Capítulo 30

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— No sabes lo que dices —intento disimular mi nerviosismo.

— No intentes mentirme, niña —niega con la cabeza— Soy un viejo que sabe demasiado de esta vida y aunque no lo creas, en esta casa era con quién más compartías en secreto y a quién le contabas todos tus secretos. Para todos siempre fui el viejo gruñón, el malo de la historia. Lo que pocos sabían era de mi relación cercana con mi hijo y contigo. No me importaba lo que pensaran los demás si los tenía a ustedes a mi lado.

— No...

— Fui el primero en saber de tu relación con ese idiota de Grayson Michelson —Se ríe como si estuviera recordando— Por eso hice el trato con mi viejo amigo, el padre de Alexander. Sabia que tu padre no aceptaría esa relación a futuro, pero saliste más astuta que yo. Me usaste para llegar al otro hermano, sin importarte que fuera incluso más mayor que tú.

— ¿Que cosas dices? —pregunto sorprendida, nunca había visto así a Archie. Desde que llegué se a comportado como un viejo amargado.

— Siempre fuiste más astuta que todos —me mira a los ojos, es como si ahora fuera un libro abierto— Cuando llegaste sabía que algo no andaba bien, no me miraste con los mismos ojos. No fuiste mi niña querida, eras otra.

— No se... no se que decirte —murmuro— Se supone que no me quisiste, se supone que no me buscaste porque a ti y a los demás solo les importaba el dinero.

— Lorenzo te mintió todo este tiempo —murmura— ese día del accidente ustedes iban a reunirse conmigo, en la casa de la playa. Harry había descubierto algo que ponía en riesgo sus vidas, sabía que estando a mi lado ustedes estarían seguras. Lo único que le importaba a mi hijo es que su esposa y su hija estuvieran en un lugar seguro —suspira con tristeza— Pero nunca llegaron. Cuando llegamos a la escena ya tú no estabas ahí, según algunas personas que se habían detenido una ambulancia te había llevado al hospital porque era la única que seguía con vida. Pero algo no me cuadraba.

Archie habla con tanta tristeza y rabia, que me es imposible no sentir el mismo sentimiento que él en este momento.

— Te fui a buscar en diferentes hospitales, pero no estabas en ninguno. Alguien te había secuestrado —aprieta sus puños— No te voy a mentir, por un momento me rendí. Mi hijo había muerto, sentí que le había fallado... —se queda en silencio, como si le costara hablar de ello— Intenté buscarte nuevamente pero es como si te hubieran borrado del mapa.

— Lorenzo me dijo que ustedes no estaban dispuesto hacerse cargo de mí, que intento ponerse en contacto con ustedes pero nunca pudo hacerlo —mi voz se entrecorta— Ustedes pagaron una suma alta de dinero para que el orfanato no volviera a ponerse en contacto con ustedes. También me dijo que nunca estuvieron de acuerdo con la relación de mis padres. Me dijo que tú pusiste a Samuel a frente de todo.

— Y tú creíste cada una de sus mentiras... no te juzgo, no sabías nada —habla consternado— te busqué durante mucho tiempo, pero alguien se encargó de borrar hasta la mínima pista que me llevara a ti.

— ¿Sabes quién...?

— Samuel —murmura con dolor— Samuel fue quién dió contigo en el orfanato, fue el quién pagó y fue quién le pagó también a tus padres adoptivos, para que ellos nunca te ayudaran a volver. Pero dinero contra dinero, no se quién puede más.

— ¿Lorenzo les pagó?

— Es lo que suponemos. De otra manera entonces no habrían dejado que volvieras con Lorenzo —mira a un punto fijo en la mesa— Samuel se encargó de mantenerte lejos con el fin de quedarse a cargo de todo, sabe que yo no podía hacerlo, estaba tan sumido en la depresión que no tenía cabeza para nada más. No es fácil perder un hijo y a su familia.

Mi Destino © +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora