V. El tiempo de las luciérnagas.

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Capítulo V.

Progresos.


Erik aguardaba afuera de la puerta de la habitación de Charles a la mañana siguiente. Estaba por tocar cuando Hellen salió de ahí con una pequeña charola con un vaso vacío,

—Buenos días, Hellen, ¿Cómo pasó la noche el patrón?, – el rostro aflijido de la nana, lo dijo todo,

—No muy bien. Estuvo muy incómodo y el enfermero tuvo que ponerle el medicamento para el dolor en la madrugada. Hace poco intento abandonar la cama, pero no pudo,

—Piensa que sería una buena idea pasar a verlo, o sería mejor irme,

—No es su mejor día y está molesto, pero creo que sería bueno para el saber que estás ahí por cualquier cosa que se ofrezca, – Erik sonrió levemente,

—Entonces, pasaré, – ella también le sonrió,

—Erik,

—¿Sí?,

—Sé que mi niño se está portando así contigo porque le gustas, pero es difícil para él volver a creer y confiar en alguien, – Erik asintió. Ella lo tomó por la mano y lo miró a los ojos, —No te des por vencido, si él de verdad te importa como lo puedo percibir, no cedas ante su indiferencia. Sé qué será difícil que él rompa esa coraza y te dé un lugar en su vida y en su corazón, pero las mejores cosas no se obtienen de modo sencillo, – Erik dibujo una pequeña sonrisa,

—Aquí estaré aun cuando Charles no lo quiera. Él se ha ganado un lugar especial en mi corazón y será imposible que salga de ahí, – Hellen sonrió,

—Entonces entra y dale los buenos días. Traeré desayuno para ambos y café, espero que puedan platicar un poco,

—De acuerdo, Hellen, – ella suspiró y soltó la mano de Erik, para ir directo a la cocina.

Erik aspiró aire por la nariz y lo dejó salir por la boca antes de tocar a la puerta,

—Adelante, – volvió a suspirar antes de decidirse a entrar. Charles lo observó, pero su semblante estaba serio,

—Buen día, patrón. ¿Cómo amaneció?, – Charles hizo un leve mohín y desvió la vista hacia un costado antes de responder,

—Mal. Pensé que hoy podría volver a mis actividades, pero al parecer deberé quedarme un poco más en reposo,

—¿Cómo va el asunto del dolor?, – Charles ahora lo observó fijamente,

—Me fue difícil dormir. El enfermero me puso un analgésico por la madrugada, pero parece no ser suficiente,

—Eso quiere decir que dentro de poco vendrá a ponerle otra dosis, – Charles revisó el reloj a un costado de su cama,

—Si, en una hora,

—La señora Hellen fue por su desayuno y si a usted no le molesta me gustaría acompañarlo mientras come algo,

—No, no me molesta Lehnsherr. Puedes quedarte,

—Gracias,

—El enfermero salió a surtir la receta del medicamento y si no tienes nada que hacer con Profesor X, me apetecería tomar un baño,

—Profesor X, está comido y atendido bien. Así que puedo quedarme,

—Entonces desayunó y después prepara la tina junto con Hellen, de acuerdo,

—Claro que sí, patrón, – Charles asintió y la puerta sonó, era Hellen con el desayuno para ambos.

Ella mencionó que había llevado comida para los dos, Charles hizo una leve sonrisa que para ella y sobre todo para Erik, no pasó desapercibida. Hellen les dejó todo en una mesa de centro y después salió de la habitación dejándolos solos. Erik dispuso una mesa de servicio frente al regazo de Charles, colocó todo de forma minuciosa y este lo observaba, su rostro con esa barba de días y su piel bronceada. Trago un poco de saliva antes de hablar,

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