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Narra Angie.

Al dia siguiente abrí mis ojitos y puse los pies en el suelo para empezar mi día, últimamente sentía todo el rato esa sensación de nervios. Con Mimi, con mis padres, y ahora con chris.

Me da la sensación de que este sentimiento que tengo con el debe acabarse si quiero ir a la universidad. No se puede tener todo.

Tras asearme un poco bajé a la cocina, estaba tensa. Nerviosa por la reaccion de mis padres sobre la noticia.

– Buenos días – comenté mirando a mi mami, dejé un besote en su mejilla y me senté a su lado – ¿Papá se fué ya?

– Si, el medico lo llamó para que se fuera antes, estará a punto de llegar – me sonrió – Parece que ayer lo pasaste bien.

– si, salí con mimi, su amigo y mi jefe, por cierto, quería decirlos algo pero quiero que esteis los dos.

– Hablando del rey de roma, por la puerta asoma –

El hombre apareció por la puerta, con la mano en el pecho y acompañado por un sanitario.

– Hola papá, ¿Cómo ha ido? – me levanté hacia él, lo agarré agradecí al tecnico para que se marchara, lo acompañé a la habitación.

– Muy duro, cielo, necesito descansar.

–¿No quieres desayunar nada?

– He vomitado lo suficiente ya.

– sabes que es mejor que comas, así tienes algo que vomitar y no solo ácido.

– No. Gracias –

– Te subo un sandwich de queso asado como a ti te gusta – le pregunté de forma melosa. Pero el negó con la cabeza, yo solo me renegué y lo tumbé en la cama, volví a desayunar con mi madre.

– ¿Que nos ibas a decir cielo? Luego cuando esté mejor se lo diré.

– Me han ofrecido un trabajo fijo e interno en una casa, bueno, en casa de chris, pero viendo como está la situación no puedo irme –

– ¿Cómo?

– Chris quiere que vaya a trabajar a su casa y viva allí, pero al ver así a papá yo...

– Ángeles – Mi madre dió un pequeño golpe en la mesa. Me asustó un poco – tu padre está bien, ha tenido un mal dia y aunque esté mal no vas a perder tus sueños solo por el. Tu con tu esfuerzo has conseguido ese trabajo y Chris te ha dado ese aumento. Y lo vas a coger como que me llamo Dania López Montenegro.

– Os voy a extrañar mucho mamá – la abracé mientras un par de lagrimas bajaban por mi mejilla – Os voy a mandar dinero todos los meses lo prometo os quiero mucho.

– No hace falta mi amor. Ahorra – besó mi mejilla – Nosotros estaremos bien princesa. Estamos muy, muy orgullosos.

– Voy a llamar a Chris para decirle que si cojo el trabajo – me levanté rapidamente y cogí el movil. No tardó nada en descolgar la llamada.

– Angie mi amor me estoy muriendo – gimió desde el otro lado de la linea – habla rapido porfi.

– Acepto el trabajo interno chris, gracias por todo.

– Pues ya puedes empezar la mudanza, y si me disculpas tengo que colgar porque me voy a vomitar – sin mas me colgó. giré los ojos y con una sonrisa colgué.

Luego de eso empezamos a hacer cajas y cajas de toda mi ropa, terminamos rapido ya que no tenia mucho. Llamé a Mimi para ayudarme a transportar las cajas.

Unas dos horas después ya contaba con una habitacion sosísima llena de cajas. Estaba claro que eso necesitaba el toque Angie. Me quedé sola cuando mimi vió que erick habia revivido, ambos salieron a desayunar por ahí.

Solté un suspiro pensando en mi padre. En lo inevitable que era su enfermedad. En lo culpable que me sentía por haberme ido asi. Tampoco iban a permitirme que dejara el trabajo por ellos. Sentí unos toques en mi puerta.

– Bienvenida mi amor – Se escuchó la voz de Chris, me giré y le sonreí. Ya estaba mi puto corazon haciendo de las suyas. No entiendo por que siempre conseguía ponerme tan nerviosa.

– Sinceramente creía que no saldrías vivo de esa resaca – comenté abriendo una de las cajas para empezar a colocar.

– Erick me dio una Aspirina y una infusión – encogió sus hombros, se colocó a mi lado de rodillas, justo como estaba yo.

– ¿Que haces?

– Ayudarte –

– No tienes por qué.

– Ya lo sé, pero quería darte las gracias por haberme cuidado ayer, te lo debo. No era tu obligacion estabas de fiesta y preferiste quedarte conmigo.

– No me perdonaría si te pasara algo, ¿Quién me va a pagar si te mueres? – carcajeé, el hizo lo mismo con un pequeño manotazo.

– Ya me habia creido tu desinterés – rió risueño, tras un par de carcajadas nos quedamos en silencio.

– Deberíamos poner unas normas de convivencia, chris – le dije mientras empezaba a sacar ropa, la iba dejando en la cama estirada, el hizo lo mismo.

– Tu dirás.

– Los fines de semana son sagrados, así que ni me mires, los días laborables en horarios de trabajo puedes pedirme lo que te de la gana, ahí si. No quiero que recojas nada como la primera vez, es mi trabajo y por último pero no menos importante: A mi habitacion no se entra sin mi permiso.

– Vale mi Reina si quieres hacemos un contrato y lo dejamos en escrito.

– Y una más – hice una pausa antes de hablar, sentí su mirada curiosa en mi, no sabía hasta donde iba a llegar lo que estoy a punto de soltar por la boca – Las muestras esas de cariño de tus abracitos y besitos en la mejilla, fuera. No las quiero. No quiero ni un "Mi amor" ni "mi reina" ni nada de esas cosas tuyas.

– ¿Y eso por qué? – Me preguntó. Ya cambió la voz. Esa voz que pone cuando coquetea. La odio. Bueno, puede que no la odie pero odio no odiarla.

– Porque yo vengo aquí a trabajar, quiero que nuestra relación sea estrictamente profesional, por lo menos entre semana, ya luego los findes tan amigos.

– Osea que los findes te puedo coquetear si yo quiero – sentí como se acercaba, tomó un mechón de mi pelo rubio, aparté su mano, el soltó una carcajada.

– No sabía que te ponía tan nerviosa, que linda – me dijo mientras se acercaba a mis labios, humedeció los suyos y me volvió a sonreír. Si alguien escucha un corazon que está a punto de estallar es el mío.

– Mira chris, te lo voy a decir clarito – inrenté aparentar tranquilidad, pero por dentro estaba que me moría. Me alejé unos centimetros de el para mirar bien sus ojos. Intentaba hacerle creer que no me intimidaba – yo vengo aquí a trabajar, a ganarme un sueldo para poder ir a la universidad. Si quieres a alguien con quien acostarte ya sabes a quien llamar. Yo no he venido a eso.

Me alejé de el, seguí trasteando con la ropa intentando mantener calmada mi respiración, pero me temblaban hasta las piernas, sentía su mirada penetrante en mi nuca. Esa mirada coqueta que me hacía derretirme. A mi y a mil más seguramente.

– Si necesitas ayuda con algo mas...– Chris se ofreció. No dije nada. Solo le dí la espalda, no puedo con tanta tensión, al ver que no le respondí se fué, solte un suspiro casi mudo. Intenté calmarme respirando hondo, cerré la puerta con llave para que no volviera.

La convivencia va a ser mas difícil de lo que pensaba. Angie ahora vas a vivir con un chico que por desgracia te encanta. Mantén la compostura. No te distraigas de tus objetivos.

Algo Más || Christopher Vélez [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora