Capítulo 31. El cambio de Alex.

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Semanas después.

Narra Abraham.


Llego a casa junto con Noelia. Veníamos de visitar un restaurante y probar algunos menús que nos habían ofrecido, ya estábamos organizando algunas cosas para nuestra boda. Al entrar en casa saludamos a María, ayuda a Noelia con unas bolsas y las veo subir por las escaleras, sonrío mirando a Noelia. Desprendía felicidad, al igual que yo. Voy a mi despacho y suspiro mientras me siento. Las cosas en casa no habían cambiado mucho en estas semanas, sobre todo con Alex, estoy algo distante con él. Casi no le dirijo la palabra y él a mi tampoco. Desde la conversación que tuvimos esa mañana, no hemos hablado mucho. Se que es una situación muy incómoda, pero se lo dejé muy claro ese día. Hasta que no viera algún cambio en él y decidiera qué hacer con su vida, no le iba ni a devolver sus tarjetas ni a dejarlo salir, y menos con esos "amigos". Los primeros días estuvo muy nervioso, quería salir a todas horas y se enfadaba porque no podía, también sabía de sobra que aprovecha para intentar salir cuando yo no estoy en casa, hasta le tuve que dar una orden a Víctor para que no lo dejara salir. Ahora parece que está más tranquilo, muchas veces lo veo en el jardín de casa sentado en una de las hamacas que hay y ahí se tira horas pensando. Pronto tendré que hablar con él seriamente otra vez, que le haya dado tiempo para que piense y reflexione, no significa que tenga que estar de vago todo el día. Han pasado varias semanas y creo que ya ha tenido suficiente tiempo para pensar. Abro uno de los cajones de mi mesa del despacho y me pongo a mirar unos papeles. Minutos después escucho como tocan la puerta.

Abraham: adelante. - digo sin quitar la vista de los papeles y escucho como se abre la puerta.

Alex: Abraham, puedo pasar? quiero hablar contigo. - levanto la vista al escuchar su voz, le miro y asiento.

Abraham: pasa. - veo como cierra la puerta y se sienta enfrente de mi. - de qué quieres hablar Alejandro? - él mira unos segundos hacia abajo y después me mira.

Alex: Abraham yo... lo siento mucho. - le miro con atención. - siento mucho haberme comportado asi, por lo mal que os lo he hecho pasar a ti y a Noelia... me he dado cuenta de que tanto tú como ella queréis lo mejor para mí y que lo que estaba haciendo no era bueno... - vuelve a mirar hacia abajo, yo no quitaba mi vista de él. - se que tú ahora estarás muy decepcionado conmigo Abraham... pero te juro que he estado pensando mucho y quiero cambiar, hacer cosas nuevas... - levanta la cabeza y me mira. - yo quiero que te sientas orgulloso de mi, como lo estás de nuestros hermanos. - le sonrío de lado, me levanto, me acerco a él y pongo una mano en su hombro.

Abraham: escúchame bien Alejandro. Se que el chico que has sido estos últimos meses, no eras tú. Esos chicos con los que te juntabas consiguieron arrastrarte a ellos, a su forma de ser y a querer cambiarte. Pero yo te conozco muy bien y se que cuando lo hacías, no eras tú. - me agacho quedando a su altura y le sonrío. - pero ahora si estoy viendo a mi hermano Alex. Ese Alex que a pesar de todo está aquí, hablando conmigo y diciéndome que quiere cambiar y salir adelante. Yo soy el primero que quiere lo mejor para ti, Alejandro. Por eso tuve que tomar esas medidas contigo, porque si no lo hacía, sabía que nunca entrarías en razón y no vendrías aquí con otra actitud a hablar conmigo como lo estás haciendo ahora. Y quiero que sepas que yo siempre estaré orgulloso de ti, pase lo que pase. Pero tienes que cambiar, si? - él me sonríe, asiente y me abraza. Yo correspondo a su abrazo y sonrío. - y bien?. - digo cuando nos separamos y me siento de nuevo. - has pensado en algo?. - él me mira sonriendo y asiente.

Alex: si Abraham. Quiero estudiar algo relacionado con la mecánica. Como tú bien sabes, desde pequeño me han gustado mucho las motos y los coches y cada taller que veíamos me paraba y me quedaba mirando lo que hacían los hombres que trabajaban ahí. Me gustaría estudiar algo de eso y poder dedicarme a ello. - sonrío al escucharlo.

Abraham: me parece muy bien, Alex. Si es lo que quieres, así será.

Alex: gracias hermano. - se acerca a mi y me abraza. - y lo siento mucho... por todo... - le abrazo a mi.

Abraham: tranquilo, ya paso todo eso. Ya está olvidado. - nos separamos, le digo que le ayudaré a buscar una escuela donde den esas clases y que cuando sepa algo le digo.

Le veo salir de mi despacho con una sonrisa y yo me quedo adentro con otra aún más grande. Suspiro ya más tranquilo y sigo trabajando y revisando los papeles.

Narra Noelia.

Bajo con Maria a la cocina y veo salir a Alex con una sonrisa del despacho de Abraham. Él al verme me sonríe más y se acerca a mi.

Noelia: todo bien Alex?. - pregunto algo preocupada y él asiente.

Alex: si, acabo de hablar con mi hermano y ya se lo he dicho, está de acuerdo en todo. - suspiro aliviada y le doy un abrazo.

Noelia: me alegra tanto verte sonreír así, Alex.

Alex: gran parte ha sido gracias a ti, Noelia. Si no fuera porque en estas semanas has hablado tanto conmigo y ayudarme a entrar en razón.... a lo mejor y aún sigo siendo un cabra loca. - reímos los dos y agarro una de sus manos.

Noelia: lo he hecho porque quiero lo mejor para ti, Alex. Se que Abraham y yo te lo hemos dicho muchas veces, pero es que es así.

Alex: lo sé, Noe. - él me abraza y correspondo a su abrazo. - no sabes cuanto me alegra que hayas llegado a nuestras vidas... desde que estás aquí todo ha cambiado mucho, somos más felices gracias a ti. - se me escapa unas cuantas lágrimas al escucharlo y me separo un poco de él.

Noelia: yo también soy mucho más feliz gracias a todos vosotros - él me sonríe de forma dulce, me da otro abrazo y sube a su habitación.

Suspiro mientras me limpio las lágrimas y voy al despacho de Abraham. Toco la puerta y al escucharlo decir que puedo pasar abro la puerta y nada más entrar él levanta la vista, me mira y me sonríe. Le devuelvo la sonrisa y cuando cierro la puerta me acerco a él. Se levanta y se acerca a mi, me rodea la cintura con sus brazos y yo hago lo mismo con su cuello. Nos mirábamos a los ojos y no hacian falta palabras, nos lo decíamos todo con la mirada. Junta su frente con la mía, me susurra que me ama y me besa con dulzura y pasión. Yo le sigo el beso de la misma forma mientras le doy suaves caricias en su nuca. Cuando estábamos juntos, parecía que solo existieramos él y yo. Como si el mundo se parara. Estos momentos junto a él, eran los más bonitos y especiales de toda mi vida.

La casa de los Mateo {AM}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora