6- Kamilla Dracula

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Se había ido, me había dejado ahí de pie sin poder moverme, sentía que mis pies estaban anclados al suelo. Tuve que volver a sentarme, nunca en mi vida me paso esto. Ella movió algo en mí, con sus toques, con la suavidad de su mano, con su mirada, con su sonrisa, con su aroma. Toda ella fue un movimiento en mí.

Quería ir tras ella, quería volver a sentir su toque en mí, quería que ella me mirase como hace poco lo había hecho. Pero no podía, no, ella no puede saber quién soy, no puede enterarse de nuestra existencia, podría pasarle algo, podría rechazarme por ser un monstruo. Tenía que salir de este maldito hospital, porque el destino tenía que jugarme esta maldita carta.

Me fui a mi castillo, mi lugar seguro. Debía seguir con mi investigación.

— Jose al castillo— le dije a mi chofer, este solo asintió y partió rumbo al destino.

En el camino, venía pensando quién podría ayudarme con mi problema, porque claro que es un problema. No podía preguntar a mi padre, estaba dormido, apenas tenía cincuenta y dos años de su largo sueño, no podía hacerle esto. Mis tíos no ayudarían sin querer saber el motivo, y esto me dejaría en desventaja con ellos, debía ser astuta. Mi abuelo ni loca lo podría despertar, aún faltaban algunos siglos para su largo letargo. Una bruja podría ayudarme, pero en estas no se puede confiar, siempre buscan algo más, pero no tenía opción, tendría que ir donde una de ellas.

Llegue al castillo, fui a mi habitación, necesitaba tomar una ducha muy larga. Cuando mi cuerpo se iba mojándose con el agua, una imagen vino a mi mente, su mirada, esa intensa mirada.

Ya era tarde, no quería hacer nada más que tomar una copa de sangre y dormir hasta mañana. Saliendo de la ducha, fui a la reserva de sangre persona y saque una bolsa, no tenía nombre solo el tipo de sangre AB+. Me serví media copa para degustar. La sangre se adentró a mi boca, a mis papilas gustativas, y fue exquisita, no podía comparar esta sangre con otra que haya probado, me sentía viva, muy viva, con fuerza, mi ser se regocijó con ese sabor, nada igual que haya probado en esta vida. Volví a ver el nombre, pero no estaba, no tenía nombre. Todas las muestras que me dan tienen nombre, este director y sus errores. No quise acabármela toda de una vez, debía disfrutarla porque sin un nombre no podía pedir más de esta.

Con este sabor tan afrodisiaco, me fui a mi cama. Necesitaba descansar. Estaba por meterme a ella cuando sentí una opresión en mi pecho, sentí que me clavaban mil estacas en mi corazón, sentí fuego en mi ser, después de sentirme más viva que nunca, sentí que moria, no podía ser, yo no podía morir por beber sangre, mi existencia se remontaba a eso a saciar mi sed de sangre. En todo este dolor yo sentía que pertenecía a este, jamás me había sentido así, se sentía como en casa, como una manta que te cubre del frío, como un paraguas que te cubre de la lluvia, como un abrazo necesitado, pero me dolía y este dolor me gustaba. Fue lo más vivo que sentí en muchos años, 10 minutos de agonía, de dolor, de sufrimiento, de felicidad. ¿Volvería a pasar este mismo dolor? Por supuesto que sí, no me importaba que doliera, si pasaba toda mi eternidad bebiendo de esta sangre AB+. Cerré mis ojos y dormí profundamente feliz.

******

Hoy tendría que hacer muchas cosas, tenía que ir a mi empresa, tenía que visitar al clan y por último, si quedaba tiempo, iría donde la bruja, y no cualquier bruja, sería la bruja mayor.

Esta vez conduciría yo. Una hora me tomo ir al edificio, baje de mi auto y tome el ascensor. No me gustaba venir tanto porque la mayoría aquí son humanos y los humanos me irritan, siempre salen con cosas. Caminando a mi oficina, los empleados me miraban, no soy alguien que no pase desapercibida.

— ¡Oh! Señorita Kamilla— dijo mi asistente— aquí le tengo el papeleo de esta semana, debe firmar unos documentos y autorizar unos pagos.

Mi empresa se dirige al rubro textil, surtimos telas de todo tipo, a las maquilas o negocios pequeños, somos los mayores distribuidores del país. Tenía que hacer algo con todo el dinero que me dejaron a cargo y que mejor que multiplicarlo. Este dinero ayuda a mi pueblo, a que no volvamos hacer como era antes, cazábamos por sobrevivir, nos querían cazar, cuando tome el mando debía quitar esa regla y buscar mejores soluciones. Varios del clan trabajan aquí, otros tienen sus pequeños negocios, pero ya no cazamos, las donaciones del hospital surten a mi gente.

Mirada CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora