LEY DE CAUSA Y EFECTO IV.

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Erik estaba contrariado con todo lo sucedido, Charles era el mismo en aspecto pero en esencia era un hombre distinto. Había estado cercano a él durante esos días, ofreciendo su compañía a pesar de que no era su médico. Al terminar sus turnos subía al tercer piso en dónde Xavier tenía su habitación y entablaban pláticas largas sobre las actividades de Charles en la pequeña biblioteca o en como Erik había estudiado medicina con media beca. Charles escuchaba con admiración como Erik había trabajado por las noches de vigilante en una bodega y estudiaba durante ese tiempo, todo lo que había hecho a la vez para convertirse en doctor.

Charles le platico que sus padres habían sido personas de dinero, pero que al morir ellos  y él al ser un hombre discapacitado, no había podido hacerse cargo del dinero de su familia. Así que todo ese dinero había pasado a una cuenta bancaria y a ser manejado por sus abogados. Sus padres le habían abierto una cuenta bancaria como beneficiario único para cubrir sus gastos de por vida, para que viviera una vida sin preocupaciones y con todo lo necesario. Charles había aceptado el dinero y parte de él lo ocupaba para ayudar algunas de las familias que asistían con sus hijos pequeños a la biblioteca, algunos de esos niños tenían la posibilidad de recobrar la vista con alguna cirugía que el ayudaba a pagar. Otros tantos eran personas mayores que necesitaban ser escuchados y queridos, el les regalaba su tiempo para platicar y también les ayudaba con dinero para comprar víveres y medicamentos.

Charles le contó todo aquello sin pretenciones, el ayudaba a los demás por que era privilegiado al tener dinero, pero ese dinero no le servía de nada si no podía hacer algo bueno con él. Le sonrió al decirle que el no necesitaba más que cajas suficientes de té en su alacena, paquetes galletas para acompañarlo y algo de comida en su refrigerador. Erik sentía tan sincero y despegado de poses al castaño, que definitivamente su corazón le gritaba que este era un nuevo Charles Xavier.

Esos días Erik había querido estar cerca de Charles para verlo, escucharlo y acompañarlo, no estaba seguro si los pequeños brotes de ansiedad que tenía eran debidos a su falta de visión o a los eventos traumáticos que había vivido durante el robo. Erik se mantenía preocupado constantemente por el, por que en las noches Charles estaba inquieto y le costaba conciliar el sueño, estaba intranquilo mordiendo su labio o sus uñas. Es por eso que procuraba que alguien estuviese con él, Jubilee y la madre de Hank, Edna, eran quienes permanecían más tiempo a su lado, pero Erik le daba todo su tiempo al terminar sus turnos nocturnos. Emma era una de sus pocas amigas y ella tenía como encargó especial cuidar de Charles cuando nadie podía estar con él. Eso le había creado una sensación de seguridad a Xavier, le hacía sentir tranquilidad y paz.

La semana de recuperación transcurrió y Charles estaba listo para abandonar el hospital. Los McCoy habían insistido mucho en que pasará unos días con ellos hasta que se sintiera restablecido pero Charles jamás se había sentido cómodo dando molestias. Jubilee se había ofrecido a cuidarlo por algunos días en su departamento pero él declinó el ofrecimiento de la novia de Hank. Incluso Erik, que se había convertido de nuevo en alguien cercano a él y le había ofrecido su departamento para cuidarlo, pero él se negaba a que rompieran sus rutinas para cuidarlo.

Todos estaban reunidos en la habitación de Charles mientras el los escuchaba dialogar, sonreía de tanto en tanto hasta que los interrumpió con su voz calma y serena,

-Edna, Norton, les agradezco el ofrecimiento para estar en su casa pero saben que amó estar en la mía, no quiero hacerlos cambiar su rutina. Jubilee, cariño apuesto a que Hanky se pondrá celoso si cuidas de mí, - todos soltaron una risa y Hank se acercó a Charles para darle un ligero golpe en el brazo,

-Eres un pesado Charlie, - Charles sonrió a la nada, -Si no supiera que te gustan las caras con barba, manos grandes y fuertes, estaría celoso,

-Mira ahora quién es un pesado, - todos volvieron a sonreír.

Erik entró a la habitación y se sintió tan bien a ver a Charles más animado y tranquilo,

-Traigo las hojas de indicaciones e hice que la enfermera las tuviese en Braille para ti, también vengo a acompañarte a la salida, ¿Estás seguro de que no quieres venir unos días al departamento?, - Charles se puso con las mejillas sonrojadas y parpadeaba sin parar,

-Erik, estaré bien en mi departamento,

Hank salió de la habitación dando a entender a los demás que también debían salir detrás de él, conocía tan bien a Charles que esa reacción de parpadear sin control solo se la provocaba estar muy nervioso. No sabía que era, pero algo ocurría entre su amigo y el doctor Lehnsherr.

Erik cerró la puerta tras ellos,

-Si vas conmigo al departamento, pediré unos días para cuidarte y cuando estés mejor te llevaré al tuyo, - Charles se levantó del sillón y alargó su mano, Erik la tomó al instante,

-No voy a causarte molestias, me siento seguro en mi departamento por que lo conozco a perfección y la verdad no quiero ser la causa por la que dejes de trabajar, - Erik bajó la mirada, -Anota mi dirección y ven a visitarme cuando quieras. La semana entera estaré en casa y a la siguiente regresaré a la biblioteca. Averiguare si aún puedo obtener el empleo en telemarketing y si quieres escucharme, llama a mi nuevo móvil, - lo sacó de su bolsillo para ponerlo en las manos de Erik, -Edna lo compró para mi y ya está programado. Ahora solo necesitas ingresar tu número y poner tu nombre, - Erik lo tomó de sus manos y lo programó, tomó la mano de Charles para entregarlo. Esté llamo al móvil en sus manos, -Agenda, llamar a Erik, - el doctor sonrió,

-¿Cómo sabes que no estaría guardado como Doctor Lehnsherr?, - Charles se sonrojó antes de contestar,

-Esta semana nos hemos acercado mucho y, y... se que sabes que ahora eres importante para mi, tanto que ya no eres solo el doctor, ahora eres Erik, mi amigo y mi guardián, - Erik sonrió y le tocó una mejilla, Charles se estremeció y parpadeo varias veces antes de hablar, -No escuchó sonar tu móvil,

-No lo tengo conmigo ahora, está en mi casillero, pero se que la llamada pérdida es de mi fabuloso y querido amigo Charles Xavier, - Charles le sonrió con demasiada ternura a tal grado que unas pequeñas arruguitas se formaron alrededor de sus ojos.

Charles se tomó del brazo de Erik y ambos caminaron a pasos lentos el pasillo a la salida del hospital, afuera en la sala de espera Edna y Jubilee lo esperaban, Hank y su padre habían ido por la Van para llevarlo a su casa. Erik observaba los cambios en el rostro de Charles tras salir por las puertas automáticas del hospital, una ráfaga de viento lo hizo soltar un leve suspiró y cerró los ojos, ladeo la cabeza para que los rayos del sol le dieran directo en la mejilla. Lehnsherr sonrió,

-Se siente bien estar aquí afuera, ¿Verdad?,

-Es maravilloso, Erik, - el mencionado tomó su mano y Charles quedó a la expectativa,

-Te compré esto, - Charles sintió el frío metal y ahora ocupó su otra mano para tocar el bastón guía que permanecía plegado, -De seguro debes tener algunos otros pero este es especial,

-¿Si?, - preguntó emocionado,

-Toca la empuñadura, - Charles deslizó sus dedos ágilmente y sonrió con los ojos cargados de agua,

-Gracias, Erik. Te quiero, - el castaño abrió sus brazos y Lehnsherr lo atrajo hacía sí. Habló bajo en su oído,

-Promete que me llamarás si algo no está bien, si necesitas cualquier cosa, llámame,

-Te lo prometo,

-Tendré mi móvil siempre conmigo,

-Si, Erik. Yo te llamaré,

-Aún si es de madrugada, no dudes en buscarme, - ahora los ojos de Charles habían dejado escapar el líquido salino sin avisar. Se sentía tan extraño, no quería apartarse de los brazos de Erik y este no estaba seguro de por qué, ese abrazo le sabia a despedida.

Era la segunda vez que tenía a Charles en su vida y era la segunda que se iba de ella, sin más.

Continuará...

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