39 - Kamilla Dracula

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- Niña insolente - le grito - aún no has aprendido a respetarme, tu padre te pondrá en tu lugar.

- Quiero ver siquiera que la pongan en sus malditos pensamientos, usted, su marido y quien sea que se atreva hacerle algo a Sofía y Alexia se las verá conmigo - me acerque a ella - no quiere conocerme cuando me pongo creativa.

Sus ojos vagaban por todo mi rostro, le sonreí y me acerqué más a ella.

- Sé lo que hizo y lo que Patrick hizo - susurre - se ha preguntado ¿dónde está el hombre que abuso de su hija? Muerto, se lo aseguro - su respiración estaba errática - dígale a su esposo que venga a buscarme en 20 minutos al estacionamiento, no haga que vaya por él.

Me quedo viendo con temor, su corazón estaba a punto de estallar y sus pensamientos eran que yo la mataría, que Sofía estaba en peligro y que a su marido no le iba a gustar nada. Miro a Sofía y se fue, le tome la mano y la arrastre a los pasillos.

- ¿Qué le dijiste? - empezó con sus preguntas

- Nada - le dije - no podre quedarme, tengo que ir a la oficina y arreglar unos asuntos.

- ¿De verdad no me dirás?

- No le dije nada - debería de estar feliz, su madre ya no la molestará - regresa con Felipe.

- Está bien.

No pude controlar mi instinto depredador, ella me pertenecía, nadie me la quitaría y mucho menos la lastimarían si yo estoy viva. La besé con furia, quería meterla dentro de mí y así nadie ni siquiera la vería, mis demonios amenazaban con salir y podía destruir todo el mundo y rehacerlo solo para Sofía.

- Me voy - solté sus labios - cualquier cosa me llamas.

- Si.

Salí despavorida de ese lugar, no podía controlarme, quería regresar y matarla, por haberme insultado, por haber insultado a Sofía y por haber nombrado a Alexia. Tengo más que confirmado que Sofía me esconde algo y ese algo tiene que ver con su hija, su madre me lo dirá, sé que ella lo sabe, pude entrar en su mente y ver una niña pequeña, frágil y enferma, una Sofía llorando y suplicando, pero ¿Que tiene Alexia? Ella parecía tan normal, tan sana, dudaba que sea la misma niña.

Llegue hasta mi auto y quede fuera de él, esperando al padre de Sofía, yo sabía como era lo había visto en una foto en la casa de Sofía, solo esperaba que cumplieran y no me hicieran regresar.

- Hola - llego a tiempo.

Era un hombre mayor, canoso y un poco gordo, tenía bigote y usaba gafas.

- ¿Benjamín Miller? - sabía que era él, solo quería que confirmara.

- Si - me miro mal - mi mujer dice que la amenazo, ¿acaso no sabe quiénes somos?

- Me importa un carajo quienes sean - me hice a un lado - entre.

El primero miró a todas direcciones, no quería entrar, pensaba que le haría algo y en otra ocasiones sí que lo haría, pero en este momento solo quería otra cosa, al final entro al igual que yo.

- Tengo una propuesta - hablé primero.

- ¿De qué trata? - seguía serio.

- Conseguiré el riñón para su hija - suspiré - a cambio ustedes desaparecerán de la vida de Sofía.

Ahora su rostro había cambiado, era de sospecha y admiración.

- ¿Cómo hará eso? - pregunto incrédulo.

- Tengo mis contactos - miré al frente - ¿tenemos trato?

- Mi hija necesita el riñón cuanto antes - comenzó hablar - Sofía y su hija son las únicas que pueden donar, mi esposa ella es diabética y yo solo tengo uno.

Mirada CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora