13- Kamilla Dracula (parte 2)

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Una vez saliendo del parque donde se encontraba Sofía junto a su hija, me dirigía a traer mi coche. Me afectaba el hecho de tener que pasar por este proceso tan duro, tener que elegir entre mi clan o mi destinada, era frustrante. Una vez encuentras a tu destinado y uniéndote con el vínculo, no hay forma que nadie pueda romper ese lazo.

El lazo del destino, o como otros lo llamaban, el hilo rojo que conecta las almas. Almas que están destinadas a encontrarse en cada reencarnación, claramente yo no reencarnaría mi vida es inmortal. Pero pensar que tengo que matarla y condenarme a vivir sin ella por el resto de mi existencia, me mataba, no quería pasar sola mi eternidad. Pero ser la cabeza del clan, era dejar mis deseos de lado y cumplir con mi obligación.

A medida que me acercaba a mi coche, figure una cabellera rojiza.

- Hola - saludo - ¿te has calmado?

- Sí, necesitaba cazar - me recargué en el auto.

- Sabes que... decidas lo que decidas - me miro fijamente - te apoyaré. Y si resulta ser un ángel, veremos la forma de que nunca se entere.

- No - negué con la cabeza - sabes que ella se dará cuenta, una vez sus poderes se hagan presentes. Nada hará que se detenga.

- Pero - se relamió los labios - ella podría aceptarlo de buena manera, no precisamente debe de ser todo malo o ¿sí?

- Desde que tengo conocimiento del mundo - hice una pausa - los ángeles son buenos, sí. Pero no siempre vienen a la tierra a salvar, al menos no a todos - continué - Si ella se entera, y se conecta a su cuerpo angelical, se dará cuenta a lo que vino. ¿Y si su propósito es destruirnos? No podre salvarlos, ella me hace ser vulnerable.

No había manera de impedir el destino, Sofía podía tener la misión de destruirnos, somos monstruos. Y el que ella sea mi mate, le dará una ventaja descomunal. Estaba también la posibilidad de que alguien se haya dado cuenta de que ella era mi destinada, y le puso un bloqueo para torturarme. Tenía esperanza que fuera la segunda opción.

- No te martirices - puso su mano en mi hombro - aún está la posibilidad que ella sea humana. Y que alguien le hizo eso solo para joderte.

Asentí.

- Mackenzie - la miré - ¿me harías un favor?

- Dime

- Como sabes, estamos en la época del año, donde tengo que reunirme con cada clan del mundo - asintió - viajaré en una semana - suspire, no era lo mejor, pero me sentiría más en paz - puedes cuidar de Sofía y su hija.

- Claro, si me lo pides así no me negaré - dijo divertida - pero ¿por qué?

- Ese doctor que anda rondando cerca de ella no me da buena espina - la mire sería - investigue un poco, y él se mudó solo unos meses antes que Sofía, ¿no te parece extraño?

Tenía investigado a cada miembro del hospital, y ellos dos habían sido los últimos en integrarse. Él trabajaba en un buen hospital de New York, tenía una buena vida. Pero de un día a otro renuncio y encontró plaza vacante en el hospital Central. No le había tomado tanta importancia, hasta hace poco, lo que Alexia me había dicho, y sus incansables peticiones a Sofía para tener una cita, me parecía sospechoso.

- ¿Crees que alguien lo mando para espiarte? - pregunto

- Sé que tengo muchos enemigos - asintió - y sé qué mis tíos no están conformes, con la decisión de mi padre. Pero es mucha casualidad que en muchos años no hayan llegado más personas al pueblo - suspire - solo quiero tener todo bajo control.

- Cuenta conmigo - aseguro - ahora dime, ¿cómo me traerás su sangre?

Era un hecho que aún no pensaba, como traerle algo que estaba dentro de su cuerpo.

Mirada CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora