Capítulo 6

27 3 0
                                    

Capítulo 6

Lo molestoso de mancharse con salsa, es que debes cambiarte de ropa. Inmediatamente voy lavarla porque si no lo hago, viene mamá y me asesina.

Busco una camisa más fresca y un short, tengo calor y no sé por qué, se supone que aún no está el verano, pero lo siento tan cercano. Scott se me queda viendo con la boca abierta y sonríe. He olvidado por completo que está allí todavía por desgracia.

—¿Te desnudas al frente de todo el mundo? —me pregunta.

—Sí, ¿algún problema con eso? —le respondo en tono desafiante.

—Para nada —hace una sonrisa pícara y se acerca hacia donde estoy.

Mi cuerpo se pone rígido, mi temblor comienza a hacer presencia en mis manos y piernas. Verlo de cerca me pone más nervioso que nunca. ¿Por qué estoy así? No lo sé, pero siento que soy una gelatina viviente.

—Deberías quitarte la ropa de nuevo —me sugiere y como no sé qué responder. Me quedo paralizado y mirándolo de cerca.

Me tumba hacia la cama con su fuerza y rezo que mamá no entre porque si no estaré esparciendo mi cuerpo en todo el continente de la paliza que me dará tan horrible.

Quita mi camisa y la lanza al suelo. Estoy muy nervioso y no dejo de temblar. Siento que mi boca se pone más tensa que nunca.

—No me hagas daño —digo en tono bajo. Él se ríe y me quita el pantalón.

—Nunca —contesta sonriendo de nuevo como si se estuviera divirtiendo.

Se acerca más hacia mí y tira el pantalón al suelo, cae al lado de mi camisa. Mirando a Scott es demasiado grueso, tiene manos grandes, piernas largas y musculosas.

—Esto lo dejaremos para después, quiero que sea especial y que no te sientas incómodo —me suelta la mano de su rostro y coloca las suyas en mi cara—. Eres muy deseable.

Intento levantarme, pero me detiene, recoge mi ropa y la pone en mi cama. Seguido de eso, sale de mi habitación con la ropa manchada de salsa y regresa a los minutos con un plato lleno de postres. Seguramente mi madre está practicando lo que aprendió en un curso de pastelería y está muy emocionada. Nunca la he visto así, ya que siempre anda amargada.

—Quédate tranquilo. Quiero vestirte —dice y me quedo helado sin saber que decir—. Confía en mí, no te haré daño.

—Puedo vestirme solo —le digo teniendo confianza en mí y no perder la cordura.

—Cristopher, escucha. No me malentiendas, es solo que no puedo resistirme a ti.

¡Demonios! ¡Mi héroe es gay! ¡Qué demonios! ¿Por qué soy hermoso? ¿Por qué no puedo ser horrible, gordo, feo, con acné en la cara, vestirme como indigente? ¡Maldición! Eso me molesta demasiado. Hay millones de hombres en el mundo entero que quisieran estar con ellos y me escogen a mí que soy heterosexual.

—¿Qué harás mañana? —me pregunta.

—No es tu problema.

—Es en serio mi pregunta.

—Y mi respuesta también lo es. Escucha, no me gustan los chicos. Lamento que pensarás diferente, pero es la verdad.

Es primera vez que me atrevo a defenderme sin que mi mejor amigo lo haga por mí y es un pequeño avance para la sociedad.

—¡Ay, Cris! En serio eres demasiado deseable.

Comemos postre en silencio.

—Mañana tengo práctica me gustaría que vinieras conmigo.

¿Qué este tipo no entiende que no deseo ir a ninguna parte con él? Es decir, no me interesa.

—No puedo, tengo clases. Puedes invitar a otro —con eso puede que me deje en paz.

—Es en la tarde.

—No, gracias. Tengo cosas que hacer en la graduación y debo preparar mis maletas porque me largo de aquí.

Scott no comenta nada. Prende el televisor y están pasando el juego.

—¡Noquéalo! ¡Siiii!

Él se me queda viendo y sonríe. Eso me pone nervioso.

Macho pecho peluo © (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora