1: Segunda primera vez

1K 153 40
                                    

Cuatro años después —

—Amor, ¿tienes tu mi cargador? —gritó Heeseung desde el salón de mi piso.

—Sí, perdona... Lo cogí anoche —reí nerviosamente—, aquí tienes —se lo dí acompañado de un beso en los labios.

Este era mi ultimo año de universidad cuya carrera había sido caótica. Primero los exámenes, suspenso tras suspenso, las asignaturas siendo peores aún, eso hacia que mis ganas de ir a clase disminuyeran constantemente y entrara en un bucle continuo. Luego... Ella. Han pasado años desde que se fue, han pasado años desde que me rompió el corazón como nadie lo hizo nunca. Me pasé meses llorando, no me apetecía salir de casa, perdí el apetito y con ello un par de kilos. Me afectó demasiado porque, aunque fueran solo 6 meses... Fue lo mas bonito que he tenido en la vida, y conforme llegó... Se fue.

Después retomé las clases de nuevo e hice nuevas amistades, las asignaturas empezaron a hacerse amenas otra vez y ahí fue cuando apareció Heeseung. Al principio éramos sólo amigos, de hecho sigue siendo mi mejor amigo, pero un día me confesó sus sentimientos y yo me volví una bola de emociones a punto de rebosar. Quise darle una oportunidad, se lo merecía y supongo que yo también lo necesitaba.

—¿Vienes conmigo al campus? —pregunté.

—He quedado con los chicos en el entrenamiento, tenemos la última prueba física y va el profesor con el entrenador.

Le miré sorprendida.

—Oh Hee, era hoy... Se me había olvidado —mierda Karina, ¿cómo se te olvidan estas cosas?—. ¿Quieres que te acompañe?

Él sonrió y me rodeó por la cintura.

—No pasa nada por no acordarte —me besó—, mientras no te olvides de nuestro aniversario me vale —sonrió.

Aquello me trajo un deja vu que no quise tener...

—No lo haría —sonreí.

—Nos vemos para comer, Ningning dijo que comiéramos juntos en Jam's.

—Genial porque me muero por probar de nuevo ese sándwich de queso cheddar... —hice cara de placer y él rió.

La televisión sonaba de fondo. Estaban dando un programa de televisión donde una niña hablaba sobre sus ídolos y enseñaba parte de sus colecciones.

—¿Quieres que te lleve? —preguntó él.

—No, de hecho tengo que coger yo el coche. Tengo que pasar por casa de mi madre luego.

—Vale —asintió—, pues nos vemos después —sonrió.

Le di un pequeño beso en los labios, agarró su mochila de deporte y salió de mi piso.

Suspiré. La situación era graciosa, aunque en realidad no tuviera ni una pizca de gracia. Me consideraba feliz, tenia a mis amigos, mi pareja, a una familia maravillosa... Pero me sentía vacía. ¿Cómo mierda se solucionaba eso?

Agarré el mando y le di un vistazo rapido a la tele. Aquella niña lloraba porque su ídolo le había dado firmado un autógrafo.

Ojalá mis preocupaciones fueran esas, llorarle a un famoso.

Apagué la televisión y suspiré. Agarré mi bolso, las llaves del coche y me puse rumbo a la universidad.

**

Caminaba por los pasillos, aun me costaba creer que en meses se habría terminado todo eso. La vida de adulta me asustaba aunque ya fuera una, realmente.  Hoy llevaba una chaqueta y encima un abrigo, en Bristol suele hacer frío en esta época del año, pero esta vez ha sido aun peor.

—¡Karina! —gritó Ningning alcanzándome.

—Dios, qué susto —dije poniendo la mano en el pecho.

—Perdona, se me olvidaba que eres una abuela asustadiza.

Rodé los ojos.

—¿Qué haces tú aquí? ¿No ibas directa al Jam's?

—¿Eso te dijo Heeseung? No se entera de nada el pobre —rodó los ojos.

—¡Oye!

—¿Qué? ¡Es verdad! Te mereces algo mejor, Rina —bromeó.

—Yaaaa, deja la broma.

—Le dije que te dijera que iba contigo a clase así íbamos juntas al Jam's, pero aquí el señor ha escuchado lo que ha querido.

—Habrá sido sin querer...

—Yeah... Sure —ironizó.

Ese día sólo teníamos dos clases, y aunque tenia que estar feliz por ello... Tenia una sensación extraña dentro y no entendía el qué.

Las tres horas de clase se pasaron amenas, el hecho de ir a clase para prestar atención solo y no para tomar apuntes cambia las cosas una barbaridad. Ni siquiera sé por qué insistía en asistir a clases cuando las notas ya estaban puestas y las vacaciones a la vuelta de la esquina.

Tras las clases nos fuimos directas al Jam's. Se suponía que al llegar debería estar Hee, Hyunjin, Yunjin, Giselle y Chaewon, pero para nuestra desgracia no había nadie aún.

—Vaya... Creo que somos las primeras —dijo Ningning confusa.

Nos sentamos en la mesa y llamamos al camarero para pedir las bebidas. Saqué mi teléfono, las 12:12 del medio día. Vaya, número capicúa.

Entonces fue en ese momento cuando las cosas pasaron mas rápido de lo que debían, que quizá era el destino o pura casualidad, o simplemente esa persona era no tenía corazón y ningún sentimiento de empatía en su interior, pero Ningning habló... y en ese momento escuché el silencio dentro de mí.

—Espera espera... ¿Esa de ahí es no es Minjeong?

Acelerón de pecho, nunca me había latido así de fuerte, me giré a mirar. Ahí estaba, en la barra. Ahora tenía el pelo corto, se había teñido de morena. Nos estaba mirando y cuando nuestros ojos se cruzaron ella esbozó una pequeña sonrisa, aparté mi vista de inmediato. Algo dentro de mí se removió y no en el buen sentido.

Esto no podía estar pasando.

¿Cómo te atreves a hacer que nada ha sucedido? ¿Cómo eres así de fría?

Han pasado 4 años. ¿Y qué? No tienes ningún derecho.

Noté mis oídos taponarse, un leve pitido llenar mis orejas como si de un canal de radio se tratase. Solo esperaba que esto fuera alguna clase de broma o una simplemente alucinación febril.

—¿Karina? ¿Estas bien? —me preguntó Ningning.

Sí, estoy bien, simplemente tengo ganas de vomitar.

—Karina...

Me levanté de la silla y Ningning me imitó preocupada, no dije nada, simplemente agarré mi bolso y salí del Jam's a una velocidad como nunca tuve antes.

¿Qué hacía ella aquí? ¿Por qué mierda me ha sonreido? ¿No te das cuenta de que te fuiste sin decir nada?

—¡Karina! —escuchaba a Ningning gritar tras de mí, pero no frené.

No quería verla a ella, y a Ningning tampoco, no quería enfrentar a nadie. Han pasado 4 años, quizá era yo la infantil, quizá era yo la que estaba reaccionando como una niña pequeña, quizá lo que Minjeong hizo no fue para tanto... Pero sea como sea no me importaba la respuesta de aquellas preguntas porque el dolor persistía igual, y tú no tienes ningún derecho de hacerme sentir como lo estas haciendo.

No tienes derecho a nada, Kim Minjeong.

once again | winrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora