21- Sofía Miller

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No sabía qué me había pasado, en el momento que abrí mi boca no pude parar de contar un poco de mi pasado, le había revelado la parte más vergonzosa de mí y ella ni siquiera había hecho una mala cara, eso no me indicaba nada, ya sea algo bueno o malo, lo que si sabía era que no estaba juzgándome. Más allá de haber notado su enojo cuando quiso saber si Patrick estaba en prisión, había algo más en su mirada, aún no puedo descifrarla bien, ella aún no es tan abierta conmigo.

Cuando me dijo sobre su sexualidad, maldición casi me ahogo, pero parece que me dio más vergüenza a mí que a ella, pensé de verdad que tenía un pene, aún no logro entender como es que dice que es intersexual. Pero se lo sacaré de una manera u otra.

El camino a casa estaba en silencio, de mi parte pensando que pasaría de ahora en adelante, no sabía si Kamilla quería seguir viéndome, ella en el restaurante se portó muy bien conmigo, pero ahora iba en silencio, no sabía si preguntar o no. Pero tenía que hacerlo, ¿no?

- Gracias por esta noche - estaba nerviosa.

- La que debe agradecer soy yo - me sonrió.

- Así que.....- tenía dudas, no quería parecer una imbécil por preguntar cosas así, pero mi seguridad en este momento estaba tan baja que me sentía ahogada, yo ya había trabajado mucho en esto, pero con ella era diferente, necesitaba que me confirmara.

- Dime - pidió

- ¿Aun con lo que te dije quieres seguir viéndome? - lo había dicho sin respirar.

- Claro que sí - llene mis pulmones de aire, su respuesta me había regresado la seguridad que necesitaba - bueno si es lo que tú quieres.

- Si quiero - le sonreí de alivio.

- Entonces yo también quiero - dijo.

Muy a mi pesar salimos de la burbuja que habíamos creado en ese auto.

- Nos vemos - dije, queriendo que preguntar, ¿quieres pasar?.

No quería que se fuera, pero parecía que sí lo haría.

- Ven aquí - me tomo tan posesivamente que no procese lo que hizo después.

Sentí nuevamente sus fríos y delicados labios en los míos, esta vez ella había tomado la iniciativa y me gustaba que sea así, abrí mi boca invitando a su lengua a danzar con la mía. En mi vida había evitado este tipo de besos, la única persona que me había besado así parecía que tenía problemas en su boca, casi llenaba la mía con mucha saliva, lo que me producía asco. Pero con Kamilla era diferente, sus besos era como si quisiera robarme el alma, cada beso se llevaba algo de mí, era delicada y feroz a la vez. Me subía al cielo, pero me quemaba con sus manos en el infierno.

No podía parar ni siquiera me dejaba tomar aire, mis pulmones estaban casi vacíos, pero ella seguía atacando mis labios, mi cuerpo no dejaba de reaccionar ante ella, era como si su boca y la mía compaginaban perfecto; mis gemidos amenazaban con salir, pero uno de ellos no logre retenerlo. Parece que lo había escuchado porque eso la había motivado a más, me pego a su cuerpo, siempre la había sentido helada, pero ahora era un volcán a punto de erupcionar, sentía como sus manos se encaminaban a lo largo de mis piernas, escuche un gruñido de su parte cuando sus manos tocaron la tela de mi vestido.

Sentí lo frio de la puerta en mi espalda, ella estaba siendo muy ruda, por un momento me aterré, recordar cosas del pasado me hizo ponerme en alerta, en un momento abrí mis ojos y la vi a ella, sus ojos cerrados y disfrutando de todo, quise poner mis brazos al rededor de su cuello, pero ella los levanto a la altura de mi cabeza, me dejé arrastrar por sensaciones nuevas que ella me estaba regalando; no sabía que en ese momento ella reparó algo en mí que estaba roto, me sentía feliz, había superado un parte de mi trauma.

Mirada CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora