Capítulo 45. La nueva secretaría.

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Narra Noelia.

Cuando Abraham cuelga me quedo pensando. Escuché la voz de una mujer, no la escuché muy bien pero si lo suficientemente como para saber que esa mujer estaba enfadada. Ella pedía verlo, cosa que Abraham dijo que no porque no tenía citas hoy, pero ella insistió. En la voz de ella pude notar enfado y decepción, sobre todo lo último. Abraham cuando me colgó le sentí nervioso. Pero, ¿quién es esa mujer? Suspiro mientras doy vueltas por el salón y pienso. Si esa mujer fue capaz de hablarle así es porque tiene confianza con él y si existe esa confianza es porque ellos se conocen y desde hace tiempo. A los segundos me entra una angustia y unas terribles ganas de llorar al pensar que Abraham puede que me esté engañando. Unas cuantas lágrimas salen por mis ojos y suspiro intentando calmarme cuando siento un leve dolor en la parte baja de mi vientre, llevo una mano a esa zona y con la otra me agarro al sofá que estaba a mi lado.

Noelia: ahora no mi amor... Mami no está de humor... - susurro mientras toco mi barriga y cojo aire mientras segundos después lo vuelvo a soltar.

Sabía que ese pequeño dolor fue una patadita de mi bebé, cada día sus patadas son más fuertes y a mi cada vez que las daba me dolían un poco. Hugo sentía todas mis emociones y yo ahora mismo no me sentía bien. En solo pensar que esa mujer es la amante de mi marido, me hierve la sangre y por supuesto me hace sentir enormemente mal. Veo a Maria entrar en el salón y al verme así se acerca rápido a mi.

Maria: Noelia cielo, te encuentras bien? - ella hace que la mire mientras me agarra suave de las mejillas y toca mi frente, la iba a contestar pero mi llanto sale antes que mis palabras. Me abrazo a Maria y ella me corresponde el abrazo enseguida. - Noelia tranquila. - me agarra suave del brazo. - tranquila cielo, ven. - me ayuda a subir las escaleras y cuando llegamos a la habitación me ayuda a tumbarme en la cama y a quitarme las zapatillas. Yo no paraba de llorar por estar pensando todo el rato en lo mismo. - ya cielo, tranquilizate. Eso le hace daño a tu bebé... tranquila.

Intento tranquilizarme y suspiro pesadamente. Maria me tapa, besa mi frente y se queda conmigo hasta que logro tranquilizarme. Acaricio mi barriguita, cierro mis ojos y me duermo mientras le doy suaves caricias a mi barriga.

Narra Abraham.

Suspiro mientras me acerco a Marta y la miro ya con cara muy seria. Llevaba aquí media hora y aún no sabía el porqué de su visita. Se presenta en mi empresa como si nada, entra en mi oficina de una mala manera y para el colmo interrumpe la conversación que tenía con mi mujer, doy otro suspiro pensando en que ojalá Noelia no haya escuchado su voz.

Abraham: bueno ya! me vas a decir que demonios haces aquí? - digo ya desesperado. La cara de Marta cambia y me mira con una sonrisa, se acerca a mi y acaricia mi mejilla.

Marta: sabes? echaba de menos esa voz que pones cuando te enfadas... - susurra mientras se acerca más a mi y yo me alejo enseguida.

Abraham: ya Marta, di lo que tengas que decir y vete. Estoy muy ocupado. - ella rueda sus ojos y suspira.

Marta: esta bien. - se sienta en una de las sillas que está enfrente de mi mesa y me mira. - vengo porque quiero trabajar en esta empresa - la miro con los ojos abiertos.

Abraham: que?! estás de broma no?

Marta: se que necesitas una secretaría, en la agencia a la que voy todos los días no paran de llegar ofertas de esta empresa pidiendo una secretaria. - me mira de arriba abajo. - pero no pensaba que el que la necesitaba eras tú, sino hubiera venido antes. - me guiña un ojo.

Abraham: ni hablar Marta, necesito a alguien con experiencia, que sepa trabajar bien y en quien se pueda confiar, y tú - la miro serio. - no eres ese tipo de persona.

La casa de los Mateo {AM}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora