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La nieve se amontonaba en las calles, el frío era más fuerte, los carteles, luces, adornos en las calles alusivos a la época dicembrina se veían por donde fuese que las personas caminarán.

Las jóvenes parejas tomándose fotografías bajo el árbol de navidad en el centro de la ciudad, muchos disfrutando con su familia o amigos.

Aquel ambiente cálido y acogedor se sentía por todas partes.

— La navidad ha llegado muy rápido— Comento Ryoko, mientras encendía el horno.

Keisuke asintió con un sonido bucal, para luego tomar una galleta de las que su madre había hecho.

— No te comas las galletas — Le reprendió la pelinegra.

— Saben a quemado— Hizo una cara de desagrado.

Ryoko le miro con seriedad.

— ¿Entonces porque diablos te las estás comiendo?— Ryoko gruño, dándole un zape en la cabeza al chico.

—¡Ey! ¡Deja de golpearme!— Exclamó irritado

— Si no te vas de la cocina, ¡Te voy a golpear con la espátula!— Sentenció la fémina.

— ¡Tch! Es navidad, deberías estar contenta— Resoplo el chico.

Mientras salía de la cocina.

— Mejor ve al supermercado y trae más harina — Indicó en voz alta, su madre.

— ¿Qué?— Frunció su cara el varón.

— Ve por harina, Keisuke— Mucito molesta.

— ¿Quieres algo más?— Pregunto irónico.

Ryoko camino por toda la cocina, al parecer buscando su cartera.

— ¿Dónde la dejé?— Balbuceaba.

Levantándo cada cosa que utilizó para preparar la cena.

El chico, blanqueo los ojos y habló.

— Yo lo pagaré, no te preocupes— Dijo, mientras se daba la vuelta.

— ¡Gracias!— Exclamó agradecida la pelinegra.

Su progenitora le miro conmovida.

— Ya vuelvo — Dijo y se retiro.

○ ● ○

Aquella melena castaña ser cepillada por aquel joven de cabellos púrpura, se visualizaba en aquella habitación.

El rostro inexpresivo de la joven sentada frente al tocador, miraba su reflejo.

Los ojos del varón se dirigieron hasta ella.

Un suspiro quejumbroso salió de los labios de la joven, quien cerró sus ojos con pesadez.

— ¿Pasa algo?— Cuestiono el chico.

Deteniendo el cepillado.

— Me siento cansada — Se quejo.

Mitsuya sonrió medio y coloco el cepillo en el tocador.

— Entonces te dejaré descansar, debes estar radiante para la cena de esta noche — Dijo Mitsuya.

— No quiero ir... todo se irá a la mierda, estoy más que segura — Hablo ansiosa.

Takashi guardo silencio y miró hacia otro lado, pasando saliva.

🌼Los ojos de Emma🌼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora