IV. El tiempo de las luciérnagas.

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Capítulo IV.

Hallazgo.

Charles estaba conmocionado tras hablar con su investigador. Solo fue preciso mover un poco aquí y allá para destapar la caja de Pandora. No podía creer los alcances de su hermana, no se sentía preparado para afrontar todo lo que había descubierto. Era cierto que intuía que algo estaba mal, pero no a tal grado de descubrir que la pequeña fortuna que su hermana había derrocha, no había servido para concluir siquiera la licenciatura en diseño de modas. Raven se había quedado en sexto semestre, tras abandonar abruptamente la universidad. Los viajes y el piso de diseño, eran una pantalla para ocultar sus excesos y derroches. Se sentía frustrado ante tal revelación. Cómo era posible que pudiera mantener el control de tres haciendas y no el de su hermana. Y lo peor era lo que ella había hecho tras abandonar sus estudios. Ese hallazgo le había hecho saber los pocos escrúpulos que Raven tenía.

Cuando Erik lo encontró en el despacho, él tenía apretada el puente de la nariz, la cabeza le dolía de un modo particular y sentía que no sabía por primera vez como conducirse ante tal descubrimiento,

—Patrón, – Charles regresó a verlo, —Estuve tocando y nadie respondió. Disculpé por decidir entrar así, – Charles asintió,

—¿Qué sucede Lehnsherr?,

—Saldré con Logan a la ciudad, me preguntaba si se le ofrecía algo, – Charles negó con la cabeza antes de responder,

—No,

—Si necesita algo, solo dígamelo y me quedaré,

—No, Erik. Puedes irte, – este lo observó extrañado tras hablarle por su nombre,

—¿Estás bien?, – Charles negó y lo observó,

—No, no estoy bien. Pero no es tu asunto, Erik. Debo pensar un par de cosas y me haría bien estar solo. Así que puedes ir con Logan y nos vemos más tarde,

—¿Quieres hablar?,

—No, ve con Logan,

—Para mí es más importante saber que estás bien, a salir con Logan, – Charles lo observó y figuro una imperceptible sonrisa, —Le diré que se vaya sin mí, ahora regresó, – Charles asintió.

Cuando Erik volvió, no tuvo que tocar, simplemente entró y Charles ya lo esperaba con dos vasos rebosantes de whisky. Suspiró profundamente y lo observó, Charles le devolvió la mirada con determinación,

—Mi hermana tiene un hijo, – Erik frunció el entrecejo,

—¿Un hijo?, – Charles asintió y su rostro tenía una pesadumbre profunda, —¿En dónde está ese niño?, – Charles bebió del whisky y lo vio al punto de las lágrimas,

—No lo sé. No sé en dónde dejó a ese pequeño. Ella lo dio en adopción, – algo en Erik también se modificó al escuchar aquello, —Ella quedó embarazada cuando aún estaba en la universidad y después dio en adopción a mi sobrino. Sé que es un niño, pero no sé en dónde está. Él debe estar por cumplir tres años,

—El sistema suele ser difícil cuando se trata de adopciones,

—No sé qué hacer. No sé por dónde empezar a buscar. No sé si debo hablar con ella y encararla por abandonar a su hijo. Jamás pensé que ella hiciera algo así, – Erik dejó el vaso que no había tocado en la mesita más próxima y se puso en cuclillas a su lado,

—Cualquier cosa que decidas hacer, cuentas conmigo y sí necesitas información sobre el sistema de adopción yo puedo ayudarte, – Charles lo observó, —Yo perdí a mis padres cuando era un niño y viví en un orfanato y casas de acogida. Es por eso que te digo que el sistema es una pesadilla, – Charles lo observó y una sonrisa temblorosa se apoderó de sus labios,

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