Capítulo 38

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Audrey

Min mor —sostenía la prueba de embarazo sin quitarle la mirada al "Positivo"—. ¿Embarazada?

Yo seguía petrificada sentada en la orilla de la cama tratando de calmar todo nerviosismo en mí, Ayla ya llevaba unos segundos en silencio analizando la prueba. Decidí hacérmela en su cuarto de hotel para evitar que mi hermano o Livette lo vieran, hasta ahora solo lo sabe ella.

Le quitó la mirada y observó cómo yo miraba a la nada, abrazándome a mi misma queriendo contener un ataque de ansiedad. No, esto no podía estar pasando. El miedo intenso de que el pasado podría volver a ocurrir me trastornó toda la noche, ni siquiera pude dormir bien.

—¿Audrey? —Tomó asiento a mi lado—. ¿Celebramos o lloramos?

—No sé —musité, sentía mis labios temblar—. No es que no lo quiera pero...tengo mucho miedo.

Ella no esperó ningún segundo para abrazarme, no preguntó el porqué de mi miedo, se conformó con la poca información que tenía.

—Vas a ser mamá —aclaró como si quisiera que procesáramos ese dato. Tomó mi rostro entre sus manos para mirarme a los ojos. Negué con lagrimas en los ojos por el nerviosismo—. Sí, serás mamá Audrey —dio un chillido pequeño de felicidad que me contagió y sonreí— y tendrá mucho amor. Ambos estarán bien, es normal tener miedo.

Tomé respiros profundos, al principio quería reprocharle al cielo por el hecho de que en las dos veces que estuve con Eiden, me embaracé en ambas. Vaya suerte la mía, pero después cayó como agua helada en mi mente que ahora tendría que decírselo. Mi alejamiento hacia él me provocaba tantos vacíos en el pecho durante los días y cada recuerdo se volvía una lanza con la punta dulce, como un recordatorio de lo mucho que me hacía falta.

¿Cómo se lo digo a Eiden?

Dios, quería darme de golpes en la pared con mi frente. Después de pensarlo un rato decidí darme tiempo para procesarlo, ir a una clínica a hacerme el análisis de sangre para corroborarlo y luego ver cómo se lo decía a Eiden. Me debatía en si ir al hospital Harrison, aunque existía una gran posibilidad de que William se enterara, me aferraba al derecho de la confidencialidad del paciente. No podía arriesgarme a ir a otro lugar y que la información se filtrara a la prensa, ya he tenido suficiente con eso.

Al día siguiente fui al hospital Harrison para pedir la prueba de sangre, Ayla me acompañó y me esperó mientras me tomaban la prueba. Los resultados me los darían en unos días por lo cual ella aprovechó para despistar mi mente. Fui su guía turística esos días despues del trabajo y acompañante de compras, a ella le resultó encantadora la ciudad, pero como todo arcoíris, tiene su fin. Un día antes de que me entregaran mis resultados ella se marchó de regreso a Noruega dejándome con el corazón encogido, había sido un gran apoyo y de nuevo me quedaba sin mi sol.

Esa noche no pude dormir, sabía que saldría positiva la prueba pero mi miedo ansiaba que no fuera así.

¿Y si no sería capaz de protegerlo?

¿Y si algo salía mal?

Todo posible escenario terrible llegaba a mis sueños cada noche, noches de soledad donde solo quería unos brazos específicos que me acurrucaran.

Después de dormir un poco llegó el amanecer de un jueves, había pedido permiso en el trabajo para llegar tarde. Ian no había sospechado nada por lo cual fue fácil salir de ahí diciendo que iba al trabajo. Aunque normalmente Dylan pasaba por mí para ir a Índigo, le había dicho que Ian lo haría esta vez. Cruzaba los dedos para que no se diera cuenta de mi mentira. A él nunca se le pasa nada.

Alba: Una Luz de Amor (Libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora