Capítulo 9

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Con el pasar de los días, las cosas se ponen más tensas e insoportables. Patricia había dejado claro que mientras quisiera recuperar la casa de mis padres, me haría la vida imposible.

Al final tuve que buscar donde quedarme porque ella y sus hijos se encargaron de hacer mis días en esa casa un infierno. Incluso llegaron a romper mis cosas, ropa, perfumes, zapatos.

Era mejor mudarme a tener que tirarlo por las escaleras a alguno de ellos, son el mismo demonio en persona.

Lorenzo me dijo que podía quedarme en su departamento, el cual no estaba usando en estos momentos ya que vive con su actual esposa a unas cuadras de donde está el departamento. Yo acepte, todavía no tengo el dinero suficiente para buscar algo de alquiler.

El departamento es muy lindo, ya tengo unos días aquí y me siento muy bien. Lo mejor de todo es que ya no tengo que es escuchar los insultos de Patricia o los gritos insoportables de sus hijos.

Me sirvo el desayuno y voy hasta el balcón, dejo el plato y el vaso lleno de jugo sobre la mesa. Cuando me siento me llega un mensaje al celular, es de Cayden dejándome saber que nos veríamos en una hora.

Dejo salir un suspiro.

Cayden y yo nos estamos llevando como perros y gatos, nunca me había llevado tan mal con un chico como con él.

<< Quizás porque tenemos el mismo carácter >>

Le respondo un simple "Hoy no"

No me responde así que lo tomo como una respuesta de que me dejará en paz, al menos por hoy. Esta semana nos la hemos pasado en reuniones, buscando soluciones, hablando con los abogados de Archie para llegar a un acuerdo.

Pero el viejo desquiciado no quiere llegar a ningún acuerdo, porque según todo le pertenece a él y a su hijo Samuel.

Cuando estoy terminando de comer escucho el timbre.

Me pongo de pie y voy hasta la puerta, seguro es Lorenzo. Viene siempre para saber cómo estoy.

— Buenos días, Loren... —digo mientras abro la puerta, pero me detengo cuando veo que no es Lorenzo que está de pie frente a la puerta.

Cayden me mira serio, con los brazos cruzados.

— Muy ocupada ¿no? —entra haciéndome a un lado, lo miro enojada y cierro la puerta con fuerza— Si sigues así, vas a tener que cambiar la puerta en poco tiempo.

— ¿No me dejarás descansar un día de ti? —me cruzo de brazos.

— ¿Crees que estoy aquí porque quiero?, te recuerdo que trabajo para Lorenzo, buscando una solución a tu grandísimo problema con tu maravillosa familia —sonríe sarcástico.

— Gracias, me siento muy halagada —le respondo de la misma manera sarcástica— ¿Puedo al menos darme una ducha?

— ¿No te haz duchado aún? —hace una mueca de asco.

Tomo un cojín y se lo lanzo, pero perfectamente el lo agarra.

— No tardes por favor.

— Te aguantas, Josefina y yo tenemos algo pendiente —camino hacia mi habitación.

— ¿Josefina?

Josefina, mi vibrador.

Lo escucho preguntar confundido, me rio a carcajadas.

Cierro la puerta cuando entro, empiezo a sacarme la ropa mientras me dirijo al baño. Cuando entro a la ducha pongo el agua caliente y cierro los ojos dejando que caiga sobre mi.

A mi mente llega la imagen del hombre que está sentado en el sofá de la sala, a pocos metros de mi.

Mi mano derecha viaja lentamente desde mis pechos hasta mi zona íntima, muerdo mi labio inferior imaginándome como entra al baño, como se desnuda y luego entra a la ducha.

Siento la necesidad de acercarme y lamer su pecho cubierto de tatuajes.

— Joder —susurro cuando mis dedos llegan a mi clitoris, lo masajeo suavemente.

Jadeo deseosa de más, mi cuerpo desea sentir el suyo cerca.

— ¿Piensas tardar más tiempo ahí dentro?

Me sobre salto cuando lo escucho hablar al otro lado de la puerta, intento cerrar la ducha pero termino resbalando y cayendo de nalgas al suelo de la ducha.

Cayden entra luego de escucharme gritar, por un momento veo como la preocupación se hace notar en su rostro. Toma una toalla y entra a la ducha para ayudarme a ponerme de pie. Enrolla la toalla en mi cuerpo, sosteniéndome muy cerca del suyo.

— ¿Estás bien? —murmura. Pero soy incapaz de responderle, mi corazón late con fuerza— Gala respóndeme, ¿Te haz pegado? ¿Quieres que te lleve con un doctor?

— No... yo.. yo estoy bien —pongo mis manos en su pecho con intención de alejarme, pero no lo hago.

— Joder, que susto me haz dado —suspira.

Siento mis labios resecos, paso mi lengua lentamente por ellos. Sabiendo perfectamente lo que hago, lo miro a los ojos, pero sus ojos están viendo fijamente mis labios. Sus manos que se mantenían estáticas en mi cintura, se mueven lentamente.

— Gala —susurra, su rostro se acerca poco a poco a mi rostro.

— ¿Gala? —me alejo rápidamente cuando escucho la voz de Lorenzo.

Empujo a Cayden dentro de la ducha y salgo como puedo, esta vez cuidando de no caerme nuevamente. Antes de que se acerque al baño saco solamente mi cabeza, puesto que aún sólo tengo una toalla tapando mi desnudez.

— ¡Lorenzo, que bueno verte!

— Ay que susto —lleva una mano a su pecho— ¿Piensas matarme antes de tiempo?

— Lo siento —me río nerviosa— Estaba terminando de ducharme.

— Vine porque no contestas y Cayden tampoco —se detiene junto a la puerta de la habitación— Vi su auto ahí abajo, pensé que estaba aquí contigo.

— Ehhmm... no —niego con la cabeza, justo en ese momento siento como Cayden se pone detrás de mi. Pero aún escondido para que Lorenzo no lo vea. Tengo que juntar mis piernas para evitar la sensación que su presencia provoca en mi zona íntima— Estaba aquí pero salió a comprar algo, dijo que regresaba pronto.

— Está bien, no tardes. Iré adelantándome al bufete de Michelson —asiento, Lorenzo se despide y sale de la habitación cerrando la puerta.

Cuando intento salir, Cayden me detiene tomando mi mano y me pega a la pared.

— ¿Que haces? —lo miro a los ojos.

— ¿Que intentas hacer tú? —murmura muy cerca de mi.

— Nada... todo fue un malentendido —pongo mi mano en su pecho y esta vez si lo alejo.

— No juegues con fuego, que te puedes quemar —se aleja de mi para ir hasta la puerta de la habitación.

— ¿Y si quisiera quemarme? —le pregunto por impulso o tal vez porque si quiero saber.

— Te arrastro conmigo al infierno.

Sale de la habitación.

Mi Destino © +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora