundo. Mi familia me abandonó, no querían saber nada de mi y luego llegaron ellos, Nidia... y Nicolás —me cuesta un poco nombrarlos— Ellos son mi familia y los perdí.
— Gala...
— ¡Los mataron por mi culpa, Lorenzo! —aprieto los puños— Por querer recuperar el único recuerdo que tengo de mis padres ¿Ya entiendes la gravedad del asunto? —baja la mirada— Estoy perdida. Sin dinero, sin ambas familias y con enemigos ¡Que yo no quería tener! —sollozo— Encima... Noah sigue sin reaccionar.
— Ven aquí —intenta abrazarme pero me alejo— Gala...
— Yo necesito estar sola —intento pasar por su lado, pero Lorenzo me lo impide— ¡No quiero nada de esto! Que se queden con todo lo que les pertenece a mis padres.
— Es que ya no les pertenece a ellos, te pertenece a ti —intenta hacer que entre en razón— no puedes darle el gusto de verte renunciar.
niego con la cabeza, esta vez paso por su lado dejándolo atrás. Lo escucho llamarme pero ahora mismo no soy capaz de seguir con esta conversación. Cuando salgo del cementerio me encuentro con Cayden, está apoyado contra un auto. Lleva las mangas de su camisa remangadas en sus codos y entre sus labios lleva un cigarro encendido.
Cuando levanta la mirada me detengo, de alguna manera cada vez que me mira a los ojos mi corazón se acelera.
Cayden se acerca a mi, cogiendo entre sus dedos el cigarro.
— Gala...
— No quiero hablar con nadie —intento pasar por su lado pero toma mi mano impidiendo que siga— Suéltame Cayden.
— Deja de evitarme, llevas todos estos días haciendo eso —tira el cigarro y con su zapato lo pisa— Ven, te llevaré a casa y hablamos.
— Ya te dije...
— Vámonos antes de que salga Lorenzo.
Sin darme tiempo a reclamar me lleva hasta el auto en el que estaba recargado y me hace entrar, veo como prácticamente corre al lado del conductor. En pocos segundos lo pone en marcha y acelera, alejandonos rápido del cementerio.
— ¿Por qué parece que te ocultas de Lorenzo? —lo miro.
— De él no, Gala —murmura— He tratado de hablar contigo todos estos días sobre lo qué pasó.
— No hay mucho que decir.
— Claro que si —dice como si estuviera enojado conmigo— entiendo que estes triste por todo lo que tus padres adoptivos, pero ¿Haz pensado en que alguien cercano fue quién dió información? —lo miro con atención— Alguien que estuvo en la oficina ese día que dijiste que ellos podían tener esos documentos, fue quién mandó al asesino.
— O dió información a quién quiere deshacerse de mi y que no consiga las pruebas suficientes —murmuro— Pero ahí solo estábamos tu padre, Lorenzo, tú y yo... ¿Tú crees que..?
— No lo sé —niega con la cabeza— También estaba la secretaria y su ayudante.
— Pero ellos no estaban al tanto de lo que pasaba ¿o si?
— De lo que íbamos hablar en ese momento, no —veo como apoya su codo en la ventana y lleva su mano a su barbilla.
— No creo que Lorenzo sea quién hizo eso —niego con la cabeza— es quién a logrado que llegue hasta donde estoy.. quién... quién me habló de mis padres.
Cayden va deteniendo el auto poco a poco, hasta aparcarlo a un lado de la carretera. Deja el auto encendido y aún desde su asiento se voltea un poco para mirarme.
— ¿Que quieres decir con que te habló de tus padres?
Muerdo mi labio inferior, me quito la gorra y paso una mano por mi cabello.
— En el accidente que mis padres murieron... yo perdí la memoria. Perdía el 95 por ciento de ella.
— No lo entiendo —niega con la cabeza— Como es que volviste y recordabas a todos. Cuando llegaste a la fiesta parecías muy seguro de recordar a tu familia.
Después de tomar aire e intentar todo los nervios a un lado, empiezo a contarle todo, desde el día que desperté en el hospital hasta la llegada de Lorenzo a mi vida. Como fue que supuestamente recordé a mi familia y todo lo demás.
Cayden parecía impresionado con todo, incrédulo.
— ¿Y cómo estás tan segura que no te está usando? —me interrumpe— Es muy extraño que te insista tanto en que recuperes la herencia de tus padres, aún sabiendo quienes son los Young.
— ¿De que hablas? —esta vez soy yo la confundida— Una vez me dijiste que me estaba metiendo en la boca del lobo.
— Tú padre se alejó de tu tío y de tu abuelo porque estaban metidos en algo muy turbio —murmura— y ahora presiento que se quedaron con la herencia de tu padre para seguir en ello —me mira a los ojos— Fue por eso que te dije que te estabas metiendo en la boca del lobo.
— Ellos están detrás del asesinato de Nidia y Nicolás.
— Aún no podemos afirmarlo pero... es una gran probabilidad. Y lo mejor es que no se enteren de la pérdida de tu memoria, no por ahora —apoya su espalda en el asiento, mirando al frente— ¿Por qué no te quedas unos días con tu abuela?
— No quiero ponerla en riesgo, ni a ella ni a mi tía —niego con la cabeza, hace unos días envié a mi guardaespaldas con ellas. Ahora con el allí y dos compañeros más, estoy más tranquila porque cuidan de ellas.
— Entonces quédate en mi departamento.
— Pensé que te estabas quedando en la casa de tus padres —frunzo el ceño.
— Nunca me lo preguntaste y tampoco es algo que ande contando por ahí —sonríe de lado— Pero desde hace mucho tiempo vivo solo, no podría aguantar todo el show qué hay en esa casa día tras día.
—Entiendo.
— Vamos, cuando lleguemos te llevaré a buscar tus cosas al departamento de Lorenzo —quita el seguro y pone el auto en marcha nuevamente.
— No te he dicho que si —alzo una ceja.
— Yo lo tomé como un si —me mira de reojo, con una pequeña sonrisa en sus labios.
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Mi Destino © +18
RomanceUn accidente cambió por completo su vida. Sus recuerdos ya no estaban. Al cumplir la mayoría de edad fue contactada por alguien, debía volver al que dicen una vez fue su hogar. Ahora debe afrontar la realidad, amigos y enemigos. Un viejo amor y un n...