𝓊𝓈, 𝓉𝒽𝑒 𝓇𝒶𝒾𝓃 𝒶𝓃𝒹 𝒶 𝒸𝑜𝒻𝒻𝑒𝑒《𝓐𝓵𝓮𝔁 𝓣𝓾𝓻𝓷𝓮𝓻》

Extra I: Son Shorts.

October ~ 2004

Alex me había ofrecido ayuda en algunos temas de clases. Dígase que por el medio año de diferencia entre ambos tengo la ventaja de pedirle ayuda. O las respuestas, directamente.

Si, me atrasé un año. O sea, él iba en último año cuando yo estaba en penúltimo.

Iba llegando a la casa, hasta que veo que estaba afuera. —¿Al?

—Hola. —sonrió.

—Hay un poco de movimiento, ¿te vas?

Negó con la cabeza. —Mis padres deben salir de la ciudad por unas horas. Yo no iré. No me incumbe mucho, la verdad.

—Ah... Sigue en pie lo de estudiar.

—Si gustas podemos pasar. De todos modos, no estorbamos estando en mi habitación. —asentí mientras observaba la calle— Lo que sí... —aquí viene la condición. Dirigí la mirada hacia sus ojos preciosos— Debo presentarte a mis padres.

Chasqueé la lengua y cubrí mi cara con mis manos. —¿No podías mostrarles una foto? Juro que no cambio tanto.

—Perdóname. Es el precio de enseñarte.

—Está bien. —suspiré— Vamos.

Tomó mi mano y me dirigió. Tenía las manos tibias, pero no sudadas... Es un placer tomar manos así.

Entramos a la casa y quedamos en la sala de estar un momento. Bueno, yo, al menos.

Hasta que veo a Alex llegando con sus padres. —Emm. Mamá, papá, ella es Francinne.

—Hola, mucho gusto. Soy Penny, la madre del puberto. Escuché bastante sobre ti.

Reí. —¿En serio? Un gusto.

Penny le dio un codazo a quien supongo que era el padre de Alex.
—David. —dijo a la vez me observaba desde arriba hacia abajo. Menos mal vine con pantalones, de lo contrario se hubiese malinterpretado mucho que esté con Al.

—Perdona la instancia, pero debemos irnos por una urgencia. Volvemos en dos horas. Me gustó verte. —dijo Penny, antes de dejar unos besos en mis mejillas.

Ambos se despidieron de Alex, muy cálidos... Hasta que ella le dijo algo a Al, haciendo que le tapara la boca.  Algo me hace pensar en que iba a ser algo de mí.

Alex se acercó a mi, mientras veía como se iban sus padres.  —¿Qué te dijo? —soy mujer, la curiosidad me gana.

—Nada... —espere unos minutos en silencio, y funcionó— Que no estudiara anatomía.

Es la mejor broma que he escuchado en mis dieciocho años. —Necesito que me expliques álgebra. Por favor.

—Bien. Acompáñame a mi habitación. Tengo los libros allá.

Caminamos por el pasillo, hasta llegar a la habitación de Alex. Dios, abrió la puerta y era como ver la habitación mas ordenada para un adolescente.

Entré. —En simples palabras, ojalá pudiese tener mi vida igual de ordenada que tu habitación.

—Es solo porque venías. O sea, siempre está al menos un poco desordenada pero...

—Silencio, mi casa está peor.

Me senté en la cama, muy cómoda por cierto, mientras que él buscaba los libros. —No los encuentro. —revisó en el bolso, del cual cayeron algunas cosas.

Miré hacia otro lado al ver que eran de forma sospechosa. —Dime que no son lo que creo que son.

—Son shorts...