59. ¿Me la quito?

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Si, voy a caer en depresión, ¿algún problema?

Ahora estaba en casa, con reposo absoluto. De hecho, aquí está la lista de cosas que debo evitar: Tener relaciones, introducir cualquier cosa en... ya saben, en general. Y más...

En una semana ya debería recuperar el ciclo y estaría mejor, en lo que físicamente puedo describir. Puedo volver a caer embarazada...

Emocionalmente siento esa carga de que fui madre. Estuve embarazada dos-tres meses, pero fui mamá. Me hice responsable del fetus dentro mío, al igual que Alex.

Alex quería un hijo... o hija, ambos son validos, y me siento apenada por eso.
Hablando de él,  ahora estaba en una reunión en Londres, creo, por lo que estaba sola en casa. Bien en parte.

Me levanté como pude de la cama, y como la casualidad me sigue, justo sonó el timbre.

Fui a abrir, y era mi mamá y mi papá. Dios, nunca jamas en mi vida quise no abrir la puerta. Excepto una vez que un payaso estaba tocando la puerta... Era Nick.

Abrí. —¡Francinne! —me abrazó mamá. Levemente me alejé, no me gustaba el contacto físico con ellos. —Nos enteramos y vinimos.

—Fue hace tres días que pasó. Gracias por venir, de todos modos. —respondí cortante.

—Estábamos ocupados, Francinne.

—Por eso no pudieron venir a ver a su hija sufrir... En fin, ¿solo eso era?

Mamá pasó adelante y comenzaron las quejas. —Huele a hombre, ¿viven juntos, uh? Dios, tienes desordenada la sala de estar, no quiero imaginar lo que siente la gente al venir. Así recibes a las visitas.

—No son visita si no los invité... Me hubiese puesto algo mas decente. —llevaba pijama casi en tiras.

Nissa saltó al sofá. —Ay, gato, fuera.

—Es Nissa... Dudo que esté mas sucia que tu alfombra de sala de invitados.

Se lo tomó personal y casi me echan de mi casa, perfecto. —Este chico revoltoso con el que estás que no sirve para nada.

Suspiro, el primero en la visita.
—¿Viniste a criticar mi vida? Porque si vienes a eso, lamento informarte que debiste haber sido tú la que se hiciera cargo de mí, no el resto de la gente, ni yo sola. Así que pierdes el derecho de reclamar la mala crianza de tu hija.

Mi padre intervino y se colocó en medio de nosotras. —Francinne, Aubrey, basta. No vinimos a pelear.

—Yo no esperaba verlos ahora, ni tampoco tenía planeado recibir a nadie, por lo que es obvio que apenas quería levantarme.

Mamá se sentó. —Deberías tener ordenado por esto mismo, nunca se sabe.

Y para mi suerte, sonido de la puerta, pero con llaves.—Iré a ver. —me acerqué a papá— Que no haga nada más aparte de lo que ya hizo.

Asintió. Seguí mi paso. —¡Alex! —corrí a abrazarlo.

Me tomó de la cintura con una sonrisa en su rostro. —¿Me extrañaste? —olfateó el olor— Dime que no vinieron...

—¡¿Francinne?! —llamó mi mamá.

Lo abracé. —Perdóname mucho, tú sabes cuánto te amo, ¿verdad? Pues ahora recuérdalo.

Y vienen los tacones y olor a Chanel N°5. —Hablando del rey de Roma. Hola Alexander.

—Aubrey...

Y llegó mi padre. —Alex, hola. ¿Cómo estás?

—Jason, ¿bien y usted?

—Bien igual, me alegro.

𝓊𝓈, 𝓉𝒽𝑒 𝓇𝒶𝒾𝓃 𝒶𝓃𝒹 𝒶 𝒸𝑜𝒻𝒻𝑒𝑒《𝓐𝓵𝓮𝔁 𝓣𝓾𝓻𝓷𝓮𝓻》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora