Capítulo 27

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Capítulo 27

Boxear con Scott no es fácil. No quiero hacerle daño y tampoco me da placer irle golpeando en todo su cuerpo y pues se me hace difícil. Él me pone un saco de boxeo y la cara del idiota enemigo que tengo ahora, me causa tanta molestia que lo tumbo enseguida.

—No te de pena golpearme, hazlo. Piensa cuando me odiabas a muerte.

Los recuerdos para mí son como algo pasajero, puede que me invada en un momento, pero después se me olvida y ya estoy de nuevo contento. Somatizo los problemas con llanto e ira, me enfermo y pues así se que estoy mal. Quizás como me dice Phill que no estuve enamorado de ella, o no conozco el amor.

Phill siempre me ha dicho que he vivido muchas cosas y todas las he superado con éxito, por eso a veces toma decisiones no tan apresuradas porque teme que le pase lo mismo. Puedo decir con toda la ley, que Phill es mil veces más fuertes y valiente que yo en millones de años, porque nada más con el problema de sus padres, el divorcio, el estrés ya es demasiado para un ser humano. Yo solo he sido su único amigo porque desde que lo conozco supe entenderlo de inmediato pese a que yo no tenía inconvenientes fuertes y no ha sido capaz de llevársela bien con más nadie por el mismo tema de sus padres. Quizás con Britt no lo demuestra de frente a ella, pero yo sé que algunas veces siente el impulso de abandonarla e irse lejos para no ser lastimado.

Me da pena con él porque sé que no es fácil. Tiene que lidiar con su consciencia, permitir que sea feliz y dejarle un espacio en el corazón a la felicidad.

Descansamos un rato. Necesito aire, esto de pelear no es fácil. Siento que mis piernas ya no aguantan más y me duele muchísimo mis brazos. En medio del descanso, recibo la llamada de Phill, está un poco nervioso y habla entrecortado.

—Dile a tu amigo que, si no viene rápido, vas a ser el puré de mi cena.

Tiro el celular en el piso y salgo corriendo como loco. Scott está atrás de mí y me detiene a mitad del camino.

—No puedes manejar si estás enojado. ¿Qué sucede?

—Mi enemigo golpeará a Phill si no llegó a tiempo.

Scott toma el volante y voy de copiloto. La sangre me hierve, se meten con alguien que aprecio y se las verán conmigo. Phill siempre ha sido un protector para mí en casos de emergencia durante cualquier circunstancia y yo debo estar allí con él si se mete en problemas. Está vez soy yo quien lo va a defender. Si le llega a pasar algo, juro que me moriré, no podré vivir sin mi mejor amigo, simplemente no puedo. Él es todo lo que tengo aquí y siempre ha sido así aparte de mi familia.

—Yo me encargaré de él, tú quédate aquí, Cris.

—¡No! ¡Quédate aquí! Yo me encargo.

—¡No seas testarudo, Cris!

—¡Te quedas aquí y punto!

Scott no me refuta y se queda en el auto mientras yo voy corriendo hacia el apartamento. La adrenalina es buena en estos casos, no estoy pensando ni nada, solo voy a actuar ciegamente y si algo me pasa, no me importará. Tumbo la puerta y veo que el idiota golpea a mi amigo en la cara fuertemente. No sé cómo agarro fuerzas y lo alejo de mi amigo. Lo comienzo a golpear por todas partes sin medir fuerza, sus amigos tratan de hacerlo, pero no pueden.

Scott aparece y los aleja de allí. Phill está inconsciente, no responde ante mis gritos y temo por su vida. No sé qué le abra hecho a mi amigo, solo deseo que no llegue a más.

—¡PHILL! ¡RESPÓNDEME! ¡POR FAVOR, RESPONDEME!

Tiene sangre en el costado de la boca del estómago. No sé mucho de primeros auxilios y comienzo a gritar para ver si reacciona.

—Al hospital, ahora mismo.

Scott carga a Phill como si fuera una pluma y salimos corriendo hacia donde está estacionado el auto. La universidad está convulsionando, todos se preguntan qué ha sucedido y parece que las cosas se tornaran oscuras de ahora en adelante.

—¡RESISTE, RESISTE!

Scott maneja tan rápido que en menos de quince minutos estamos en emergencias. A mi amigo lo llevan hacia el primer piso con camilla y vamos atrás de él.

—Quédense aquí. Haremos lo posible.

Comienzo a llorar, soy muy sensible en esto. En eso me parezco a los protagonistas de las novelas románticas que leo, le producen llanto en lo que sea. Scott me abraza para calmarme y no puedo.

—Deberías llamar a sus padres, Cris.

—No creo que vengan.

—¿Por qué no?

—Es una larga historia.

—Hablando del enemigo...

William se aproxima hacia donde estamos con cara de pocos amigos.

—¿Estás bien, mariposita? ¿Y Phill?

—No lo sabemos.

—Ese chico...

—Jamás me dejaste inconsciente cuando me golpeabas.

—Jure a mí mismo no hacerte más daño.

Scott no parece estar muy cómodo, pero no opina sobre la conversación de Will y yo. Ha sido paciente y muy tolerante para no golpearlo de nuevo, quizás como accedí a salir con él está más tranquilo.

El doctor me hace una seña y voy hasta allá. Me explica que está sintiéndose mucho mejor y ha reaccionado a la electricidad. En cualquier momento se despertará y podré verlo.

—La próxima vez que le digas mariposita a Cristopher serás hombre muerto —dice Scott en tono bajo cuando me acerco hacia ellos.

Macho pecho peluo © (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora