32. Adiós Mullet...

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Pasaron un par de meses desde que las chicas llevaban en Las Vegas.
A veces Cinne viajaba a Los Ángeles donde se encontraba con Alex y los chicos cuando debían dar conciertos.

Sonreía al escuchar los comentarios.
— Dios, ya basta, con la risa no me dejan comerrr.

—Pobrecita, déjenla comer. —molestaba Jamie.

—Si me muero es culpa de Jamie.

—Futuramente “Guitarrista de la banda Arctic monkeys fue detenido por provocar la muerte de una chica por únicamente risa”

—Literal así.

—Disculpe, señorita ¿irá con Hetfield el fin de semana? —preguntaba la señorita de secretaria que tenía. (Jamie)

—No creo, lo dudo. En la mañana llamó para asegurarse de que no estaré en Sheffield.

—Cielos...

—Menos directo, porfas.

—¿Debería terminarle?

—Si tu sientes que debes.

No era mentira si decía que ya casi no tenia contacto con James. Yo estudiaba y él trabajaba viajando de lugar el lugar, por lo que casi no coincidía el horario.

—Yo opino que no puedo opinar. —dijo Nick comiendo de su postre.

—Odio el hecho de no haber almorzado. Soy la unica que tiene comida solida, mientras que ustedes postres o jugos...

—Si, bueno, yo si tuve mami. —dijo Jamie.

—Jamie, ¿gustas tener un cajón en el cual enterrarte o solo te echamos a la tierra?— preguntaba Matt de forma que le molestara.

—Mis restos en una bolsa.

—Gracias, me la hiciste fácil.

—Lizz!

—Holaa, demoré mucho, lo siento.

—Valió la maldita pena. —dijo Matt en voz baja para Alex.

—¿Matt? —sonrió Alex juguetón.

—¿Vamos a apostar los ceros que no tenemos en la cuenta? —sonrió Lizz.

—Por mi está bien. —Nick terminaba su postre.

Alex se levantó del asiento, dejando pasar a Matt por delante de él.

Todo el grupo se dirigió hacia la salida.

Matt abrió educadamente la puerta para Lizz.

—Gracias, Matt. —respondió con una sonrisa.

—Déjala.  —dije sin mirarlo hacia el lado pasando en frente de Alex.

—Estás cambiado, Helders.

Imaginen a seis personas caminando en la acera de Las Vegasss.

Lizz hablaba con Nick, parecían llevarse bien como si se conocieran desde siempre; a lo que Matt veía como sus posibilidades de estar con ella podrían disminuir.

—Y entonces Alex dijo que en realidad le molestaba que le dijera así.

—¿David?

—Ahórratelo, Jamie.

—Jameh.

—No mi culpa que se pronuncie así.

—Lo dices cómico, es todo.

—Dos temas en cinco segundos, record guiness.

—Directo a la prensa, cariño.

Eran las ocho de la noche, estaban todos reunidos en el hotel.

𝓊𝓈, 𝓉𝒽𝑒 𝓇𝒶𝒾𝓃 𝒶𝓃𝒹 𝒶 𝒸𝑜𝒻𝒻𝑒𝑒《𝓐𝓵𝓮𝔁 𝓣𝓾𝓻𝓷𝓮𝓻》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora