Winter

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—Cinco años atrás—

—Buenos días Winter, ¿cómo amaneciste?

Aquella mujer de traje me miraba mientras tomaba nota de cada palabra que salía por mi boca. Me sentía como un mono de feria. ¿Cómo ibas a transmitirme confianza si ni siquiera me llamabas por mi nombre real?

—Bien, supongo.

—¿Has tenido pesadillas hoy?

Negué.

—No, hoy no.

—Me alegro —anotó algo. Maldita sea, ¿qué escribes ahí?—. Podemos hablar de tu familia. ¿Estas cómoda con eso?

—Yo ya no tengo familia —contesté.

—Que ya no esté no significa que haya dejado de ser tu familia. Yo quiero ayudarte.

—En primer lugar no sé por qué Jonghun me ha traído aquí. Me quiero ir a casa.

—Te ha traído aquí porque llevas semanas sin salir. Apenas rindes en los ensayos, en el último concierto casi te desmayas por no haber comido, Winter.

—¿Y? ¿Qué importa eso?

—Te podría haber sucedido algo malo.

—Ojalá, seguro que habría sido más feliz con mis padres.

Noté como la mujer daba un vistazo a la puerta y negaba con la cabeza. Yo ya no aguantaba más este circo, este mundo en el que me habían metido a presión.

—Tenemos que encontrar una solución a todo esto cuanto antes —finalizó.

Mi sueño siempre fue ser artista, de hecho fui trainee y mejoré poco a poco, fui escalando puestos y lugares. En Corea comenzaban a adorarme... Pero entonces mis padres tuvieron ese accidente de coche y todo cambió. Mis padres eran mi colchón al que agarrarme, eran los que me apoyaban, los que me daban la fuerza suficiente para salir adelante, y de pronto ya no estaban... Y me encuentro sola en medio de toda esta locura.

Jonghun, el director de la empresa SM Entertainment, pasó a ser mi tutor legal en el momento que mis padres fallecieron y se dieron cuenta de que no tenía a ningún familiar más en mi entorno. En ese mismo instante pasé a ser un títere a su antojo, y lo que pensaba que sería un sueño acabó siendo una pesadilla.

Pasé de entrenar tres veces por semana a entrenar todos los días durante 12 horas diarias, pasé de comer una dieta saludable a alimentarme de dos manzanas al día, pasé de cuidarme mental y físicamente a no querer ni mirarme a un espejo, a pensar cosas que jamás imaginé que pasarían por mi cabeza. La presión con la que vivía cada segundo del día no era normal y yo era consciente, pero qué iba a hacer. No tenía a nadie más.

Seguía viva, mi corazón latía, pero en realidad no me sentía así. Cada día repetía el mismo proceso sin ganas de más, simplemente porque así era, así debía vivir. Continuar cada día a base de pastillas se convirtió en una rutina, comía lo justo y cantar ya no me hacía feliz. Ya todo había cambiado.

Hasta que llegó el día que toqué fondo. Ese mismo día mi psiquiatra habló con Jonghun y le obligó a tomar una decisión drástica de manera urgente.

—Winter —me dijo él entrando a la habitación.

—Hmm?

—Te vas de Corea un tiempo. Necesitas desconectar, pero más te vale volver de una pieza. Bastante dinero voy a perder ya.

Alcé la mirada y le observé confusa.

—¿Irme?

— ¿Es que no me has oido? —dijo irritado.

—¿Dónde? ¿Cuánto tiempo?

—Ocho meses, a Bristol. En Inglaterra.

—Pero... Eso esta muy lejos.

—No hay peros que valgan —dijo rotundo—. Haz la maleta, te vas mañana.

—Esta bien...

De qué servía quejarme, iba a ser inutil.

—Cuando estés allí tienes mi permiso para hacer lo que quieras, no me importa, solo quiero que sepas que más te vale volver como nueva. Si hago esto es porque quiero obtener resultados.

Me quedé callada unos segundos, él continuó.

—Otra cosa más, no quiero escándalos en telediarios con "Winter" en portada. Bastante nos ha costado encontrar un lugar alejado de los medios coreanos —resopló—, asi que más te vale que nadie se entere de quien eres. No quiero nada de parejas, y si tienes algo, procura cortarlo lo antes posible.

—¿Por qué tanto tiempo? —pregunté confusa.

—Porque te quiero activa de una maldita vez y Lilian —la psiquiatra— dice que es la única manera. Así que no hay más que hablar.

Tragué saliva al escuchar el portazo de la puerta. Ocho meses fuera de aquí, ocho meses en los que ya no era una persona pública, ocho meses en los que podía vivir mi vida como si empezara de cero... Por algún motivo de la vida aquello me llenó de una serotonina que no sabía que tenía.

Por fin, después de tanto tiempo, el gris pasó a tener una tonalidad de color, aunque solo fuera temporal.

***

Llegué al aeropuerto con las maletas. El guardia de seguridad me llevó hasta la terminal y me acompañaba Lilian.

—No es necesario que tomes las pastillas, vas a estar lo suficientemente desconectada en todo este tiempo.

—Esta bien...

—Tendremos sesiones una vez a la semana y si hay mejoría las iremos acortando. Me informarás de cómo vas avanzando y de qué manera rehaces tu vida —hizo una pausa y me acarició el brazo—. Sé quien quieras ser, Minjeong. Si quieres trabajar, hazlo. Si quieres conocer gente, hazlo. Desconecta. Pero siempre recuerda de dónde vienes, y que en algún momento tendrás que volver.

Asentí.

—Ah, una cosa más, al llegar te llevarán a tu apartamento. Esta en una zona alta, esta todo pagado así que cuídalo, por favor.

—Gracias, Lilian.

—Mereces desconectar Minjeong, más aún después de todo lo sucedido tras el accidente.

Agaché el rostro y asentí.

—¿No me reconocerán?

—No, no lo harán. Ya nos informamos antes de eso.

—Esta bien... —suspiré—. Me voy —dije mirando la pantalla del aeropuerto.

—Buen viaje, Minjeong.

Asentí y miré la puerta de embarque. Suspiré. Acababa de entrar a una aventura de la cual no estaba segura de qué iba a salir.

***

¿Y bien? 👀

once again | winrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora