Capítulo 22

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Capítulo 22

Mientras ellos se golpean, yo estoy comiendo palomitas de maíz, dulce, hablando con los padres de Scott y cantando en karaoke.

—Cantas muy bien —me felicita su mamá—. ¿Te quedarás a cenar? No deberías irte, porque ya es tarde.

Viendo la hora es súper tarde y obviamente no voy a poder irme al apartamento al menos que Will me lleve cuando se vaya.

—William, cariño —lo llama la madre de Scott—. Quédate también. Hay suficiente dormitorio para todos.

¿Qué? Esta mierda se prendió. Esto es desastroso. Dos personas que me aman juntas y en la noche, esto será el caos. Tengo que armar un plan en el que me quede despierto toda la noche e irme a las seis de la mañana como sea. Llamo a Phill y me dice que está con Britt, vienen también hacia acá.

—Debes ayudarme como sea —le digo en voz baja.

—No seas dramático. A tÍ te encanta que los dos te mimen.

—¿QUÉ CARAJO HICISTE CON MI MEJOR AMIGO?

Todos se me quedan viendo pensando que estoy loco de la cabeza. Finjo demencia y le cuelgo la llamada. Me voy hacia el área de la piscina a pensar. Necesito aprender a nadar, esa piscina me provoca demasiado.

—Juguemos pues. Quien gane, se queda con Cris.

—Hecho.

¿Jugar qué? ¿Quedarse conmigo? ¿Qué es esto? ¡Maldición!

—Estoy de acuerdo. Mi esposo y yo seremos los jueces.

La gente cree que soy un juguete de peluche que se maneja fácil.

—Nosotros estamos de acuerdo también —dice Phill y Britt al mismo tiempo.

—Yo me opongo. Esto es ridículo.

—Será divertido. Al que entretenernos en algo y es perfecto.

¡Demonios! Esto es estúpido. No quiero quedarme con ninguno.

El primer juego es ganar en Xbox 360, peleando entre ellos. Yo creo que soy el único hombre al que no le gusta jugar video juegos, prefiero leer o ver televisión. Es una pérdida de tiempo.

—Yo voy a Will —comenta Britt—. Mi hermano está derrotado.

—Yo le voy a Scott —dice Phill.

—Yo también le voy a Will.

¡Tierra necesito que me tragues ahora mismo y me envíes a otro planeta! ¡Esto no me gusta!

—Toma, Cris. Bebe. Sabe rico.

Pues como todo el mundo está su cuestión yo voy a tomar hasta morir, aunque no debería porque quien sabe que me pueda suceder después y termine como aquella vez en mi dormitorio.

Me quedo pensativo en si bebo o no. Tengo una moneda y si sale sello no bebo y si sale cara bebo. Mala leche la mía que sale la puta cara y ahora tengo que rezar que no me pase nada. Me siento en el mueble y comienza el conteo.

—GANE, IDIOTA.

—HICISTE TRAMPA.

Y en ese problema están los dos. ¡Que infantiles!

—Cris, recuerda que no puedes beber mucho.

— ¡DEJAME EN PAZ!

—No seas infantil tú.

—No tengo nada que hacer.

—No tomes, Cris. No quiero que te pase lo de la otra vez, y yo también debo estar consciente. Que nos hayamos emborrachado en ese momento, no se puede repetir.

—No me pasará nada.

—Cris, hazme caso.

— ¿Cuál es el problema?

—Eso dices tú.

—No seas estúpido.

—Solo te protejo.

— ¿Qué quieres que haga? Que vea a esos dos idiotas peleando por mí. ¿Te parece divertido?

—No seas gruñón, Cris.

—Si fueran chicas, sería divertido.

—Como sea. No discutiré contigo.

—Nunca me ves, Phill y ahora quieres preocuparte por mí.

—Eres mi hermano, mi mejor amigo y claro que me preocupo por ti. Yo también puedo salir y tener una vida lejos de ti —dice con firmeza y quitándome la botella—. ¡No tomarás hoy y punto!

Odio cuando me regaña y siempre le hago caso. Me vuelvo a sentar enfadado y mirando hacia el suelo, en unos minutos me trae un vaso lleno de refresco y unos snacks. Se sienta a mi lado y me vigila para que no haga nada malo.

Me voy otra vez hacia la piscina para tomar aire fresco. Nadie me persigue. Todo el mundo anda con la ridiculez esa.

—A veces quisiera saber cómo hace Phill para que me obedezcas —comenta Scott al cabo de un rato—. Nunca habíamos tenido tanta gente en esta casa.

—Qué fácil es para ti comprar casa, es lo mismo que comprar ropa interior.

—Era de mis abuelos. Cuando comencé a viajar a temprana edad me dejaban quedarme aquí, me gusta más el hogar que un hotel.

—Yo prefiero la suite de un hotel.

— ¿En serio?

—Si. No me gustan las casas.

—Ya lo pensaré la próxima vez.

—No te precipites.

—Eres difícil, Cris.

— ¿Por qué lo dices?

—No es fácil complacerte.

Me deja con la duda y viene el otro a molestarme también. ¿Uno no puede vivir en paz? Quiero estar sólo e interrumpen mi felicidad. Es como un mal. Desearía ser feo, gordo, obeso, que nadie se fije en mí. Ser invisible será lo máximo.

—Ni entres en la piscina.

—No lo pienso hacer.

—Así me gusta.

— ¿Qué demonios haces aquí?

—Quería tener una excusa para verte. No soporto estar con mi familia.

—Pero te encanta molestarme.

—Eres la única persona que me pone feliz.

Cuando William se pone melancólico me dan ganas de meterle su golpe y dejarlo paralitico por un mes entero para que no me siga jodiendo más.

Macho pecho peluo © (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora