0: 6 meses

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El sonido del horno me hizo saltar de la silla. Ya estaba listo el pastel de calabaza.

Agarre mis manoplas y lo saqué del horno con cuidado de no quemarme. Qué bien olía... A Minjeong le iba a encantar. Hoy hacía seis meses que empezamos a salir y, aunque siempre fui una persona de odiar los aniversarios y esto ni siquiera había alcanzado el año, me apetecía verla sonreír al enseñarle su tarta favorita.

—Huele genial... Esta noche no se puede quejar si decido poner Shin Chan —comenté en voz alta sacando el teléfono.

Marqué su número mientras terminaba de preparar la tarta en el plato.

"Este número no se encuentra disponible en estos momentos"

—Uhmm... Qué raro.

No hablaba con Minjeong desde anoche, terminamos de hablar por teléfono a las 2 de la madrugada. No se cómo me convenció para quedarme hasta tan tarde al teléfono y más teniendo universidad al día siguiente.

Volví a marcar y seguía sin dar línea, aquello me preocupó. Terminé de desmoldar la tarta y me vestí, fui directa a casa de Minjeong como habíamos quedado ayer, pero cuando me bajé del coche y vi las ventanas de su piso cerradas fue algo que me extrañó.

Fruncí el ceño y me bajé del coche.

La entrada del portal de su edificio estaba abierta, subí directa por las escaleras hasta llegar a la puerta de su casa. Llamé un par de veces y nada, llamé de nuevo y no se escuchaba ni mú.

Probablemente se fue a comprar y la muy idiota no me dijo que me cancelaba los planes, se las va a cargar cuando venga.

Entonces su vecina, una señora mayor que vivía frente a ella, me miró confusa al verme ahí parada.

—¿Buscas a Minjeong?

—Sí, pero no me abre, supongo que no está.

—Oh cielo, no creo que esté... La vi esta mañana con un par de maletas.

—¿Cómo? —la miré confusa.

—Sí... Cerró todo, me entregó las llaves para que se las diera al casero y se marchó... Cariño, pensaba que ya lo sabías... —me miró con pena.

No puede ser. No tiene ningún sentido. ¿Ella no me haría eso...? Ella no se marcharía sin avisar.

—Pero... No entiendo, no tiene sentido... No puede haberse ido... Hoy hacíamos seis meses juntas —mis ojos estaban cubiertos de lágrimas.

Ella me agarró de las manos con protección.

—¿Has probado llamarla?

—Claro que sí, me marca como no disponible.

—Oh.... No sé cielo, ¿no conoces a nadie de su familia? ¿A alguien a quién contactar?

Una lágrima rodó por mi rostro.

Ahí me di cuenta de que no. De que no conocía a absolutamente nadie de su entorno, que lo unico que sabía es que sus padres murieron y nada más, que me había enamorado de alguien que desconocía por completo y que ahora...

Ya no estaba.

Tragué saliva pesadamente, no quería ponerme en lo peor pero ser positiva nunca fue mi fuerte. Noté mis manos empezar a temblar.

—Tome, quédeselo, es de calabaza —se lo di a la mujer rápidamente.

—Oh, gracias cielo pero no es necesario...

No escuché nada más porque ya había bajado las escaleras del edificio con rapidez. Agarré el teléfono de nuevo y marqué su numero.

No disponible.

—¡Joder Minjeong!

Su trabajo. Sí, la cafetería donde estaba trabajando. Marqué el número del local y esperé la llamada.

—Cafetería Jam's, ¿en que puedo ayudarle?

—Ryujin soy Karina.

—¡Oh! Hola Karina, ¿qué necesitas?

—¿Está Minjeong?

—No, ¿no te has enterado?

Tragué saliva.

—¿De qué?

—Ya no trabaja aquí, esta mañana renunció. Pensaba que te lo había dicho.

¿Era esto una broma pesada?

—A mi nadie me cuenta nada al parecer —exclamé al borde de las lágrimas.

—¿Estas bien...?

—Me tengo que ir.

Colgué el teléfono y mis lágrimas empezaron a bajar con rapidez por mi rostro. Mi corazón latía con fuerza, no sabía que hacer, dónde acudir. Ella realmente desapareció...

En ese momento fue cuando sentí el significado de que te rompan el corazón.

once again | winrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora