Capítulo 10

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— Disculpen la tardanza —entro a la oficina de Alexander Michelson.

Me detengo cuando todos allí se quedan mirándome, me miro y luego a ellos.

— ¿Que? —pregunto, Lorenzo suelta una risita.

— Estás muy guapa, los dejaste sin palabras —me hace una seña para que me acerque, me siento a su lado.

Luego de lo qué pasó en mi habitación, Cayden prefirió irse y dejarme votada en el departamento. Lo mejor de todo es que se fue y en ningún momento me dijo nada, cuando salí me llevé gran sorpresa.

Me he puesto un vestido veraniego corto, holgado abajo, de color azul pastel. Lo que más me gusta del vestido son los detalles que tiene, a los lados de los senos está descubierto y tiene un detalle que divide la parte de arriba con la de abajo.
Dejé mi cabello suelto luego de arreglarlo y me he puesto unos tacones blancos, no tan altos.

He quedado con la abuela después de esta reunión.

— Al parecer los Michelson no pueden dejar de admirar tu belleza —susurra Lorenzo cerca de mi, dándome pequeños codazos juguetones.

— Que cosas dices —susurro. Aún así levanto la mirada, encontrándome con la mirada del rubio. Miro a otro lado— ¿Que está pasando señor Michelson?

— Tú abuelo se adelantó y a presentado el supuesto testamento de tu padre ante una corte—Me acerca un papel, lo tomo— Y nos a mandando este acuerdo con uno de sus abogados.

Leo detenidamente lo que está en el papel, a medida que voy avanzando me siento cada vez más enojada. Levanto la mirada.

— Esto es una mierda —me pongo de pie— Me está tratando como si fuera una adoptada. No, no, no, me está tratando como si no mereciera nada de mis padres.

En aquel acuerdo, Archie dejaba claro que no me daría más que un diez por ciento de la herencia de mi padre. Que según en ese testamento mi padre dejaba todo a nombre de su hermano Samuel, a quién por cierto había dejado como mi tutor. Y que Samuel sería quién se haría cargo de darme mi parte, poco a poco.

— La empresa, la casa, todo lo de mi padre se quedará con ellos según este maldito papel —lo levanto— ¡Es que si fueran personas decentes no me molestaría! ¡Pero son... son unos malditos!

Tiro el papel al suelo.

— Ellos alegan que luego de la muerte de tus padres desapareciste, que abandonaste tus raíces —Alexander prosigue hablando.

— Eso no es cierto, tengo pruebas demás —miro a Lorenzo— Nidia, su esposo y Noah. Ellos saben todo y fueron mi familia adoptiva —vuelvo mi mirada a Alexander.

— ¿Tienes manera de ponerte en contacto con ellos? —Cayden se acerca a mí— Ellos tienen pruebas de la adopción ¿verdad?

— Por supuesto —asiento, tomo mi bolso — Me pondré en contacto con ellos ahora mismo.

Salgo de la oficina, pero no sola, Cayden me sigue. Antes de que salga a una pequeña terraza toma mi brazo para que me detenga.

— Pídeles que te manden las copias por correo, los originales los iremos a buscar mañana temprano —asiento.

— Está bien, dile a los demás para...

— No, esto quedará entre nosotros —Cayden sale a la terraza y esta vez soy yo quién lo sigue.

— ¿Por qué? —me pongo delante de él.

— Gala, estamos hablando de una herencia multimillonaria. Y de unos testigos clave —me mira a los ojos— No me fio mucho, las personas por el dinero y el poder vende su alma al mejor postor.

Mi Destino © +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora