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"Si me necesitas, en dos días estoy allá"

Mi móvil suena en la mesilla de noche. Son las tres y cuarto de la madrugada y me he levantado a escribir una idea que me llegó a mitad de la noche.

Es un whatsapp de Villa. El corazón me da un vuelco. Quiero contestarle que sí, que necesito verlo. Pero no soy tan impulsiva como para contestar al momento.

Abro la ventana. Las calles están desiertas y no se ve ni una luz encendida en el edificio de enfrente. Una brisa de aire cálido se me cuela por el cuello del pijama. La primavera llegará en breve.

¿Lo llamo?
¿A qué viene ese mensaje?
Lo llamo. Me decido. Pero él se me adelanta.

- Eres una lechuza. ¿No duermes nunca?

- Yo también me alegro de saludarte, querido exvecino.- saludo.

- Argh... no me lo tomes a mal. Vi el doble check azul y no pude evitar llamarte. Eso me da puntos, ¿no?

- Te iba a llamar yo.

- Mentirosa- se mofa.

- Es verdad. Pero cuéntame. ¿Ya estáis en casa?

- No. Todavía nos quedan unos días en el DF. Pero le pedí a mi mamá que me enviara las cartas. No te veo bien, Mai.

- Estoy bien. Se me pasará. No te preocupes- le quito importancia,  pero me da ternura su ofrecimiento.

- Sí, claro. Estás tan bien como para irte con tu ex a un viaje... digamos... de búsqueda interior.

- ¿Qué tiene de malo? Me apetece.

- No me malinterpretes. No tiene por qué tener nada de malo. Siempre que no sea una huida. Lo que no encuentres en tu cotidiano, no lo encontrarás fuera.

- No es una huida. Lo prometo. Me hace falta cortar. Salir de mi rutina. Vivir otras cosas.

- Puedes venir con nosotros a Colombia. Así nos veríamos. Te mostraría mi nueva vida acá.

- O sea que no vas a venir tú.

- Sí. Si lo necesita. Ahora mismo compro un vuelo. Lo digo en serio.

- ¿Y la gira?

- La gira no importa. La que me importa es mi amiga.

- Gracias, Villa. Te lo agradezco como si estuvieras aquí ya. Pero sobreviviré.- contesto contra mi voluntad.

- Le advierto que soy mucho mejor dando consejos que su ex- bromea.

- Pero él me puede abrazar más de seguido- respondo.

Se queda en silencio. Lo sostengo y lucho contra el deseo de rasgarlo con una pulla.

- Extraño esos abrazos- dice por fin.

- Yo también.

Otra vez ese silencio. Me gustaría tenerlo delante para adivinar sus pensamientos.  Su mirada no tiene secretos para mí, pero así... me resulta complicado saber qué está pensando.

- En abril, Isaza viaja a España con su hermana. Si puedo, les acompañaré.

- ¿De verdad?- exclamo ilusionada- ¿Por qué no me lo has dicho antes??? Es el mejor regalo que me podías hacer.

- Todavía no sé... Gaby, mis papás... me reclaman mucho cuando volvemos de una gira. Intentaré unos días. Se lo prometo.

- Por favor. Voy a contar los días. Ya me has alegrado la semana.

- Listo. Ahora, vaya a descansar.

Nos despedimos. Pero yo ya no puedo dormir. Villa regresa y yo... yo no puedo esperar más!!

El Misterioso Chico Que Cena ConmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora