Capítulo 1

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Capítulo 1

—Golpéalo fuerte, Will —y allí viene otro que me noquea completamente. Eso duele demasiado.

—¡Dime que quieres besarme!

¡Dios mío!

Sangrar. Sí, eso es lo que siempre me pasa. Todo el tiempo boto sangre en diferentes partes de mi cuerpo. Soy un saco de boxeo para los chicos grandes de mi escuela. No puedo defenderme, soy débil y me dejo llevar por todo.

—Pronto nos veremos, mariposita linda.

William Patrick. Sí, ese es el chico que me acosa todo el tiempo. Él solo quiere que lo bese, que sea suyo, pero me rehúso a ser su pareja. No me gustan los hombres y cada vez que me ve en la cafetería, en clases, en cualquier parte, quiere golpearme porque así desata su furia interior. Y sus amigos son los que le siguen la corriente y lo incitan a que me golpee.

Salgo corriendo hacia el baño del último piso para que no pueda encontrarme ahí, es como mi refugio personal. Dejo mi mochila en el suelo y me veo en el espejo. Mi rostro está hinchado, ¡Maldición!

Aprovecho de limpiarme la nariz, en esta ocasión su aspecto está peor que antes. Esto será un enorme problema cuando llegué a casa. Debo mentir otra vez. Sinceramente ya estoy cansado. No quiero seguir más aquí y menos mal que me faltan pocos días para irme. No depender de nadie, no estar huyendo como nena. Ya desearía que todo terminará.

Ya dejo de sangrar y todo está como antes. Suspiro hondo y profundo. Veo por la puerta a ver si hay alguien y su amigo Rob está custodiando la salida de autos. Esto es difícil. No sé cómo haré para salir de aquí.

Aprovecho de leerme una novela rosa que mi hermana estuvo leyendo el mes pasado y me he obsesionado con esto. Cada vez está más interesante y muero por saber el final, ¿quedarán juntos?, ¿vivirán felices por siempre?

La campana suena ruidosa y no me queda de otra que faltar a Matemáticas por enésima vez, siempre que me fastidian y tengo que esconderme, esa es la bendita materia que tengo que omitir; tengo un punto a favor que ya la tengo más que pasada, pero igual la profesora me puede quitar puntos y no quiero calarme los regaños de mi madre.

Media hora encerrado sin nada que hacer, ya no quiero leer, sino escapar, huir del país, cambiar de nombre, de cabello, de todo. Así William nunca me fastidiaría de nuevo.

—¿Cris? ¿Estás ahí? —es mi mejor amigo Phill.

—Sí —le contesto en tono bajo.

Cierra la puerta sin hacer ruido. Al verme se sorprende de lo lastimado que estoy.

—¡CIELOS! —exclama al ver mi rostro—. William está buscándote en cada rincón del colegio. Aunque déjame decirte que es bien torpe porque me vio pasar y no me hizo nada, solo pregunto por ti y le dije que no sabía dónde estabas. ¡Me creyó! —cuenta mi amigo. Debo quedarme hasta las siete de la noche para que todo el mundo se vaya del colegio. Menos mal que tengo la llave que le robé al conserje hace dos semanas—. Ese chico está mal de la cabeza. No sé qué iremos a hacer. De verdad no entiendo cómo está enamorado de mí, habiendo tantas chicas lindas en el colegio.

—Jamás saldré de aquí, Phill.

—Tranquilo. Tengo una coartada para que nadie sepa que eres tú. —las ideas de Phill son un poco extravagantes—. Tengo una peluca de mi madre y un pantalón un poco más grande para que no te apriete. La última vez la licra no funcionó, por suerte tenías un suéter para tapar el hueco.

—No me vestiré de mujer de nuevo. El maquillaje es horrendo.

Todos los días son un infierno, invento cada vestimenta para salir como si nada. Aún hay personas que se preguntan quién soy cuando me visto de mujer. Es la única forma de salir, pero desde que tengo la llave no quiero volver a usar licras, ni maquillaje.

—Me rehúso.

Estamos media hora pensando como salir. No quiero que me peguen de nuevo.

—La única manera es que lo beses, Cris. Es la única forma de que el tipo te deje en paz. Ya nos quedan 7 días en este infierno, y te irás, así que puedes hacerlo, hermano. Tú puedes —me da aliento mi amigo.

—¡No quiero hacerlo! Si Stefany se entera me va a matar. Ella está enojada conmigo porque piensa que me gustan los hombres.

—Claro. ¡Qué lio, hermano!

—Peor que una novela. Esto es demasiado espantoso para ser cierto.

Phill siempre está preparado para cualquier ocasión y me trajo el almuerzo. Comer en el baño no es adecuado, pero prefiero hacerlo aquí, y no en público donde ese maniático pueda verme.

—Son las siete, Cris. Es nuestro momento.

Salimos por la puerta trasera del baño y aparentamos normalidad. Recorremos el pasillo del quinto piso y nos adentramos en el ascensor hacia el sótano. Es la única forma y así William no me dará golpes y no tendré que besarlo.

Rezando que no esté en ningún piso, ya vamos por el 2 y nadie ha llamado. No siento alivio, tengo estrés, estoy angustiado y mi cabeza no para de dar vueltas. No creo que esté por acá, pero igual es como un ninja, puede salir en cualquier momento y será mi fin.

¡Vamos, vamos! ¡Que llegue a sótano rápido, por favor! ¡Quiero salvarme y ser libre!

Llegamos al sótano y no hay nadie. Phill me da una gorra y unos lentes oscuros para que nadie me reconozca. Ingresamos a mi auto y aceleramos rápidamente hasta salir del colegio. Ahora siento un alivio tremendo, pero mañana me toca enfrentar nuevamente la desgracia. ¿Para qué me pega si se supone que me quiere? Es algo sobrenatural e inhumano. No comprendo por qué desata su amor pegándome.

—Menos mal que no fue el ojo porque tu madre se pondría furiosa. Ya los pretextos se están acabando.

—Al menos la nariz se me recupera.

Llegamos a mi casa y mi familia entera está cenando. Mi madre me mira furiosa, seguro el director la llamó de nuevo para decirle que falté a clases.

—¿Por qué faltaste a Matemáticas, Cristopher?

En ninguna parte estoy a salvo: en el colegio me linchan por querer besarme, en mi casa mi mamá me regaña todo el tiempo y ya no tengo en donde quedarme.

—Me tropecé y me caí, entonces estuve en el baño y casualmente estaba cerrado.

—Sí, fue horrible —dice Phill exagerando el tono de su voz como si fuera terrorífico. A él no le hacen nada. Está a salvo de todo.

—¡A tú habitación sin comer!

—Gracias por el pan de hoy, al menos tengo algo en el estómago. Ya es la cuarta vez que me deja sin comida. No sé qué pensará al respecto cuando se enteré que todo esto es demasiado homosexual. Ya quisiera irme lejos.

Nos disponemos a ver televisión para pasar el rato y así olvidarnos que existe el mundo. Phill y yo hemos sido amigos desde los cinco años, siempre juntos con los problemas y apoyándonos mutuamente.

Alguien toca la puerta y Phill abre. Es Stefany, mi novia.

—¿Es cierto que besaste a William Patrick?

—¡No, corazoncito! Lo juro —le digo hablándole con calma.

—Más te vale. No quiero sorpresas, Cristopher Graham. Nos vemos en el concierto de esta noche. Si no vas, terminamos.

Me da un beso y se retira. Tantos problemas que debo lidiar que no me alcanza para respirar. Esto cada vez es peor.

—Siempre dice que quiere terminar contigo si no la acompañas y al final ella te busca. Hermano, arrasas con la humanidad, déjame alguna chica, por favor. Deberías decirle que William te acosa todo el tiempo.

—Stefany por más popularidad que tenga dudo que lo haga. Ella ama a William porque es de su misma clase.

Stefany y yo hemos estado juntos casi toda la secundaria completa, apenas la vi me enamoré por completo. Es muy dulce, gruñona, amigable y demasiado perfecta para estar conmigo.

Macho pecho peluo © (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora