Capítulo 24

14 1 0
                                    

Capítulo 24

—Eso es normal.

—No es normal para mí. Me da vergüenza. Si duermo en casa ajena entonces pasa, mientras este en mi cama no pasa nada.

—Eres gracioso, Cris.

—Es la verdad. Ríete si quieres.

—Te ves lindo cuando tienes miedo.

—No es una broma.

— ¿Cómo haces?

—Pues duermo con alguien o duermo en el sofá.

—Duerme conmigo. Tú en mi cama y yo en un sleeping.

Demonios. No quiero que mi corazón se ponga loco de nuevo. En estos momentos es que necesito una botella de un alcohol fuerte que me borre la memoria y desaparecer por un segundo de este maldito mundo.

—NO.

—Cris, prometo no hacerte nada. En serio.

—Me rehúso a estar contigo.

Me jala hacia su cuarto, me da un pijama suyo que me queda súper grande y después la cambia por otra que si es de mi talla.

—Me pregunto cuántos hombres han dormido contigo.

—Ninguno.

—No eres inocente.

—No lo soy. Esta casa era de mis abuelos y no dejaban entrar a más nadie, salvo mi familia y yo.

—Interesante. ¿Esa es tu labia?

— ¿Estás celoso?

—No. Solo que no te creo, porque esta ropa es pequeña.

—Me la regalan y debo aceptarla. Tengo de todas las tallas.

Al ver su enorme armario, me asombro de ver la cantidad de ropa que hay. Tiene más que yo y Phill juntos. Tiene para donar, regalar, colocar una prenda diferente cada día e incluso cada hora.

Soy el primero en acostarme mirando hacia la ventana. La ventisca esta fuerte, pero yo no siento frío ni calor, estoy a una temperatura normal.

—Buenas noches, Cris. ¡Descansa!

—Igual.

Quedo profundamente dormido, soñando cosas raras. De repente me levanto y veo a Scott en el balcón hablando por teléfono. Veo la hora y son las cuatro de la mañana. Seguramente es uno de sus novios. Intento recuperar el sueño y ahora me es imposible. No tengo mi libro aquí y me genera molestia.

Su cuarto es demasiado grande, tiene un baño con ducha y además un jacuzzi.

—Lo siento.

—No somos nada, Scott. No tienes por qué sentirte mal.

—Eso es lo que tú piensas.

Le doy la espalda y me acuesto a dormir enseguida, así sea fingir que estoy durmiendo. Escucho su carcajada de cerca. Siento que todo mi corazón se va a salir inmediatamente.

**

Scott me invita otra vez a su casa a la siguiente semana. Tengo tantos exámenes que soy incapaz de tener una hora libre, doy esa excusa y me dice que puede ayudarme e incluso darme pistas de las posibles respuestas. A veces siento que lo hace a propósito. Esto es demasiado. Ya rechacé la invitación de Will, porque no puedo suspender la visita de mis abuelos el fin de semana.

Tengo clases, exámenes, visita de los abuelos, lavar mi ropa, ordenar el apartamento y de paso la estúpida gripe.

En la biblioteca busco material para comenzar a investigar de un trabajo informe sobre casos más brutales en todo el país sobre homicidios. Consigo un libro muy bueno y me dispongo rápidamente a escribir. No llevo ni la cuarta parte y estoy cansado.

—Yo lo hago por ti. Solo acepta, por favor —insiste William—. Anda, mariposita por favor. Dime que sí, dime que sí.

—Ya que insistes tanto.

Le da el material a un tipo delgado y nos retiramos de la biblioteca. En el camino hacia quien sabe dónde, me siento normal. Ya quiero que esto termine de una buena vez y pueda ser libre de nuevo. Estaciona en el centro comercial, de lejos veo a Scott con una chica rubia.

¿Qué está haciendo con esa chica?

Macho pecho peluo © (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora