Mirada Carmesí

15- Kamilla Dracula

Se llegó el día del viaje, y ya mi día pintaba cansado. Antes de irme pase por el pueblo preguntando si habían visto más a la persona que andaba rondando, mi gente me informo que aún no había regresado, me iba frustrada, sabía que algo podía salir mal en mi viaje. Era mucho tiempo que me iba, y no quería que nada lo echara a perder. Deje instrucciones de vigilancia tanto en el pueblo, en la oficina, hospital y así mismo la casa de Sofía, no sabía si querían algo de ella, pero era mejor mantener precavida.

Tenía que visitar todos continentes, mis visitas eran de pura vigilancia y resolver alguno que otro problema, había vampiros que estaban fuera de las leyes, a esos debíamos matarlos.

Mi recorrido empezó por Sudamérica, yo mantenía bajo control, Norteamérica. Centroamérica era territorio blanco, ni un solo vampiro podría ingresar a ese territorio. La casa de los clanes principales de estos países de Sudamérica estaban en; Colombia, Brasil y Perú. Así que mi viaje fue directo a Colombia, la cabeza del clan Pérez, me había informado que había en total 20 vampiros haciendo rebeliones, los cuales debíamos cazar, esta era una de las partes que más me gustaba, la acción.

- Están en las afuera de Bogotá - dijo Dominiko Pérez, el jefe.

- Salvaremos a los que pidan rendición, habrá castigo para ellos - les dije - los que se reúsen a rendirse, se les cortara la cabeza y se les quemara.

Dicho lo que haríamos, nos encaminamos al lugar. Los tomamos por sorpresa, ellos eran 20 y nosotros éramos 40. Pero lo que no contaban los rebeldes era que yo iría, mi fuerza no se compara con ninguno de los clanes, por algo era la gran Kamilla Drácula. Los emboscamos por ambas salidas, están todos rodeados, la mayoría tembló cuando vio al jefe Pérez, pero cuando yo entre en la sala, todos se arrodillaron ante mí. Yo en serio disfrutaba esto de mi vida.

- Escuchen todos - hablé - los que quieran vivir, den un paso al frente - solo 15 de los 20 se levantaron - perfecto, vayan con los hombres de su jefe - les señale, a los otros 5 les sonreí mostrando mis afilados colmillos - les di la opción de seguir viviendo, más se reusaron a rendirse - troné mi cuello de un lado a otro, me encanto el crujido - mátenlos - ordené.

Agarraron a cada hombre y arrancaron su cabeza y apilaron en una esquina, les pusieron gasolina y me acerque a ellos, esta parte es la que más disfrutaba, lance un cerrillo encendido y estos rápidos ardieron. No tardaron nada en hacerse cenizas.

- Bien - les hablé a los otros - ustedes recibirán un castigo - todos me vieron con miedo, casi nunca se castiga, pero cuando tienen una falta, como matar humanos por placer, era uno de los castigos más crueles - pasaron 100 años en una celda, se les dará de beber sangre solo de animales una vez a la semana, no queremos matarlos, pero tampoco les daremos más sangre humana.

El jefe había acatado cada orden que había dado, así que mi trabajo en Colombia había terminado. Mi siguiente destino era Brasil.

Brasil me recibió más sumiso, el jefe Forja, me había dicho que había solo 13 rebeldes, los cuales, cuando se enteraron lo que paso en Colombia, se rindieron. Genial. Me había ahorrado el trabajo de quemarlos, por una parte, estaba bien, pero por la otra, el trabajo se me hacía aburrido, ya no había nadie para quemar. Resolvimos unos temas pendientes y me marché del lugar. Siguiente destino Perú.

Perú no había rebeldes, solo era hacer un arreglo con un hospital más cercano, el hospital que les surtía, las bolsas de sangre había cerrado, pero uno nuevo había aparecido, tuvimos que hacer un trato, el jefe Condori y yo, nos reunimos con el director del hospital, acordamos la cantidad de la donación y ellos nos darán las cantidades necesarias para surtir al clan Condori.

Me tomo más de tres semanas solo en Sudamérica, en todo ese tiempo no había pensado en Sofía hasta esa noche que Mackenzie me había hablado

-Lleva casi tres semanas metida en el hospital - me dijo ella - parece que vive ahí.