PLAN DE ESCAPE

CAPÍTULO 20

"UN AMIGO DE VERDAD"

Contar con algo tan maravilloso como la amistad debería considerarse un tesoro porque pocas veces se encuentra esa cualidad genuina en otros. Quien posee un amigo es alguien afortunado, alguien que ha encontrado otro hogar.

Una amistad se construye a base de cimientos como la honestidad, el cariño y la lealtad. Un amigo está ahí para alentarte y para decirte dónde estuviste mal. Un amigo se queda cuando las cosas se complican, un amigo te dice cuándo es momento de avanzar.

Oliver

El aleatorio del reproductor multimedia hace que Au Revoir de OneRepublic suene en el interior del Camaro y sin quererlo, relaciono la letra de esta canción con la actualidad.

A pesar de que gran parte de este recorrido nocturno he estado observándola de reojo, me es fácil llegar a la conclusión de que su mirada puesta en el paisaje exterior y sus movimientos ansiosos en el asiento del copiloto, me están avisando que su mente se encuentra bajo un ataque de pensamientos incesantes, los cuales trata de evadir cantando en voz baja. Asimismo, lleva un buen rato comiendo chucherías para despistar su estrés.

Yo estoy en la misma situación, pero a mí siempre me ha resultado más fácil fingir que delatarme. He tratado de que nuestra compañía no se vea comprometida por lo que pasó la última vez. Si fuera posible, borraría ese momento. Me descarrilé y admito que tampoco estuvo bien alejarla de mi lado los días anteriores. Ahora no puedo dejar de pensar en cómo mi comportamiento le afectó y en esa sugerencia que me hizo.

―Ian sigue tratando de comunicarse contigo ―le informo para ignorar mis cavilaciones.

―Que siga haciéndolo, de cualquier manera, no voy a aceptar. No quiero verlo.

El semáforo se pone en rojo y nos obliga a detenernos, por tanto, volteo a verla y noto que su intranquilidad aumenta con un temblor perenne en su pierna izquierda.

―¿Qué pasa?

―¿Eh? ―expresa usando su tic.

―No estás cómoda. Te estás tocando detrás de la oreja, lo haces cada vez que estás nerviosa.

―Oh, pensé que nadie lo notaba...

―Es difícil no notarte, Madison.

La forma en sus ojos se engrandecen me hace dar cuenta del impacto que acaban de tener mis palabras. Es decir, es tierno que recurra a eso, pero si soy honesto, no es lo único que he memorizado de ella.

―Es que... ―Busca en un bolsillo de su pantalón y saca una hoja blanca doblada―. Estaba tratando de decidirme entre si hacerlo o no. Mi cabeza estaba dando vueltas entre si debía entregarte esto que hice para ti.

Tomo la hoja y la desdoblo hallando un dibujo que me deja anonadado, pues asimilando los trazos realizados con lápiz, distingo que estos consiguen la creación total de mi cara que abarca casi todo el espacio. No obstante, me distraigo más en las marcas que resaltan sobre mis rasgos faciales, ya que no son simplemente eso sino líneas que se asemejan a las olas del mar. Aprecio que cada detalle está bien pulido, es como ver mi reflejo en un papel.

―Puedes interpretarlo como gustes, solo me gustaría aclarar mi propia versión. Yo vacié en esta ilustración tu afición por el océano donde las olas en tu rostro simbolizan aquellas heridas internas que no dejan de ser parte de ti. ―Señala con su dedo―. El océano es ruidoso y aun así recuerdo que una vez me dijiste que las olas te transmiten paz. Así que no hay razón para que no valides lo que crees que a los otros les puede asustar.