Narrador

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Reino celestial

El reino de los celestiales estaba en total calma, habían logrado captura a un demonio de los más peligros, llamado Velgar. Este demonio había subido a la tierra para tomar alianza con otros seres sobre naturales, pero los guerreros y el ángel Antalia, lo había regresado a su lugar de origen.

Todos en el reino celestial estaban maravillados con dicho ángel, sus misiones siempre tenían éxito. Pronto tendríamos una de las misiones más importantes para ella.

*******

Hace siglos el creador quiso experimentar con nuevas cosas, el ya había creado otros seres sobre naturales; todos habían tenido éxito, los tenían bajo control. Pero quería crear un humano sin debilidades y que sus habilidades superaran al humano promedio.

El creador era el único que podía hacer tal cosa, así que puso manos a la obra. Había tomado el ADN de un humano ordinario, lo había mezclado con el ADN de un animal llamado murciélago. Este animal tenía habilidades especiales, no era un peligro para la humanidad, pero por accidente él derramó un poco de sangre del demonio más peligroso, Velgar. El creador no se dio cuenta cuando eso pasó y dio paso a moldar al cuerpo del nuevo humano mejorado. Se tardó más de 20 días en darle forma y dejarlo como él quería.

El día que termino de hacerlo y le dio la vida, el sujeto que había nacido de la arcilla abrió los ojos y vio todo de color rojo, un rojo tan poderoso que era cegador.

- Bienvenido, Drácula - dijo el creador.

- ¿Drácula? - dijo con una voz ronca.

- Sí - dijo al ver como su creación tenía voz - camina - ordeno.

El hombre sobrenatural comenzó a caminar despacio, sintiendo las pulsaciones y vibraciones del cuerpo del creador y de su cuello.

- Para ese ruido - dijo él.

- ¿Cuál ruido? - cuestiono el creador.

- Tu cuello me llama - dicho eso, él hombre se acercó al anciano y observó su vena yugular.

- ¿Qué dice mi cuello? - dijo el creador maravillado.

- Dice que beba de él - dijo en tono desgarrador.

Al hombre le salieron colmillos de sus molares, empezó a mover su cabeza diciendo cosas sin coherencia, el señor mayor presionó el botón que llamaba a los ángeles guerreros para lograr detener a ese ser diabólico.

- ¿Qué soy? - pregunto el hombre - ¿por qué escucho tu corazón? ¿Por qué tengo sed de tu sangre?

El señor mayor no supo que responder y fue ahí cuando comprendió el error que había cometido, la sangre del demonio había hecho de su creación un monstruo bizarro. Sin querer había derramado un ingrediente que ponía en peligro el reino celestial.

- Detente - dijo el creador - acuéstate y duerme - ordeno al ver que el hombre había hecho caso.

- No - dijo en voz alta.

- Debes obedecer, yo soy tu padre, tu creador - dijo enojado.

Pero el hombre no había hecho caso, él no seguiría sus órdenes.

- Creador - entraron varias guerreras.

- Deténgalo - dijo gritando cuando vio que el hombre iba directo a ellas.

El hombre sin problema alguno había dejado sin vida a muchas guerreras, bebía su sangre y se sentía maravillado, se sentía con vida, se sentía poderoso. Hasta que alguien había clavado algo en él, con mucho dolor en su hombro, se giró para ver quién había dado el tiro de gracia para poder detenerlo, era su creador, su padre. «Quiere matarme» pensó el hombre. Con mucho esfuerzo el logro salir del gran salón de creaciones.

Mirada CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora