Capítulo 26

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Audrey

El suave aroma de un café helado me relajó de la tensión que traía desde mi encuentro con Teresa Windsor, y que decir de su sabor, no podría cambiar ninguna bebida con café por otra. Estaba en una refinada cafetería que se encontraba en el piso más alto de uno de los edificios más espectaculares y altos de toda la ciudad. Sus paredes prácticamente eran ventanas que daban vista perfecta a los demás edificios altos y por supuesto, una vista espectacular de todo Nueva York.

William Harrison para nada era como Teresa, de eso me había comentado Lia en la universidad, un padrastro que se encargó de criar a unos niños como los suyos y jamás los ha abandonado ni doblegado ante sus sueños. Alguien quien solo es una alma gentil que brinda su mano para ayudar, y eso empezaba yo a confirmar.

-El café gourmet de aquí es excepcional. -Expresó William mientras le daba un sorbo a su taza.- Es por eso que vengo muy a menudo. Siempre he dicho que no hay mejor bebida que beber por las mañanas que un americano. ¿O no Dylan?

Él desvió su mirada de la malteada de fresa que estaba bebiendo hacia su padre, desafortunadamente aquí los bubble teas no estaban en el menú.

-Existen mejores. -Su respuesta le provocó risa al doctor.

-Pues al menos no soy el único que lo piensa. -Me señaló con la cabeza.- ¿O estoy equivocado?

-Concuerdo con usted señor Harrison. -Respondí con una sonrisa, su personalidad siempre hace que me sienta tranquila y contenta. Incluso a veces se me olvidaba que fue él quien curó mis heridas alguna vez y que solo era un buen viejo amigo.

-Puedes decirme William si gustas. -Asentí ante su sugerencia. Después su sonrisa se fue apagando.- Quiero ofrecerte de nuevo una disculpa, Teresa puede parecer una mujer muy dura, pero tiene nobleza en el corazón. No quiero que tomes enserio sus comentarios hirientes y quieras abandonarnos, veo que mis hijos te consideran alguien muy cercana a ellos.

-Descuide señor -Me corrijo- William, entiendo que tampoco sea fácil para su esposa aceptarme y me siento terrible por no poder aclararle lo sucedido hace años. Mi madre. . .cometió actos terribles.

-¿Y donde está ella? -Preguntó.

-Murió no hace mucho. -Ambos varones se miraron el uno al otro y después fijaron su mirada en mí, sentía su lástima y no me era indiferente.

-¿Y tu padre?

-Él falleció cuando mi madre estaba embarazada de mí, solo Ian tiene vagos recuerdos de él. Antes me daban muchas ganas de refugiarme en su tumba pero nunca pude.

-¿Por qué no pudiste? -William parecía consternado por lo que les había contado.

-Sus cenizas fueron regadas en una playa de San Francisco, allá vivían entonces pero después mi madre decidió mudarse aquí a Nueva York para comenzar de nuevo. Al pasar los años a veces la escuchaba lamentarse muchas cosas que no entendía bien.

Y sí, por las noches mi hermano y yo la escuchábamos llorar en su habitación, no era un simple llanto de tristeza, si no de dolor, de esos que te matan y consumen desde adentro silenciosamente. Ahí era cuando veíamos un lado más humanista de ella, ya que por el día solo era una madre seria y dura.

-Nunca supe qué lamentaba, pero. . .hoy en día no sabría si creérmelo, sentía mucho odio hacia ella cuando mi bebé murió. -Apreté los labios y agaché la mirada para que no vieran mi vista cristalizada.- Después me sentí muy culpable porque una hija no debería sentirse así hacia su madre, así que solo me fui de casa pero terminé metiéndome en otra tormenta. He cometido varios errores.

El silencio se hizo presente, tanto que se podían escuchar las demás conversaciones de clientes en otras mesas. Incluso un mesero se acercó a preguntar si gustábamos de algo más pero William con solo levantar dos dedos y negando con la cabeza dio el mensaje haciendo que el mesero se marchara.

Alba: Una Luz de Amor (Libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora