Capítulo 30

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Capítulo 30

—Cristopher, necesito que vayas a un restaurante del aeropuerto porque deje mi billetera allí y necesito que la busques, por favor.

Mi madre siempre hace lo mismo. Me da las llaves del auto y salgo hacia allá, pongo música a todo volumen.

"Y trae algo rico para comer" —me escribe por texto. Aprovecho de contestarle antes que el semáforo cambie de color.

"Si jodes" —le respondo con un insulto.

"Cállate y respeta a tu madre" —¡Uy!

Conduzco hasta el bendito aeropuerto y hay muchísima gente, prensa, gente loca y aficionada a quién sabe que artista. Abro paso entre la multitud y voy directo hacia el restaurante. Es tan desesperante tener que gritarles a las mujeres porque pareciera que estuvieran hipnotizadas por rayos solares.

—A mi madre se le quedo su billetera. Por favor necesito que me la devuelvan —hablo pausadamente y ninguna voltea a verme. Me siento un completo idiota.

— ¡SE VEN BELLISIMOS JUNTOS! —comenta una de ellas exaltada de la emoción—. Y VOLVIERON A ESTAR JUNTOS. ¿NO ES HERMOSO?

¿Quiénes se ven hermosos juntos? Esta gente es loca.

—Necesito la billetera de mi madre, por favor. Aquí están los datos.

—Deja el fastidio, chico.

— ¡NECESITO LA BILLETERA DE MI MADRE! —grito tan fuerte que la emoción se apaga. Se acerca un tipo que mide como 2 metros y medio, le habla seductoramente a la mujer y ella asiente como si fuera un robot. En menos de un segundo tiene la billetera de mi madre y me la entrega.

Le doy las gracias a la persona.

—Todo amigo de mi novio, es mi amigo.

— ¿Ah? ¿Amigo?

—Si. Está allá. Me ha hablado maravillas de ti.

Al ver quien es la persona, mi corazón se encoge a tal punto que no puedo respirar por unos segundos. Así que el idiota ha decidido regresar y con novio. Lo peor de todo es que es Krist Evans, la persona que me ha enseñado a bloquear y a dar pases largos.

―Genial. Gracias, señor Evans. Usted es increíble ―él sonríe y me regala una camisa firmada por él. Se va hacia donde está Scott.

Ni siquiera salimos, solo nos besamos como tres veces y fue mucho. Es cuando me doy cuenta que el amor duele, te aferras a él y sufres. Es como si estuvieras viviendo una de las peores pesadillas. Nuevamente mi deseo se ha hecho realidad y no puedo apagar ese sueño, tengo que dejarlo ser y yo poder tranquilizarme un poco.

Al volver a casa me siento extraño, confuso y no tengo ni una pizca de humor. Me siento en el sofá a pensar, creer que todo es una terrible pesadilla. Me quedo en mi habitación pensando en mil cosas y sin poder creer como es que Scott tenga novio y no me había dicho.

—No sabía que te habías mudado.

— ¿Qué haces aquí?

— ¡Por Dios, Cris!

—No fastidies.

—Ven, quiero mostrarte algo.

—No quiero, Scott. ¡Vete!

—Ya sé. Soy un estorbo para mí y sé que te presiono demasiado con todo, pero no puedo dejar de pensar en ti.

—Tu labia no funciona conmigo.

— ¿Qué hice esta vez?

—Me engañaste todo este tiempo. Primero me dices que te gusto, segundo que, si podía ser tu pareja, accedí a salir contigo porque siento algo muy fuerte por ti, que no puedo vivir sin ti y te vas para una gira de tu equipo o no sé qué. Después voy a buscar la maldita billetera de mi madre y una persona me ayuda y entonces dice que es tu novio y me dolió mucho. Ahora vienes y me dices todo eso. Hace que me confunde más.

Él se queda serio y después empieza a reírse a carcajadas. Vuelvo a recostarme en la cama.

—Por eso es que me gustas demasiado.

—Claro, como digas.

Macho pecho peluo © (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora