Alba: Una Luz de Amor (Libro #1)

Capítulo 44

Eiden

Desperté, me alisté como cualquier día normal y besé a la única mujer que he amado como si fuera la última vez. Le llamé a Dylan para que fuera el primero en saber la noticia de mi firma con Etérea, su compañía me ha hecho falta desde sus constantes viajes a Washington para reencontrarse con antiguos colegas. En poco tiempo mi secretaria anunció su llegada, acabé mi vaso de agua antes de decirle que lo dejara pasar.

Desde el divorcio de nuestros padres, él ya no ha estado por aquí, Teresa aún lo odia por lo que tiene con Lia. Esa mujer no se harta, ayer de nuevo mi hermana y ella discutieron el tema, lo cual solo llegó a que mi madre la amenazara con echarla de casa.

En cuanto Dylan entró, lo recibí con la mejor actitud que pude para evitar que notara algo antes de que yo sacara el tema. Pregunté sobre su viaje a Washington y vi la nostalgia que le causaba ir, jamás entenderé la pasión que le tuvo a su antigua dedicación pero sé que ahora tenía planes respecto a aquello. Habló sobre cómo ha estado William desde la firma del divorcio, aunque hemos intentado verlo seguidamente Teresa ha tratado de mantenernos ocupados lo más posible.

-¿Qué sucede? -Me preguntó un momento después.

-¿De qué hablas?

-Sabes que se me hace fácil notar cuando tratas de ocultarme algo. Aparte, estás más serio de lo usual -decía la verdad, incluso antes lo era pero desde que Audrey volvió a mi vida, ella ha iluminado cada día.

Sabía que no podía retrasarlo más, había pensado detenidamente cada paso y detalle a realizar. Ya había arreglado unos asuntos con ayuda de Alex, ahora faltaba confrontarlo con Dylan pero por primera vez tuve miedo de perder a mi mejor amigo, a mi hermano.

Abrí un cajón de mi escritorio, saqué el papel y lo puse sobre el escritorio para que lo leyera.

-Acepté liarnos con Etérea.

Su expresión fría y seria como de costumbre cambió a una confundida por mis palabras. Frunció el ceño como gesto de sorpresa y tomó el papel, con rapidez lo repasó y regresó la vista a mí mientras lo dejaba caer con fuerza al escritorio.

-¿Qué hiciste? -Preguntó con sentencia.

-Lo mejor que pude hacer. No tuve de otra.

-¿No tuviste de otra? Te dije que ya estaba teniendo conversaciones sobre Etérea con mis colegas en Washington. Tú quedaste en darme tiempo. ¿Cómo se te ocurrió firmar con ellos? -El enojo era evidente en él.

-Esto ya no se trata solo de Índigo, se trata sobre todos nosotros y nuestra seguridad. Van 2 atentados. ¿Qué querías que hiciera?

Frederick me había dejado claro que él no debía enterarse de la amenaza con la que me hicieron firmar el papel pero sobre todo convencerlo de dejar Etérea en paz. Por nada en el mundo lo arriesgaría a él también, incluso si eso significa alejarlo.

-Nos arrastraste a relacionarnos con esa gente.

-Técnicamente no.

-¿Técnicamente? -Aunque se resistía, estaba furioso conmigo-. Habla ya -elevó la voz.

-La familia Harrison no está incluida en el acuerdo, por lo cual no tienen derecho a entrar a las instalaciones o a entrometerse en sus asuntos. Mira, sé que esto es malo pero -me interrumpió.

-Malo queda corto ante esto Eiden -se puso de pie-. Me estas diciendo que Lia estará ahí adentro y no podré estar con ella para cuidarla. Sé que ella puede sola pero no me fio de ellos.

-No estará en peligro, Dylan.

-Cualquiera que tenga relación con Etérea lo corre.

No pude contradecirlo, no tuve argumentos para defenderme porque todo lo que decía tenía razón. Lo vi con mis propios ojos y es por ello que hice lo que tuve que hacer. Desearía que fuera diferente pero ni las estrellas que tanto admira Audrey me pueden ayudar ahora.