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— Keisuke, lava los platos —

Ordeno Ryoko, mientras se ponía de pie de aquella mesa.

El azabache hizo un gesto de disgusto, pero empezó a recoger los platos, vasos y cubiertos. Emma al verlo, sonrió y decidió ayudarle.

— Déjame ayudarte a lavarlos — Dijo la rubia y tomó algunos trastes y se encaminó a la cocina.

Baji solo la miró un tanto serio.

— Déjalos en el fregadero, no quiero que te rompas una uña — Dijo con sarcasmo, mientras entro a la cocina.

Emma lo miro y le alzo una ceja — ¿Tan delicada soy para ti?— Cuestino un poco indignada.

El chico solo guardo silencio y chasqueo la lengua, para después tomar los primeros trastes y empezar a enjabonarlos.

— Tu los lavas y yo los seco — Indicó la rubia.

— Dije que no — Gruño el azabache.

— De vez en cuando la ayuda es buena, Baji — Comentó la chica y le sonrió.

Baji solo frunció su nariz y siguió en lo suyo.

Estaba concentrado lavando los trastes, no estaba pensando nada en absoluto, solo estaba ahí, viendo la espuma en el fregadero y escuchando el sonido del grifo derramar el agua y  caer sobre los platos.

— Tu madre es muy bonita — Hablo Emma.

Esto lo hizo salir de ese trance, se giro hacia Emma, la rubia solo secaba con una Manta los platos, se giro a verlo y le sonrió amena.

— Es solo una fachada — Balbuceo, mirando hacia atrás, ahí estaba su madre sentada en el sofá mientras veía la televisión.

— Eres muy malo con ella, ¿Por qué?—
Indagó la de ojos miel.

— Es amargada y ácida, más que un limón — Respondió en voz baja.

— Keisuke, puedo escucharte — Hablo su madre desde la sala.

Ambos chicos se giraron a ver al mismo a tiempo a Ryoko, quien los observo un tanto seria.

— Por tu culpa me regañaron — Le reclamo en son de broma.

A su vez le dio un empujón con sus caderas a la rubia en las de ella, ésta solo se quedó perpleja y lo miro con el ceño fruncido.

El de ojos ámbar solo le sonrió burlón.

— ¡Oye! Si quiebro tus platos será por tu culpa— Lo reprendió entre dientes.

Baji se tiro una carcajada — Será tuya, tienes manos de mantequilla — se siguió burlando.

Emma solo hizo una mueca con su boca y terminó de secar los platos.

— Siempre terminas enojada por todo, pareces abuela — Rió y empezó a toser.

— Mira quien habla, el tipo con tos de viejo fumador — Aparento un tono molesto de voz.

🌼Los ojos de Emma🌼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora