2-Kamilla Dracula

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Como ya es habitual en mi vida desde hace 200 años, despierto en mi cama, tengo como un reloj en mi mente, a las 5 am ya estoy despertando para empezar mi día, pues es lo mismo que hago siempre.

Me levanto, voy a mi baño para asearme, salgo de mi baño, me visto, hoy tengo que vestirme más o menos formal, así que decido por un pantalón de tela ajustado a mi cuerpo color negro, una camisa de botones básica blanca y un chaleco negro y mi zapato de tacón de aguja.

Me veo al espejo y me veo bien, decido dejar mi cabello suelto, así evito que olores fuertes lleguen a mí fosas nasales.

Hoy me toca ir al hospital central, hace más de 50 años tengo un trato con el hospital, ellos me ofrecen la cantidad de sangre que necesito y yo les proporciono las donaciones necesarias, un magnífico trato.

Bajo a mi cocina y veo a la servidumbre, ellos son humanos, son pocos los que conocen de nuestra existencia, y solo trabajan los que son de nuestra entera confianza.

—Buenos días, Señora Kamilla— saluda mi ama de llaves— el desayuno está servido, como a usted le gusta.

—Buenos días, y gracias— me limito a decir.

Existen muchas especies de vampiros, pero no todos están tan desarrollados como nosotros, los de la nobleza, aunque solo mi familia es descendiente del mismo Drácula, a decir verdad Drácula es mi abuelo, no sé cómo el logro crear vida hace miles de años y nacieron varios de los cuales solo 3 quedaron con vida, mi padre que fue el mayor de todos, y mis 2 tíos que ellos viven en otra parte del mundo.

Antes de llegar aquí mi padre era el líder del clan más grande del mundo, yo recorría el mundo en busca de mi otra mitad, un día me cansé y decidí regresar, mi padre el más feliz porque me dijo.

Recuerdo

— Hija mía mi Kamilla— me sonrió— al fin regresas— me dio un abrazo fuerte, si mi padre es muy amoroso, todo lo contrario que yo— tu abuelo cuando despierte de su largo sueño quedará magnificado con tu belleza y en lo que te haz convertido— dijo muy alegre.

— Hola padre— dije seca— también me da gusto verte, y para que el abuelo despierte faltan muchas décadas, si mal no recuerdo.

— Si hija mía lo sé— hizo un movimiento con su mano para que me sentara— verás, estás por cumplir 150 años y ya sabes lo que va a pasar— si cuando tenga 150 años seré nombrada como líder del clan Drácula.

—Lo sé padre, pero aún faltan unos meses— esto me ponía un tanto nerviosa— pero prometo hacer lo mejor para nosotros.

A decir verdad mi padre cuando yo tenga 152 años él se retirara, ya que lleva décadas despierto y necesita un descanso igual que el abuelo.

El clan Drácula, nosotros podemos comer comida humana y beber sangre es un don que solo nosotros tenemos, al igual que otros dones.

Termino de comer y subo a mi habitación, cepillo mis dientes y pulo mis colmillos, veo al espejo y están relucientes, con una sonrisa de satisfacción, salgo y voy hacia el auto, debo estar a las 9 am en el hospital.

— Buen día, señora— saluda mi chofer.

— Buen día al hospital, por favor— subo a los asientos de atrás y pongo mi cinturón.

Voy por el camino revisando mi teléfono, tengo unas inversiones que necesito revisar y varias reuniones, pero una llamada interrumpe.

Hola cariño— dice la persona con la que tengo saliendo hace poco, no sé por qué sigue llamando, le dije que no seguiríamos.

Mirada CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora