Capitulo 1

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Audrey

Deja el pasado en el olvido. Fue el último pensamiento que tuve antes de marcharme de casa hace 6 años, buscando una salida a una horrible pesadilla y tragedia que me había arrebatado el corazón.

Una tragedia que mi misma madre me había provocado.

Ahora, me encontraba parada frente al ataúd de ella, verla tan relajada es algo nuevo para mí, no ha salido ninguna lágrima de mis ojos, solo me he quedado viendo el cadáver sin poder creer que haya muerto en aquel accidente de auto por culpa de un conductor ebrio. No es que sienta alegría, me duele, pero a la vez no; mi madre y yo no tuvimos una muy buena relación estos últimos años ni tampoco un cierre a a nuestro conflicto.

Iba a dirigirme al baño cuando siento que alguien me jala del brazo:

—¿A donde vas? —Preguntó Gael, mi esposo.

—Solo voy al baño, no tardo.

—No vas sola.

—Gael, es la casa de mi madre. ¿A donde más iría? —Respondí disimuladamente para no llamar la atención quitando su mano de mi brazo a la vez.

Habían varias personas en la casa y montar otro acto aquí sería desamiaso incómodo.

—No importa, dije que no vas.

—Déjala ir —le interrumpió mi hermano, Ian—. Livette también quiere ir al baño.

Mi sobrina de 4 años me tomó de la mano y nos dirigimos hacia el baño que está hasta el fondo del pasillo, aunque sin necesidad de voltear a ver atrás sé que Gael no está muy contento. Está muy enojado ya que tendremos que apresurarnos si no queremos llegar tarde a un evento muy importante de su trabajo, el gran imperio de modas Índigo. Gael es el jefe del departamento de contaduría de allí.

—¿Te duele mucho? —Me preguntó Liv con un tono triste y de preocupación.

—¿Doler qué? —La miré confundida.

—Ahí, tienes rojo —apuntó a mis muñecas.

Mi cara se puso blanca, para tener 4 años era muy observadora. Lo que menos quiero es que se le ocurra decirle algo a Ian así que para tranquilizarla le respondí:

—Ah, no, lo que pasa es que me lastimé con la liga del cabello.

Sé que no me creyó, a Livette nunca le ha agradado mi marido. Aunque mi hermano sabe que Gael y yo tenemos un matrimonio algo difícil, no podría contarle más allá de lo que ve, no quiero ser un problema más que deba cargar.

Le di un beso en la frente y regresamos a la sala de estar con el resto de los acompañantes del funeral, ni alcancé a llevar a Liv con Ian cuando ya Gael me empezó a llevar a empujones afuera al auto para llegar a casa a alistarnos para su evento.

El camino estuvo lleno de quejas por parte de él sobre cuánto habíamos tardado en el funeral. En ningún momento dije nada, vagaba por mi mente el hecho de que desde mis profundos deseos, mi yo de dieciséis años esperaba no volver a ver a Margaret Harper, mi madre. En efecto se cumplió.

Ya en casa, mientras me estaba poniendo un vestido rojo de escote abierto al enfrente, tirantes delgados, pegado al cuerpo y con una abertura en la pierna; Gael se me acerca por detrás poniendo en frente de mi vista una cadena dorada con un diamante pequeño, algo elegante pero que conserva esa sencillez.

—Para la joya de mi vida —me susurró al oído mientras me lo pone.

—Que dulce de tu parte Gael —le dediqué una sonrisa.

—¿Qué ocurre cariño?

—Es que...quería preguntarte...si podrías considerar de nuevo la posibilidad de que yo-

Alba: Una Luz de Amor (Libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora