Capítulo 20: Tortugas

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Narra Sophie Marthen:

Conseguir que Kai, el mejor amigo de la ojiverde me dijese dónde podría encontrarla fue una de las cosas que más trabajo me costó en la vida.

Su lado de mejor amigo protector salió a relucir, y tuve que insistir bastante hasta conseguir saber qué se encontraba en una zona concreta de la playa en la que solía trabajar la reserva natural.

Llegué al lugar donde se suponía que estaría, y la distinguí hablando con una chica morena que parecía estar dándole indicaciones sobre algo. A medida me aproximaba hacia ellas, pude distinguir la cara de seriedad y la mirada fría que tenía la pelinegra, no sabía cómo la otra chica conseguía hablar con normalidad ante la intimídate mirada de la más alta.

Sin embargo, en cuanto la morena se fue, Audrey se acercó a una de las tortugas bebés que caminaba hacia la orilla con una mirada de ternura, y parecía estar susurrándole cosas dulcemente como si por ello fuese a conseguir llegar antes al agua.

No pude evitar derretirme ante aquella escena, esa chica que hablaba a las tortugas era realmente ella, pero la que tenía mirada penetrante y no se dejaba intimidar también formaba parte de una de las cosas de la pelinegra que más me gustaba.

- Parece que ya conseguiste que la pequeña entrara al mar.- Hablé tras ella para hacerme notar, mientras hacia una referencia a la tortuga.

Ella dirigió su vista a mi con asombro, no esperaba verme allí, y tras unos momentos de incertidumbre pude ver cómo recobraba su compostura segura de sí misma.

- ¿Cómo me has encontrado?- Preguntó, mientras se agachaba a quitar una concha de la arena para que no interrumpiera la trayectoria de otra tortuga bebé que trataba de llegar al mar. Miraba con preocupación al cielo, esperando que no se acercase ninguna gaviota.

- Kai me dijo donde estabas. - Ella abrió sus ojos en una clara confusión, ambas sabíamos que no era fruto de la devoción del chico.

- Espera, ¿puedes echarles un vistazo un segundo?- Preguntó quitándose la camiseta ancha color azul de la reserva que llevaba.- Hay un trozo de plástico de almacenar las botellas, no quiero que ninguna se pueda quedar atrapada en él.- Explicó, antes de meterse corriendo en el agua a sacarlo.

Hice lo que me dijo, pero no pude evitar despistarme unos segundos para contemplar una de las escenas más hermosas que podía haber disfrutado en mi vida. Se abría paso entre las olas con su cabello largo completamente empapado, la parte de arriba de su bikini color negro contrastaba con el color de su piel, la cuál era recorrida por pequeñas gotas de agua salda que se deslizaban por su cuerpo.

- No sabía que también trabajabas en la reserva. - Dije cuándo se acercó, quitándome su camiseta de las manos y utilizándola para secar sus ojos con ella.

- Y no lo hago, solo vengo a echar una mano cuando me necesitan. - Informó.- ¿Qué necesitas? Realmente quiero estar concentrada en mi tarea.

- Por supuesto, podemos hablar cuando termines.- Me dolió ver la indiferencia en su rostro, extrañé esos momentos en los que ella me miraba con la misma ternura con la que lo hacía con las tortugas.

- Oh, veo que tenemos una ayudante más.- Habló una mujer mayor que llevaba el pelo recogido en una cola.

- En realidad, ella no...- Comenzó a hablar la ojiverde.

- Si.- La interrumpí.- ¿cómo puedo ayudar?

- Audrey y tú os encargaréis de limpiar cosas que veáis de la zona de la tercera cala hasta la siguiente.- Nos ordenó, vi la cara de fastidio en la chica que estaba a mi lado todavía en bikini.

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