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— ¿Traes suficientes monedas?

La voz de aquella rubia de rostro angelical, plantadose frente al azabache, quien la miró un tanto sorprendido, se escucho.

— Pensé que ya no vendrías.

La de ojos miel sonrió con dulzura, haciendo que sus mejillas se incharan y sus ojos se hicieran pequeños ante esa acción.

— Perdón, me entretuve en una tienda — Explicó la fémina.

Keisuke la miró con un poco de seriedad, ella parecía bastante radiante ese día. A diferencia de él; que parecía un ser lúgubre.

—¿Por qué te detuviste en una tienda?—Indagó curioso, mientras se acercó a ella y coloco su mano en la cabeza de la rubia.

— Para obtener más monedas — Contesto serena y le mostró una bolsita de plástico repleta de monedas.

El pelinegro parpadeo, lleno de extrañes.

— ¿Vas a pedirles a todos los dioses o qué?— Dijo Sarcástico el azabache.

Emma no contesto, procedió a ignorarlo con una amable sonrisa en sus labios.

Suspiro y tomo al de larga melena del brazo y lo halo un poco, haciendo que caminara — Vamos, Apresúrate o llegaremos tarde — Indicó la chica.

Keisuke solo gruño con disgusto, se arrepentía un poco de haber abierto su corazón días atrás con ella, si no lo hubiera hecho, estaría en su apartamento, reflexionando sobre su vida.

— Ya vamos tarde — Suspiro desganado, mirando el cielo del atardecer.

— Nunca es tarde para que nuestros deseos se cumplan, Keisuke — Volteo medio hacia él.

Vaya que sintió que algo le atravesó el pecho al ver el agraciado rostro de la chica, dándole unos ojos llenos de gentileza...

Por primera vez a lo largo de esos ocho años, el pelinegro volvió a salir en la fecha de Halloween.

No comprendía por qué Emma pudo lograr que volviese a salir de ese agujero, donde se la pasaba recordando ese suceso.

— Bien, ahora solo debemos subir las escaleras — Hablo la rubia.

Baji salió de sus pensamientos y la miró un tanto desorientado.

—¿Estás bien?— Pregunto preocupada, al verlo así.

—Ah...yo...no lo sé — Contesto vacilante y llevo su mano a la frente y suspiro.

— Si quieres podemos venir otro día — Sugirió ella.

Emma quería que Keisuke, dejara atrás ese suceso, el chico tenía un aura tan lejana ese día, que se notaba perdido y un poco apagado, pensaba que lo mejor sería volver y que él descansará.

— No — Replicó serio y se soltó del agarre de la chica.

La de ojos miel se quedó perpleja un momento, observando al azabache, quien parecía estar en una lucha interna en si quedarse o irse...

—Sería mala educación si me voy, cuando me has invitado a salir de ese maldito hueco en el que me meto para esta fecha — Hablo un poco bajo el azabache.

Emma se sorprendió tanto por él, que no pudo evitar reír de satisfacción al ver al pelinegro decidido a salir de ese estanque. Keisuke volteo a verla al escucharla, decidió guardar silencio.

— No lo hagas por mí...— La rubia se acercó a él y poso su mano en el hombro del varón — Hazlo por tí y solo para ti.

Ambos se miraron y sonrieron el uno para el otro.

🌼Los ojos de Emma🌼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora