CAPÍTULO 15

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"TRAICIÓN"

Acomodé el vestido rojo de Mari, mi muñeca, mientras estaba arrodillada sobre el final de mi pequeña cama. Era mi juguete favorito y durante las tardes en que mamá se alistaba para cubrir su turno nocturno como enfermera, jugaba con Mari para distraerme un rato.

No fue difícil adivinar a quién pertenecían aquellas pisadas que pronto se escucharon acercándose a mi habitación. Una rápida sonrisa se formó dejando mostrar mis dientitos chuecos y, asimismo, enseguida me puse de pie volteando a ver con ansias mi puerta, aguardando su llegada.

Ahí, sobre el marco de madera, apareció papá regresando del trabajo con su uniforme del psiquiátrico y su maletín en mano. Con la alegría desbordándose en todo mi cuerpo, corrí hacia él.

―¡Papi! ―dije abrazándome a sus piernas―. Te extrañé.

―Yo también te extrañé, Madi. Y tengo un regalo para ti.

―¡¿De verdad?! ―exclamé entretanto mis ojos se abrieron más con la sorpresa, alejándome un poco para ver su cara.

―Ven.

Tomó mi manita y me encaminó a través de la alfombra hasta quedar frente al espejo de cuerpo completo. Su altura y la mía denotaban una obvia diferencia. Yo una niña y él un adulto.

Papá se agachó quedando a mi altura y sacó del maletín un collar con un dije de mariposa color lila. Mi boca se entreabrió con asombro. Era un regalo muy bonito.

―¿Por qué una mariposa? ―pregunté curiosa.

―Bueno, recordé que nombraste "Mari" a tu muñeca por una mariposa que encontraste en el patio cuando recién te la regalamos mamá y yo.

―¡Es verdad!

―Y sé que ella es una compañera muy importante para ti.

―También se llama así porque suena como "Madi", como tú me dices a mí.

―Lo sé. ―Rió―. Además ―dijo poniéndome el collar―, este insecto simboliza la transformación constante. Es sinónimo de perseverancia y resiliencia.

―¿Qué quiere decir eso?

―Eso quiere decir que tú eres tan libre como una mariposa.

No comprendí a qué se refirió con esas palabras en aquel entonces, pero que dijera que yo era como una de ellas, me hizo sentir la niña más afortunada y querida.

―¿Te gusta?

Volteé a verme en el espejo.

―¡Sí! ―Lo abracé llena de felicidad―. Siempre lo voy a llevar conmigo. ¡Eres el mejor papá del mundo!

Mis ojos parpadean al querer abrirse por completo. Los cierro un momento para disipar el dolor que me acaban de producir y los vuelvo a abrir. Mi visión se constriñe al intentar adaptarse a la luz que detecto en el techo, pues mi mirada está dirigida hacia ahí. Poco a poco lo borroso de mi entorno se ve con claridad y los ruidos de fondo empiezan a acentuarse.

―...tengo que sacarla de aquí. ―Escucho el susurro de Oliver.

―Cabrón, nos tienen acorralados. ―Ese es Tyler―. Te van a matar antes de que lo consigas. Se trata de la hija de su jefe.

Aturdida me esfuerzo por incorporarme sobre el sofá donde me encuentro recostada. No reconozco el lugar, solo sé que es una oficina. No es muy amplia y aun así contiene lo necesario para verse elegante en tonos oscuros. Frente a mí, miro a dos hombres de negro vigilando la puerta y portando una AA-12 cada uno. ¿Por qué acabo de despertar aquí?

PLAN DE ESCAPEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora