M. P. C. S

Capítulo 10.7

Apreté mi boca y lo empujé.

—Lo intentaré. Incluso si no funciona, como prometió Jeong Jihyeok, libérame después de un año. Entonces aceptaré tu oferta.

—¿Te quedarás conmigo?

—Te ayudaré a recuperarte de tu enfermedad, así que respeta mi vida y no interfieras.

—... no me gusta.

—Esta es mi condición. No más ataduras.

—...

Jeong Jihyeok no contestó. Con los ojos entrecerrados y los labios ligeramente sobresalientes, se parecía a Hosu.

—...no voy a interferir. Quédate a mi lado.

—... no soy tú esclavo, Jeong Jihyeok. Tampoco soy una cosa. No pretendas ser mi amo.

—Entonces, ¿serás el amo?

Me palmeé la oreja. Parece que mi oído se dañó después de recibir demasiada feromona de Jeong Jihyeok.

—¿Qué dijiste?

—Tú serás el amo.

No lo escuché mal. Ahora realmente estaba preocupado por la salud de Jeong Jihyeok.

—Llamaré al médico.

—No es necesario.

Jeong Jihyeok se me acercó a la cintura. Era demasiado pesado y no podía moverme.

—No necesito que seas mi esclavo.

—Seré tu mascota.

—¿Qué?

—Entonces seré tu mascota.

—¿Sabes de lo que estás hablando?

—¿Dices que no quieres ser mi compañero y tampoco quieres ser mi manager? ¿Cómo vas a ayudarme entonces? ¿Estás diciendo que te mantendrás a distancia y solo me darás de tu feromona cuando la necesite? Odio eso. Si no quieres tomarme como tu compañero, tómame como tu mascota. ¡Está bien no ser tratado como una persona, solo déjame quedarme contigo!

No tenía nada más que decirle porque sus putas palabras eran muy desesperadas.

Cuando cerré la boca, la mano de Jeong Jihyeok se acercó a mi pecho.

—Puedes pagarme de la misma manera. Entonces el corazón muerto podría volver a la vida, ¿verdad?

Aparté su mano.

—No importa. ¿No te lo dije? No tengo ningún sentimiento. No quiero vengarme de ti y dominarte.

Traté de no quejarme en absoluto, pero no pude. También es cierto que la tristeza y la amargura se mezclaron con el resentimiento y el odio.

Pero vomité todas mis emociones ese día. Todo lo que dije fue que me mató por dentro.

Ya sea porque vomité mi corazón roto, porque escuché la disculpa de Jeong Jihyeok, porque sabía que había sufrido lo suficiente como para enfermarse, o por su simpatía por el pasado, al menos ya no era odioso.

Después de unos años, como desenterrando un recuerdo, me preguntaba si podría ser capaz de hacer una broma tan a la ligera como lo hice con Otaek. Pero Jeong Jihyeok ni siquiera quería darme ese tiempo. Y había un yo que odiaba a Jeong Jihyeok pero quería entenderlo.

—¿Quién va ser dominado? Te dije que me hicieras tu mascota.

—¿No es eso lo que es?

—Min Seojun, estás diciendo algo malo. En estos días, las mascotas son familia.