🌼Los ojos de Emma🌼

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— Los gritos se escuchaban hasta aquí— Comento Kisaki.

Emma trago grueso, apreto la tela de su gabardina y no pudo moverse.

— Las discusiones entre hermanos son comunes, no te avergüences — Sarcástico comento, Hanma.

Emma le miro con disgusto.

— ¿No vas a decir nada?— Kisaki la desafío con su tono de voz.

— No tengo porque responderte...— Bufo con desprecio.

— Sin Manjiro ya no eres tan soberbia —  Le miró con seriedad.

— Recuerda que Manjiro ya no está, y esa persona de allá — Volteo hacia Hanma— No piensa comer más ansias por tus huesos — Dijo con cinismo, pero sonriente.

— ¡Cállate! — Gruño en voz alta la de ojos miel.

Se aparto del de anteojos que solo rió. Miró con reproche a todos en la sala y se dirigió hasta la puerta, principal.

— ¿Quieres que te lleve a casa, Emma?— Hanma fingió compasión con su tono de voz.

— ¡Pudranse! — Dijo con rabia y salió.

Al estar fuera de esa sala, sus piernas flaquearon ante los nervios y el nudo de emociones en su pecho, la hizo tambalearse, se apoyo de la pared y empezó a sollozar.

Se cubrio la boca para acallarlos.

De pronto la puerta se abrió, la rubia se tenso un poco y se aparto, haciendo como si nada, ni siquiera volteo a ver para saber quien era.

— ¿Estás bien?— Pregunto Kakucho.

Emma lo ignoro.

El pelinegro la tomó de la correa del bolso y la hizo retroceder.

— ¡Déjame!— Exclamó alterada y se aparto con brusquedad.

Kakucho guardo silencio un momento.

— Estás muy alterada, no puedes irte así.

Emma se limpio las lágrimas, parecia asfixiarse entre las paredes de aquel pasillo fluorescente, de a poco la música se hacía cada vez más alta, ya que estaba llegando a la pista de baile.

Se detuvo a buscar con sus ojos por todos lados una salida más accesible.

Kakucho, le observo atento para ver que hacía.

Hitto fue tras ella, a pasos lentos, manteniendo distancia, pero sin perderla de vista.

— Te vas a perder — Hablo el bicolor.

Emma quizo detener su andar, sin embargo el miedo de ser arrastrada brutalmente a su tumba, la hizo prestar oídos sordos.

Hitto pensó por un momento en sí ir tras aquella joven de dorada melena que se movía al son de los pasos apresurados de la chica.

Dudo un momento y dio un paso al frente, pero freno el impulso de pegarse a la fémina.

<< Si esos dos ya la vieron, lo más probable es que no pase de esta noche >>

Kakucho presentía que algo malo sucedería si dejaba que se fuese sola a esas horas de la noche...

No lo pensó más y rápidamente se dirigió hasta aquella multitud que bailaba, se metió entre ellos y a lo lejos visualizo la figura de la menor, escabullendose entre los demás.

El de cicatriz la vio desaparecer entre tanta gente.

Analizo el entorno, fijándose en el segundo piso, ahí estaba Muto junto a Seishu, Muto estaba hablando por teléfono, mientras Seishu parecía estar buscando a alguien.