Capítulo 14
¡Adiós, mundo cruel y devastado! ¡Me largo de esta mierda! ¡Soy intensamente feliz! Ya no tendré chicos que me estén acosando, ni queriéndome besar. Tengo tanta emoción que estoy haciendo el desayuno a toda mi familia y a Phill. Ellos se quedan impresionados como si de la noche a la mañana fuera otra persona. En realidad, sigo siendo el mismo, solo que tengo tantas ganas de salir de este país que no me cabe la felicidad en mi interior y debo expresárselo a todos.
Suena el timbre y yo abro la puerta. Es nada más y nada menos que mi peor pesadilla o mejor dicho una de mis pesadillas.
—¿Qué quieres ahora? —le pregunto y él se me queda mirando. Saca un obsequio y al verlo me disgusta tanto que no me provoca. ¿Por qué Scott habrá hecho un pastel de aspecto horrible y con una crema arriba que pareciera que estuviese reseca? —Gracias —digo amablemente para que todos crean que estoy feliz por esa cosa.
—Muchísimo éxito, Cristopher —me dice sorprendido por mi amabilidad—. No soy el mejor cocinero del mundo, pero lo hice para ti.
Si fuera mujer, diría algo así: ¡Awwww que bello! Pero como soy hombre y no me gustan los chicos, además que ese aspecto es horrible y su frase de que lo hizo con el corazón es demasiado común así que tengo que inventarme un nuevo método para que sepa que la aborrezco pero que suene lindo.
—No importa. Igual se aprecia el detalle —sí, eso me sonó demasiado común pero ya que. No lo volveré a ver.
Sonríe y se retira con el auto que me gusta. Es algo extraño que Scott no me guste, pero si su auto. Yo me casaría con ese carro, es demasiado hermoso y tan atractivo.
A la media hora que ya estamos hartos de la comida, suena el timbre. Seguramente es el taxista. Le digo a mamá que abra pues voy a buscar mi maleta y ver donde pongo el pastel. Aunque debe saber horrible, quiero comérmelo porque me provoca de algún modo. Ella asiente y voy escaleras arriba.
Antes de meter el pastel en un envase, pico un pedazo con la mano. Al sentir el sabor me deleita tanto que me provoca comérmelo todo. El aspecto es espantoso, pero la textura y el chocolate son lo máximo. Jamás había probado un pastel que me gustara tanto. Me siento en mi cama a comérmelo sin que nadie me esté viendo ni pidiendo.
¡Dios! ¡Está demasiado bueno! ¡Quiero más pastel!
Phill aparece y me ve todo lleno de chocolate por la cara y se empieza a reír. Dice que William está afuera con algo para mí. ¡Pero qué estrés! Yo solo quiero seguir comiendo dulce y ya. Es mi último medio día que me queda para ser feliz.
—Tienes que probar esto, está delicioso —le doy un pedazo y también opina lo mismo que yo.
—Cocina bien.
—Admito que sí. Esto está demasiado excelente. Ya regreso, esto será más rápido que el otro.
Bajo las escaleras de nuevo y veo a William en la esquina de mi casa mirando las fotos que están allí colocadas. Al ver que me acerco, sonríe. Es tan idiota que su sonrisa me causa malhumor.
—Ten —me entrega un pastel de balón de fútbol americano.
¿Es que se pusieron de acuerdo? ¿Así se despide la gente? ¿Más o menos? Es extraño.
—Gracias, muy amable de tu parte.
Él sonríe y pone cara de felicidad. Me abraza y se va.
Okey. Esto es raro. Vuelvo a subir a mi habitación con el pastel y Phill se sorprende al verme.
—Explícame si le dijiste a los dos que me gustan los pasteles.
—No le dije a nadie.
—No te creo.
—Apostemos.
—Soy malo para eso. Siempre termino perdiendo.
—Si niegan que yo no les dije nada del pastel, tendrás que besarlos a los dos y si es verdad que yo les dije, te debo un pastel. Y si no los besas, entonces ambos pasteles son míos.
—Hecho.
Nos damos la mano. Phill llama a Britt y le pasa a Scott quien está cerca de ella. Mi mejor amigo le pregunta a Scott si sabía que me gustaban los pasteles y él lo niega. ¡Maldición!
Llamar a William para preguntarle eso es como si fuera una explosión de emociones juntas.
—Eso lo sé desde preescolar.
¡Maldición! ¡Estoy muerto!
Primero pasamos por casa de Will y después a la casa de Scott antes de irnos. Esto cada vez se me complica más. No apostaré jamás en la vida, es un fraude y engaño.
El taxista nos viene a buscar y ya estamos listos. Le decimos que nos paremos un momento en aquella casa de aspecto lujoso. Me bajo y mis piernas tiemblan. Esto se sale de control. No soy capaz de decirle: bésame. Es tan horrible.
Toco el timbre dos veces y me abre su madre, pregunto por su hijo y lo llama. Will está en pijama y no formal cuando fue a mi casa. La señora se va y le pido que cierre la puerta. La vergüenza me está consumiendo. Esto es repulsivo.
Lo jalo de la camisa y rezo que nadie me esté grabando ni viendo. Lo empiezo a besar y él no se detiene. Cuando terminamos, él sonríe.
—¡Mariposita! —es lo único que dice.
—Adiós, William.
El taxista se me queda viendo como si le diera asco. No le digo nada e intento no verlo tampoco. Es humillante. Phill está gozando conmigo. Llegamos a la casa de Scott y más nervios me da. Lo he rechazado tantas veces que debo cumplir con el trato o mi amigo se come mi pastel. ¡Todo por mi pastel! ¡Maldición! ¡Estoy siendo como un obeso! ¿Qué demonios me pasa?
Toco el timbre dos veces y me abre Britt. Le digo que necesito ver a Scott lo antes posible. Ella sale corriendo y arrastra a Scott hasta la puerta.
Esto tiene que ser más rápido y eficaz. Siento que me voy a morir pronto. Es como si me estuvieran preparando para mi tumba. Ojalá y nadie esté grabando o haré el ridículo en público.
Lo miro a los ojos y hago lo mismo que hice con Will: jalarle la camisa. Al besarlo, no sé qué siento, es raro, dulce y frío. Me causa repugnancia. Al separarme, él se ríe y no me dice nada.
Cuando voy hacia el taxi para verle la cara a mi mejor amigo, está muerto de la risa el traidor ese.
—¿Por qué lo hiciste hoy? —me pregunta Scott—. Dime la verdad.
—Adiós, Scott.
—Dime en serio.
—Me provoco y ya. ¿Feliz?
—Claro.
¡Dios mío! Tendré demasiadas pesadillas con esto. Será horrible.
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Macho pecho peluo © (BORRADOR)
Teen FictionUn verdadero hombre que le gustan los hombres Es un verdadero macho pecho peluo Todos los derechos reservados © No se permite plagio ni adaptaciones