Capítulo 8

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— ¿Que haces aquí?

Miro a un lado, luego a otro y por último miro a Cayden a ver si es con él con quién habla. Aunque claramente se que me está hablando a mi, solo quiero fastidiar un poco.

— ¿Me hablas a mi? —me señalo.

— No te hagas la estúpida, sabes que te hablo a ti —se acerca dejando que la chica del servicio recoja el plato roto y la fruta que a quedado esparcida por el suelo— No cambias.

Al menos se que mi forma de ser no a cambiado.

— Algunas cosas no cambian, supongo —sonrío— Respondiendo a tu pregunta, tengo cosas pendientes en esta casa —miro de reojo a Grayson, me gusta fastidiar. Ella nota lo que hago.

— ¡Escúchame muy bien lo que voy a decirte! —se acerca a mi furiosa.

— Vengo hablar con él señor Michelson —le interrumpo, ruedo los ojos.

Me doy vuelta para ir a la oficina del señor Michelson, pero mi cuerpo choca con el de Cayden. Cuando levanto la mirada, sus ojos color miel están mirándome fijamente.

— Debería ponerte una demanda, van dos veces que me agredes —Entra las manos en su bolsillo.

— Yo debería de demandarte, pareces un acosador —alzo una ceja.

Una pequeña sonrisa se le escapa, rápidamente la disimula volviendo a estar serio. Se hace a un lado dejándome pasar. A lo lejos escucho como mi ex mejor amiga le reclama a Grayson.

— Sinceramente no se porque tanto show y tanto escándalo, si cuando éramos novios, éramos unos niños —murmuro, Lorenzo que va a mi lado se mantuvo en silencio hasta ahora.

— Porque había un acuerdo —Me detengo en seco, al igual que él.

— De que acuerdo hablas...

— Tú padre y Michelson eran muy buenos amigos, pero más aún lo eran tu abuelo y el abuelo de tu ex. Ellos fueron los que hicieron el acuerdo de que tú y Grayson, una vez siendo mayores de edad se casarían, para unir ambos apellidos y así crear la unión entre familias más poderosas del país.

— ¿Me estás jodiendo? —me rio— Ni que estuviéramos en la era del hielo o algo así.

— Era del hielo, dice —Escucho susurrar a Cayden y luego como se ríe bajito.

— Para nada —niega con la cabeza— Tú padre no estaba de acuerdo, pero en ese tiempo aún no tenía el poder y tú abuelo si, hicieron incluso un contrato, del cual aún no sabemos en dónde quedó.

— Tal vez el abuelo se lo llevó a la tumba —Cayden se une a la conversación, para luego levantar ligeramente la mano sugiriéndonos pasar a la oficina— Eso solo era un juego de nuestros abuelos, era más que obvio que ese jueguito de novios no iba a durar mucho tiempo.

Me quedo en silencio pensando en lo que me a contado Lorenzo, entro a la oficina y me siento donde me indican.

— Gala Young —Michelson se arregla el traje, luego extiende la mano, la tomo como saludo y luego vuelvo a mi lugar— Sinceramente pensé que no te volveríamos a ver.

— No fue el único en pensarlo.

Miro de reojo a Cayden, esta de pie con su espalda apoyada en la pared y sus brazos cruzados. Sus músculos hacen que la camisa se tense. Vuelvo mi atención a Lorenzo y al padre de Cayden, no se cuánto tiempo me quedé observando al rubio que perdí el hilo de lo que estaban hablando.

Vuelvo en si cuando hablan de un testamento.

— ¿De que testamento hablan? —miro a ambos.

— Tú padre dejó un testamento —Responde Alexander Michelson.

Mi Destino © +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora