"ACEPTACIÓN SIN OLVIDO"
Perdonar se volvió un requisito para calificarte como una buena persona, por el contrario, guardar rencor te excluye de esa etiqueta. ¿Y por qué alguien más tendría que decidir qué debes hacer y qué debes sentir? ¿Por qué son ellos los que tienen que decirte quién eres? Lo cierto es que juzgar está a la mano cuando el dolor no es tuyo.
Perdonar es fácil, te ayuda a seguir adelante. Olvidar es difícil, te impide borrar lo que ya está hecho.
La noche y madrugada anterior tomé totalmente en serio la petición de Oliver: pensar bien en mi decisión. Fue tan en serio que debatirme entre los pros y contras me llevó a tener insomnio y si acaso, a dormir la hora pasada. Estuve deambulando de aquí para allá, sabiendo que ahora tenía la libertad de salir si así lo requería, pero no pude. El miedo me paralizó al desconocer qué me depararía una vez fuera de esta habitación.
"¿Qué debo hacer?", fue la pregunta exacta que me mantuvo despierta porque cuando creía tener la solución, se acumulaban más motivos para cambiarla. Eran dudas tras dudas.
Voy saliendo de ducharme, secando mi cabello con la toalla y la respuesta definida a esa cuestión tortuosa me acompaña entretanto busco la manera de evadirla enfocando mi atención en la calidez que está manifestando mi cuerpo después de la limpieza, pero de repente tocan la puerta y me sobresalto, pues no estoy acostumbrada a escuchar ese sonido.
Estoy a punto de preguntar quién llama cuando me corta su voz.
―Soy Oliver ―carraspea―, ¿estás despierta?
―Sí. ―Voy acercándome poco a poco a la puerta.
―¿Puedo entrar? Traigo el desayuno.
Abro con la llave y lo encuentro sosteniendo la charola mientras muestra una sonrisa ladina. No lo había notado hasta hoy: estar frente a él hace que mi 1.65 m de estatura no sea suficiente.
Hago un ademan con la cabeza para que entre y enseguida lo capta, pues vistiendo su predecible playera gris y pantalón negro, va directo hacia el tocador para dejar ahí la comida, como de costumbre.
―Antes de que te vayas... ―Detengo su andar cuando hablo―. Ya lo pensé como me lo pediste y también tomé una decisión.
―¿Estás segura?
―Sí, estoy segura.
―Bien. A Alexis le gustará saber tu respuesta, entonces te dejo para que desayunes y termines de alistarte. Te esperaré en el primer piso.
— — —
No valoré que cuando Oliver expresó que me esperaría en el primer piso, implicaría que yo bajaría sola y me tendría que guiar por mí misma a través de esta mansión que desconozco.
Salir después de estar encerrada durante lo que pareció ser una eternidad fue como dejar ir una opresión para luego dar entrada a una sensación de descanso. Sin embargo, el temor me acompañaba con cada paso que daba en ese pasillo examinando los diez dormitorios que lo conforman, entre ellos mi habitación que está ubicada al final del ala este. Oliver no mintió, cada una de sus puertas tiene un cerrojo igual que el mío.
Por otra parte, casi al final del ala oeste, distinguí unas escaleras que dirigían a un tercer piso, por ende, sentí agobio por si en algún momento alguna de esas puertas se abría o alguien aparecía por cualquiera de las escaleras, más no fue así. Se trató de un recorrido silencioso.

ESTÁS LEYENDO
PLAN DE ESCAPE
RandomMadison estuvo en el lugar y en el momento equivocado, ahora sus opciones son morir para guardar silencio o formar parte de una organización anónima anti-fuerzas de seguridad pública conocida como Los Halcones. Si elige la primera opción: ¿valdrá l...