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Narra Chris

Ahí tenía delante a todos los ejecutivos de columbia, mis nervios estaban a flor de piel con lo que me iban a decir, estaba claro que ahora las cosas iban mejor que bien, pero tenían que confirmarlo.

– Vamos a hacer una fiesta el 8 de mayo para celebrar la salida del debut en solista de chris, os mandaremos la info por correo – el último señor dió un pequeño golpe en la mesa, nos levantamos todos para irnos, me paró una de las productoras.

– quería felicitarte, todo este camino seguro no ha sido fácil, ya estamos viendo el final del túnel por fin.

– Si, me gustaría mucho poner un par de cosas en el contrato de cara al próximo disco –

– Chris, cielo, primero eso no depende de mi. Y segundo, depende también de los números que saques y de lo rentable que seas. Si no tienes éxitos no eres nada. Nadie te va a escuchar. Así que reza para que ese disco sea un éxito.

– Lo único que pido es que esta gente deje de meterse en mi vida privada. Nada más –

– Bueno, tu firmaste un contrato, Chris, lo leíste y estuviste de acuerdo. Ya sabes cual es la primera cláusula. Nada de polémicas

– ¿Es polémico que me enamore? ¿No puedo ni llevarla conmigo a la fiesta del disco? Es importante para mi.

– Puedes hacerlo público, pero y que pasaría si uno de los dos se pone los cuernos y todo el mundo se entera. Sabes que eso no nos gusta. Muy bien le tienes que caer a los de arriba para eso – carcajeó.

– sabes que no es justo –

– Podría intentar hablar con ellos para que te dejen llevar a tu chica a la fiesta.

– Te agradecería muchísimo que hablaras con ellos para que Angie pudiera venirse conmigo, si tengo que Meterla por la puerta de atrás me da igual, pero que me dejen llevarla. Erick vendrá seguro y será muy bueno para darnos publicidad. Es para mí.

– He dicho podría. No que lo quiera hacer – río traviesamente. Se sentó en la mesa, yo solo suspiré. No podía ser tan fácil. Ya decía yo.

– ¿Que es lo que quieres? – crucé mis brazos – Te compro lo que quieras.

– Lo que quiero no se puede comprar con dinero – estiró la mano para arrastrar mi camisa hacia ella. Yo solamente aparte la mirada. Giré los ojos

– ¿Tu no acabas de escuchar que estoy enamorado de alguien?

– ¿y? – se acercó a mis labios, obviamente yo me separé – Va chris, yo tengo mucho poder en esta empresa, solo quiero probarte. Hazme el gusto 6 te concedere todo lo que quieras.

– No todo vale por el disco – miré hacia la ventana del edificio, vi a tres personitas brincando, saludando desde el suelo. Una increíble sonrisa salió de mi.

– ya hablaré yo con ellos, gracias – salí corriendo dejando allí a la chica con cara de tonta. Bajé rápidamente los tres pisos que nos separaban. Me tiré a los brazos de mi preciosa rubia.

– Hola guapo.

– ¿Que hacen aquí? – pregunté sonriendo cómo un tonto mirando a mi chica, la cual me miraba con una sonrisa.

– Estábamos aburridos, íbamos a ir al burger King, luego nos dimos cuenta de que no hay burger sin Chris – Erick habló con una sonrisa.

– he terminado, puedo ir, cojo mis cosas y salgo –

No tardé nada en coger mis cosas y salir de allí, cogimos el coche de erick y fuimos a comer, No tardamos en llegar y mucho menos en sentarnos a comer.

En verdad con ellos todo eran risas. Me lo hacían todo mucho más fácil, no me había parado a pensar en todo lo que se me venía encima con el embarazo de vanessa y era algo que agradecía. Espero que pronto pueda sacarla de mi casa y ponerme de acuerdo con ella para no verla jamás.

– ¿En que piensas? – Angie me dió un pequeño codacito para que saliera de mis pensamientos. Yo solamente suspiré – No has tocado ni la hamburguesa y eso es raro en ti. Raro raro. ¿Que pasa?

– Mi vida está al revés ahora mismo. Ahora de repente voy a ser padre con una posible gira en camino y su mamá es una loca chantajista.

‐ Yo voy a estar contigo. No vas a estar solo. ya verás – besó mi mejilla, me sacó una sonrisa. – Que linda sonprisa.

– Siento mucho lo que hice – levanté la voz para que Erick y Mimi me miraran –

– ¿Qué?

– Me equivoque al haberlos separado. No era mi decisión. Tú has hecho lo posible por vernos a mi y a Angie juntos. Anoche lo estuve pensando y...bueno eso. Que perdón por mi cagada.

– No se preocupen que yo voy a hacer todo lo posible para que lo compense.

– Mas te vale – Erick le sonrió de forma divertida. Parece que toda esa inseguridad ya se había ido.

–  no te preocupes por eso mi amor

– Quedamos en que nada de mi amor – me hizo un gesto gracioso – No te olvides.

Me acerqué a besar sus labios, no lo pude resistir, estaba tan mona, pero me aterrizó una papa a mi linda cara.

– ¡Córtense pingüinos! – mimi comentó entre risas, Erick se sumó tirándonos más papas y frituras, empezamos una pequeña guerra. Hasta que vimos que los camareros nos estaban mirando mal

– ¡Oye ya! – carcajeamos. Mimi se levantó – Erick y yo tenemos que ir a hacer la maleta. Así que vámonos.

– ¿y nosotros qué? – Angie me sonrió, yo la cogí de la mano, entrelacé mi mano con la suya.

– Nosotros podemos irnos a casa a ver rabiar a aquellas dos, ¿Que te parece?

– Me parece perfecto – volvió a besar mis labios.

Así fue como volvimos a casa, mimi y erick por su lado y Angie y yo por el otro para así no llamar la atención. Erick nos dejó en el estudio, ahí cogí mi coche y salimos de allí conduciendo hasta casa.

Entramos en casa entre risas besos y tonteos como hacíamos siempre, se colgó de mí mientras nos besábamos, la agarré de las piernas para que no se callera. y así fue como fuimos hacia su habitación. La bajé de mi y la llevé hacia la cama la empuje suavemente y me tiré encima de ella para besarla, lleve mis manos a su costado para levantar su camisa, se la quité de una mientras ella solo disfrutaba y se dejaba.

– Quiero hacerlo con las joyas puestas – me susurró al oído, se me movió todo por dentro, acaricié el anillo que llevaba en su mano y volví a besarla, estire la mano hacia la mesa donde guardaba la caja de las joyas. pero abrimos la boca asombrados al ver que ni los pendientes ni el collar estaban ahí.

– No me jodas –  Empezó a rebuscar entre los cajones esperando que aparecieran. Ni rastro.

– No puede ser – Angie se llevó las manos a la cabeza – son joyas de zafiro, más caras que el demonio yo no se que voy a hacer si las pierdo.

– Ey, tranquila – Tomé sus mejillas que no tardaron en humedecerse – solo es un objeto cariño, no pasa absolutamente nada.

– Me lo regalaste tu, ¿Cómo no va a pasar nada?–  Sollozó. yo intenté calmarla llenándola de besos – solo me queda el anillo.

– Vamos a ver si por casualidad lo dejaste en el baño o en mi habitación.

– Eso seguro que fueron aquellas dos se colaron en mi cuarto o yo que sé, yo dejé las joyas en mi mesita de noche. Alguien las sacó y...

– Necesito que te calmes, ¿vale? Las vamos a encontrar.

– ¿Que ha pasado? – Mimi salió preocupada.

– Aquellas dos me han robado las joyas que Chris me regaló para declararse.

– ¿Cómo lo sabrían? Nunca se lo dijiste – Mimi comentó, pero yo no le contesté, bajé hasta el salón, me quedé parada al ver como Vanessa llevaba puesto mi collar y mis pendientes.

Esto se va a salir de control.

Algo Más || Christopher Vélez [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora