Capítulo 5

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Capítulo 5

Escuela de nuevo y con este sueño de muerte que tengo no me provoca hacer nada, solo quiero dormir y ser feliz en mi cama caliente, pero nadie me manda a ver partidos hasta las cuatro de la madrugada. Desvelado y con sueño duermo hasta las seis de la mañana.

Me visto rápidamente sin importar como este, sinceramente me sabe a mierda todo. Al llegar al colegio todo el mundo omite mi presencia y me encanta que sea así.

Las clases están normales y todo parece indicar que el día de hoy voy a sobrevivir. Lo único que sé que no voy a tardar nada en dormirme, ya que los bostezos son constantes. En la cafetería pido un moccacino fuerte y sándwiches con doble queso.

—William viene hacia acá —dice Phill.

Tengo el rostro demacrado y él me observa como estoy.

—Te vistas como te vistas, te voy a seguir queriendo, mariposita. ¡Nos vemos en la práctica!

Eso es lo peor de todo. Estamos juntos en el equipo oficial de fútbol y lo fastidioso del caso es que debemos estar en los entrenamientos y en las duchas. Es cansón que siempre que me este duchando, entonces toma su toalla y me pega muy fuerte en mis nalgas.

Sin entusiasmo vamos a la última clase de Defensa Personal. Odio esto también. El profesor es rudo y da unos golpes espantosos.

—Necesitarás clases extras, señor Graham.

—Yo le puedo dar unas clases privadas, señor. No le cobraría nada —comenta William y los demás se empiezan a reír como si fuera un chiste.

Receso de nuevo. Salgo de primero junto con Phill y vamos hacia las gradas para respirar aire fresco.

—Supongo que el entrenador desea saber a qué universidad vamos y con qué equipo estaremos.

—Si.

—¿Estás bien?

—Puede ser.

Britt viene hacia nosotros con una vestimenta demasiado deportiva para mi gusto. Siempre anda con una falda.

—Hoy hay fiesta en mi casa. Me encantaría que vinieran los dos.

—Estoy castigado, Britt. Lo siento —le digo seriamente.

Mi madre me ha castigado por la amonestación del auto y me lo ha suspendido. Así que no tengo derecho a realizar nada divertido y no salir hacia ninguna parte.

—¿En serio? Prometo que Scott no te molestará más.

—No es por eso ―le respondo con un largo bostezo―. Phill si puede ir, su padre lo deja.

Phill asiente emocionado y a la vez me mira triste. Es preferible que se divierta, lo necesita. Y si le gusta Britt es su oportunidad.

—A las 8 te paso buscando. ¡Adiós!

Odio mi vida. Es tan injusta. No puedo creer que siempre siga mis instintos estúpidos.

—Mariposita, ¿estás triste porque no te he besado?

—¡Déjame en paz, quieres! —le grito por primera vez—. ¡Me largo!

William no me persigue, seguramente sabe que estoy molesto. Ni siquiera asisto a la convocatoria que hace el entrenador. Si quiere hablar conmigo en privado, que lo haga, pero no hoy.

Al llegar a mi casa todo sudado, veo que mis padres están cocinando muy contentos. Me acuesto en mi cama y empiezo a gritar fuertemente. Todo es injusto. No puedo ir a clases en paz porque me acosan todo el tiempo, en mi casa me ignoran y ya no tengo novia.

Del berrinche que estoy armando, mi madre se acerca y se acuesta a mi lado. Supongo que debe preguntarse qué diablos me sucede y por qué estoy actuando así.

—Cristopher, sé que te regaño mucho y sé qué haces un esfuerzo por salir adelante, pero no puedes estar evadiendo las cosas. Tienes que enfrentarlas por ti mismo o sino terminarás como tu tío Carl y eso no lo deseo. ¿Estás bien? Supe que terminaste con Stefany.

—Hay un chico en la puerta de la casa. Te busca, Cris —interrumpe mi padre—. Me parece conocido, pero no recuerdo de dónde es.

¡Papá, eres el mejor! Gracias por salvarme de esta, pienso detenidamente.

Frunzo el ceño y niego con la cabeza, eso significa que no me interesa hablar con alguien. Si es William que se vaya a lavar ese culo y me deje en paz. Ya tengo suficiente con verlo todos los días.

—Le diré que suba hacia acá —dice mi padre.

—Te traigo la comida hasta acá y no pongas esa cara, la vida sigue, no te compliques tanto ―Mi mamá anima a todo el mundo con sus postres.

Ellos salen de mi habitación dejándola abierta y yo me quedo esperando quién será el que me visita. Detesto que lo hagan sin avisarme sea quién sea.

—Cristopher —esa voz gruesa me eriza la piel y me levanto de un salto. Scott está parado en la puerta de mi habitación con una chaqueta de cuero y una bolsa con dos envases de plástico.

—No estoy de humor. Te perdono, sí, pero déjame en paz.

—No vine a fastidiarte. Solo necesitaba verte con urgencia —dice Scott—. Y están pasando el partido. Podríamos verlo juntos.

¡Qué fastidio! Tiene una tremenda casa, seguramente un televisor del tamaño de mi habitación y quiere venir hacia acá a ver un partido conmigo para que seamos amigos. ¿Qué le sucede al amigo?

—Mi casa es aburrida —comenta—. La tuya debe ser divertida.

Muy divertida No lo sabe porque no vive aquí y no ha escuchado los regaños horribles de mi madre y lo intensas que son mis hermanas - pienso con sarcasmo.

—¿Cuántos son en tu familia?

—Cinco personas, soy el hermano mayor.

—Es raro que estés siendo amable conmigo.

—No lo hago, solo que tus preguntas no me gustan y prefiero responder que quedarme callado porque sé que vas a insistir y me da flojera oírte.

Mi madre aparece con dos platos repletos de pasta con salsa roja, dos vasos de jugo y dos platos pequeños con su tarta de chocolate especial. Sonríe y se retira dejando la puerta cerrada.

Me pongo cómodo en mi cama y me dispongo a comer. Scott me mira sorprendido de mi forma de hacerlo, pero no me critica.

—Te ves tierno comiendo, pareces un niñito.

Me señala la camisa y está manchada de rojo. Eso no me causa nada de gracia y lo miro molesto.

—¿Qué? ¿Vas a decirme que no tengo modales?

—No.

Idiota.

Así uno no puede comer si el tipo te mira cada dos segundos. Odio que me vean comiendo como siempre lo hago, por eso es que me gusta comer en mi cuarto sin que nadie me fastidie.

Macho pecho peluo © (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora