M. P. C. S

Capítulo 11.5

¿Qué le dijo Yi Gyujin? ¿Jeong Jihyeok fue criticado por su mejor amigo? ¿Se lo dijo a Hosu?

Estaba a punto de preguntar qué le dijo, pero Jeong Jihyeok golpeó la ventana del coche. Bajé la ventana.

—Debemos tomar el vuelo...

—Está bien. Espera un minuto.

Volví a subir la ventana y miré a Hosu. Cuando vi su pequeño cuerpo temblando de miedo, salí de mi confusión y volví a mis sentidos.

Solo tengo que comprobar las partes que dijo Yi Gyujin. Era el momento de apaciguar al asustado Hosu.

—Hosu, tu papá, realmente le gusta mucho papá Jihyeok...

La puerta del auto se abrió antes de que pudiera terminar de hablar. Vaya...

—¿Realmente?

—¿Realmente?

Jeong Jihyeok y Hosu preguntaron al mismo tiempo en ambos lados.

—...Sí. Realmente.

Miré a Hosu y asentí.

—¿Podemos vivir los tres juntos? Papá, ¿eso está bien?

—Por supuesto.

Esta vez, Jeong Jihyeok respondió primero. Puso su mano suavemente sobre mi hombro y juntó su rostro.

—Sí...

También asentí. Mientras movía su rostro, su cabello rozaba mis mejillas. Hosu ​​sonrió brillantemente y se echó a llorar.

—¡Papá, no te vayas! ¡no te vayas!

Hosu nunca había llorado así, ni siquiera cuando era un bebé. Incluso cuando le dije que Jeong Jihyeok era su padre.

Esto es lo que Hosu en verdad quería decir. Hosu quería vivir conmigo y Jeong Jihyeok.

El asunto de hoy no fue hecho enteramente por la voluntad de Hosu. No había manera de que Hyeonho lo obligara.

Yi Gyujin. Esa persona le lavó el cerebro y manipuló a Hosu. Reprimí mi ira y le di unas palmaditas en la espalda a Hosu.

* * *

Hosu ​​lloró justo antes de subir al avión, pero se durmió nada más llegar a la isla Jeju, aparentemente exhausto.

Fuimos a la villa de Jeong Jihyeok.

Era mucho más grande que las villas de Gangneung. Después de abrir el portón y entrara el coche por un largo camino, apareció una casa estilo hanok con vista al mar.

Jeong Jihyeok cargó en sus brazos al durmiente Hosu y entró en la habitación. Él ha mejorado mucho en comparación en la época en la que consideraba a Hosu como una herramienta para mantenerme con él. Acostó a Hosu en la cama y rápidamente lo cubrí con una manta.

Cuando vi sus pestañas largas y húmedas, sentí el corazón de Hosu, que se vio obligado a sonreír como si estuviera feliz, y las lágrimas brotaron de mis ojos.

—Hosu ha soportado.

—Sí...

Juré todo el camino hasta aquí no mostrar una mirada dura o pelear frente a Hosu. No podría hacer eso incluso si estuviera durmiendo.

Salimos tranquilamente de la habitación y nos dirigimos a la terraza con vista al mar. Se prepararon dos sillas para adultos y una silla para niños, como le había dicho al cuidador con anticipación.

Me instó a que me sentara primero, luego se acercó tan pronto como me senté. Hablé con decisión, evitando su mano.

—No me malinterpretes. Tenía la intención de apaciguar a Hosu.