La casa de los Mateo {AM}

Capítulo 48. Nuevo miembro en la familia Mateo.

Narra Noelia.

Nada más llegar al hospital me atienden rápido y me llevan a una habitación. Revisan que todo esté bien y una de las enfermeras me dice que he dilatado muy poquito, a penas dos centímetros. Pedí la epidural pero me dijeron que aún era demasiado pronto al estar tan poco dilatada. Me dijeron que vendrían a mirarme cada 10 o 15 minutos. Ahora estaba sola en la habitación, a Maria no la dejaron pasar y Víctor se quedó a fuera del hospital esperando a que llegara Abraham. Suspiro nerviosa mientras acaricio mi barriguita, ya quedaba poco para tener a mi hijo en brazos, poderlo acariciar y besar. Tenía muchas ganas de verle la carita a mi bebé y estaba muy emocionada por ello, pero también tenía miedo. Miedo a no saber hacerlo bien, miedo a no ser una buena madre. Pero saber qué no estaré sola en esta nueva etapa de mi vida, el saber que Abraham estará ahí conmigo, a mi lado, ayudándome y apoyándome en todo, me hace sentirme más tranquila y más feliz que nunca. Minutos después se abre la puerta de la habitación y aparece Abraham, no puedo evitar emocionarme al verlo y él al verme se acerca rápido a mi.

Abraham: ya estoy aquí mi cielo. - me da un beso en los labios y me abraza, yo me abrazo a él y pone una mano en mi barriga. - como va todo? te duele mucho? -  me acaricia la mejilla con su mano libre.

Noelia: solo cuando me vienen las contracciones, por lo demás está todo muy bien mi amor. - le miro a los ojos y acaricio la mano que tiene en mi mejilla. - sabes? tengo algo de miedo, Abraham... tengo miedo de no saber hacerlo bien, de no ser una buena mamá... - se me escapan unas cuantas lágrimas y él me las limpia con delicadeza.

Abraham: mi amor... no digas eso. Claro que lo vas a ser, desde el primer día en que te conocí lo supe. Solo hay que ver como has cuidado a mis hermanos desde que llegaste a nuestras vidas, todo el cariño y el amor con el que les has tratado. Así que no sientas miedo y mucho menos pienses en que vas a ser una mala madre, porque eso no es así. Nuestro hijo no podía tener una madre mejor. - sonrío emocionada antes sus palabras y le doy un beso.

Noelia: nuestro hijo también va a tener un padre maravilloso, un padre muy bueno y cariñoso. Si duda, el mejor del mundo. - me sonríe enamorado y junta su frente con la mía.

Abraham: te amo mi cielo... - susurra rozando nuestros labios.

Noelia: y yo a ti mi amor....

Me besa de una forma suave y delicada, demostrandome una vez más lo que me ama. Pasaban las horas y cada vez las contracciones eran más seguidas y más dolorosas. Yo agarraba la mano de Abraham cada vez que me venían las contracciones y él me acariciaba y me decía cosas bonitas sin separarse ni un segundo de mi lado, mucho menos sin soltar mi mano.

Noelia: no puedo más.... me duele mucho... AAAHH!! - grito de dolor.

Abraham me acaricia la mano, me besa la frente y entra una enfermera junto con un doctor, miro a ambos.

Enfermera: voy a mirar de cuántos centímetros estás ya vale? - asiento y me mira. - intenta relajarte cielo, solo son unos segundos. - asiento con la cabeza, siento un pequeño dolor entre mis piernas y agarro fuerte la mano de Abraham. La enfermera mira al doctor y ella asiente con la cabeza, me mira. - ya casi estás completamente dilatada, ya podemos ponerte la epidural. - suspiro cuando escucho eso.

Abraham se aparta un poco y entre la enfermera y el doctor me ayudan a sentarme. El doctor me pone la epidural y cuando me tumbo de lado me dicen que en unos minutos vienen a por mi para llevarme a la sala de parto. Miro a Abraham y le sonrío muy nerviosa, él se acerca a mi, me coge la mano y me la besa. Tenerlo aquí conmigo es lo mejor que me podía pasar. Sentía también sus nervios pero él hacía lo posible para que yo no lo notara, él no quería transmitirmelos a mi. Mientras esperamos a que vengan a por mi hablamos de muchas cosas, pero sobre todo hablamos de las ganas que teníamos de tener a nuestro hijo ya en brazos. Algo que estaba a punto de pasar.